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Crema de romanescu y manzana con avellanas

El sabor suave del romanescu cocido al punto y el dulzor de la manzana se vienen arriba gracias a una mezcla de especias. Esta crema puede tomarse tanto caliente como fría.

Tan sencilla y tan buena
Tan sencilla y tan buenaMÒNICA ESCUDERO

Ya volvemos a estar en ese momento del año en el que tienes que salir de casa con más capas que un puerro, porque puedes vivir las cuatro estaciones del año en unas pocas horas. Del frío de la noche al calorazo del mediodía y tiro porque me toca, las sopas que puedes tomar tanto frías como calientes son tan prácticas para el entretiempo como esa cazadora que ya no te quitas hasta que te obligue el caloret.

Esta de romanescu y manzana funciona perfectamente de las dos maneras, aplicando un solo cambio en la receta: si la vas a tomar fría, añádele más caldo para que tenga una textura más ligera. Sale una buena cantidad, pero al no llevar ni patata ni una gran proporción de lácteos se congela perfectamente, así que vale la pena hacerla toda y tener reservas. Puedes cambiar esta col por brócoli o coliflor sin que el resultado cambie demasiado (excepto en el color).

Si quieres hacerla sin yogur o crema puedes ponerle un par de aguacates maduros: quedará igual de cremosa sin derivados de la leche. Si lo que te apetece es convertirla en un plato único, sírvete una ración generosa y añádele unos dados de salmón ahumado o jamón, además del ya clásico huevo mollet o escalfado: te chuparás los dedos.

Para aportarle más texturas -aunque la avellana sola ya le va de muerte- puedes poner más manzana cruda picada por encima. Sobre todo si la vas a tomar fría: el frescor y el crujiente de la fruta fresca le quedarán muy bien.

Dificultad: La de pillarle el punto al romanescu, para que pueda triturarse pero no esté recocido.

Ingredientes

Para 6-8 personas

  • Un romanescu mediano (unos 600 g)
  • 3 manzanas Royal Gala
  • Una cebolla
  • La parte blanca de un puerro
  • 1 l de caldo de verduras o pollo (o más si se quiere más ligera o se va a tomar fría)
  • Za’atar al gusto (yo puse dos cucharaditas)
  • 2 yogures griegos o 250 g de crème fraîche
  • 75 g de avellanas
  • Aceite de oliva suave
  • Sal
  • Pimienta

Instrucciones

1.
Pelar y picar el puerro y la cebolla y pocharlos en una olla con un chorrito de aceite. Cuando estén casi transparentes, añadir el romanescu en arbolitos y la manzana pelada y en dados. Subir el fuego a un poco más de medio y dorar durante unos 10 minutos, removiendo varias veces para que no se queme.
2.
Añadir el caldo y llevar a ebullición a fuego medio. Pasados siete minutos del arranque del hervor, ir a comprobar la textura del romanescu: si se puede aplastar con un tenedor, pero ofrece una cierta resistencia, ya está. Si no, dejarlo un poco más, comprobando cada minuto.
3.
Ya fuera del fuego, poner el za’atar y uno de los yogures o la mitad de la crème fraîche. Triturar hasta conseguir una crema fina y ajustar de sal y pimienta.
4.
Servir con la avellana picada, un poco del lácteo escogido y más pimienta.

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