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Pasta con sardinas, anchoas y ajo asado en sartén

Una receta tan sencilla como satisfactoria que se preparar en un tris, con el truco añadido de aprender a asar ajos sin tener que encender el horno y morirte de calor durante el verano.

Pasta y pescado, siempre juntos
Pasta y pescado, siempre juntosMÒNICA ESCUDERO

Que en El Comidista nos gusta la pasta con pescado es un secreto a voces: la hemos preparado con caballa y tomate seco, con mantequilla de sardinas y alcaparras o de anchoas -y tomates cherry-, además de con sardinillas e hinojo, entre muchas otras otras opciones (y lo que rondaré, morena). En la receta de hoy mezclaremos una conserva de sardinas con unas anchoas en salazón para conseguir elevar el sabor del plato hasta la estratosfera, y el punto tostado y dulce del ajo asado rematará la jugada.

“Pero cómo vamos a encender el horno con este calor solo para asar unos ajos, ¿estás loca?”, habrá pensado ya alguien, con bastante motivo. Pues no, porque la receta de hoy viene con truco extra para los que, como yo, pensáis que todo es mejor con ajo asado y no queréis renunciar a este ingrediente mágico cuando suben las temperaturas y apetece casi tanto encender el horno como pegarse un tiro en la rodilla.

Este salvavidas veraniego, que descubrí en un vídeo de la revista online Epicurious, nos permite “asar” ajo en una sartén, en cuestión de 15 minutos y sin tener que hacer nada más que remover de vez en cuando. Si buscáis que el ajo quede más tierno y meloso, como confitado, podéis bajar el fuego, alargar el tiempo unos cinco o 10 minutos más y tapar la sartén con una tapa que encaje. En ambos casos es muy aconsejable preparar mucho más ajo del que vayamos a usar en esta receta: podemos usarlo en aliños, platos de carne, estofados, arroces y -mi preparación favorita-, en una tostada con mantequilla, sal y pimienta.

Es muy importante que probéis la pasta antes de añadir sal: las sardinas y las anchoas aportan bastante y el impulso de salar antes de catar puede hacer que os carguéis el plato. Si usáis una sardinas en aceite de oliva virgen de buena calidad -las de Ortiz a la antigua son mi religión- y queréis que el plato tenga más sabor a pescado, podéis poner el aceite de la conserva en la pasta, o añadir un chorrito si creéis que todo puede ser demasiado agresivo.

Con las anchoas no hace falta que os pongáis muy estupendos: básicamente las vamos a usar como si fueran salsa Perrins o salsa de pescado, como una sal con un toque extra de profundidad. Pongo el limón como ingrediente opcional porque, inexplicablemente, tiene algunos detractores: si no es tu caso, eres de los míos y seguramente disfrutarás añadiendo, además, unas gotas de su zumo al plato.

Dificultad: Hay que encender dos fuegos y abrir una lata.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 360 g de pasta corta (o más si se tiene mucha hambre)
  • 160 g de sardinas en aceite de oliva (escurridas)
  • 8 filetes de anchoa
  • 12 dientes de ajo (o al gusto)
  • Ralladura de piel de limón al gusto (opcional)
  • Sal
  • Pimienta negra recién molida
  • 100 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Albahaca fresca

Instrucciones

1.
Separar los dientes de ajo de la cabeza y quitarles las pieles más de fuera, sin pelarlos. Ponerlos en una sartén a fuego medio y asarlos durante unos 15 minutos, dándoles unas vueltas cada dos o tres minutos para que no se quemen.
2.
Pelar los ajos, machacarlos y mezclarlos con el aceite (se se prefiere, se puede triturar).
3.
Hervir la pasta al dente en abundante agua salada, un minuto menos de lo que recomiende el fabricante. Reservar media taza del agua de la cocción, colar y devolver la pasta a la olla con el agua reservada, el aceite con ajo y las anchoas picadas. Dar vueltas durante medio minuto a fuego alegre.
4.
Apagar el fuego, añadir las sardinas desmenuzadas, una buena cantidad de pimienta negra y la albahaca. Probar y, si es necesario, rectificar de sal. Emplatar y rematar con ralladura de limón.

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