_
_
_
_
_
INTERIORISMO

Catástrofe en la decoración: el drama de las cocinas feas

Azulejos espantosos. Mobiliarios deprimentes. Encimeras para llorar. Todo eso y más en nuestro especial ‘Cocinas feas’, en el que tres expertas juzgan crímenes contra el interiorismo y la humanidad en general.

Cenefa, encimera de granito y mueble color miel: una combinación letal
Cenefa, encimera de granito y mueble color miel: una combinación letalFORODECORACIÓN

Si alguna vez has alquilado o comprado un piso, seguramente te habrás enfrentado a una. Si no, quizá la de tus padres lo sea. Pequeñas o grandes, viejas o nuevas, caras o baratas, a todas las une la bajona estética que te da nada más poner el pie en ellas. Son las cocinas feas, esos espacios tan frecuentes tanto en España como en otras partes del mundo en los que no te apetece cocinar, sino más bien morir cuanto antes de inanición para dejar de sufrir.

Nuestro querido país cuenta con una rica tradición de cocinas espantosas, caracterizadas por sus azulejos con dibujos o grecas, sus encimeras de granito y su mobiliario venido de los primeros episodios de Cuéntame. La modernidad tampoco nos ha sentado muy bien, y la condición de nuevos ricos nos ha empujado a crear las más estridentes combinaciones de gres oscuro, silestones con chispitas y armarios brillantes de colorinchis. Eso cuando no nos da por ponerlo todo, absolutamente todo, blanco, para darle a nuestra cocina la alegría de un quirófano.

¿Por qué tanta cocina estéticamente desgraciada? ¿Qué hacemos mal para que el sitio donde guisamos nos quede tan feo? “Con lo que más problemas tenemos los españoles en la cocina es con la combinación de colores”, asegura Raquel Veira, editora de Decoesfera. “Hace años la tendencia era usarlos naturales en tonos más bien oscuros: madera o imitación en los muebles y color arena para las paredes. Después nos pasamos a colores intensos de todo tipo; ahora se nos va la mano con el blanco. Nos cuesta encontrar el equilibrio”.

Tachy Mora, periodista especializada en diseño e interiorismo, señala con dedo acusador a las cenefas en las baldosas de la pared como el mayor espanto de la típica cocina española. “Me producen calambres en los ojos. Si no tenéis dinerillo para cambiar el alicatado, ni que sea cubridlas con pintura para azulejos”. También apunta un drama habitual en las cocinas de los pisos en alquiler: la falta de limpieza y el mal estado de los muebles. “Es lo más importante para que una cocina pase de destartalada a aceptable. El cambio es sustancial cuando haces desaparecer la capa de grasa acumulada y ajustas las bisagras de las puertas”.

La tercera componente de nuestro Alto Tribunal para Crímenes contra la Cocina, Patricia Tablado, cree que el problema puede estar en el paso del tiempo, y no precisamente por el envejecimiento de los materiales. “La moda da muchos bandazos y una cocina que hoy es lo más (como las de alto brillo hace unos años) en un lustro se te queda hortera de bolera total”. La actual community manager de El Comidista, que cuenta con un oscuro pasado como periodista de decoración, aborrece “el granito rosa-naranja en las encimeras” y muestra su preocupación con “las fantasías de color”. “Están fenomenal en los desfiles de Agatha Ruiz de la Prada, pero encontrártelas todas las mañanas en la cocina puede ser un poco demasiado”.

Presentadas nuestras magistradas, empezamos sin más preámbulos a juzgar unos cuantos delitos contra la decoración -y contra la higiene- que nos hemos encontrado por internet.

Cariño, ¿por qué no pintamos la cocina?

Comenzamos la sesión con una cocina en la que a alguien le ha parecido buena idea combinar un rosa desvaído en la pared, un marrón pirrilera en el suelo y un gris haciendo aguas residuales en los armarios. “El que inventó la expresión ‘para gustos los colores’ se retractaría de lo dicho si viese esta cocina”, asegura Raquel Veira. “No entiendo la decoración de ¿espejos? sobre la pared del microondas y dudo que haya una campana extractora”, añade Patricia Tablado. “Me da la sensación de que pintar de blanco la pared o los muebles arreglaría algo pero no sé qué”.

El esplendor del Remordimiento

“¿Es esto eso que llaman estilo ecléctico?”, pregunta Tachy Mora. Ecléctico tirando a Remordimiento, diría yo. Esta cocina que pretende ser antigua, se nota falsa y se queda en el dramático término medio del quiero y no puedo. “No seré yo la que critique los muebles de la cocina de casa de mis padres”, afirma Veira, “así que en este caso centraré mi atención en paredes y suelo. Cuando el presupuesto para reforma de cocina es ajustado, a veces se opta por cambiar solo el mobiliario y resulta que el remedio es peor que la enfermedad. La cocina de leña tiene su encanto en un contexto de estilo rústico, pero esos azulejos… ¡Esos azulejos son el mal!”.

Cocina sobre cocina

Entramos en el pringoso territorio de la cocina grasienta española, con infinitos objetos nunca violados por el jabón y fogones en estratos superpuestos dignos de ser analizados en clase de Geología. “Creo que al bote de cacao soluble van a tener que hacerle la prueba del carbono 14 cuando lo desincrusten de ahí”, se teme Tablado. “Que no nos distraiga el hornillo sobre hornillo”, alerta Mora. “Los hornillos portátiles molan un montón. Esta cocina necesita primero una pasada de Monica de Friends y después, cuando ya podamos ver qué o quién hay ahí debajo, entonces ya podremos ponerlos a caldo con fundamento”.

Lujo y miseria

Desconozco si esta cocina pertenece a un español, a un jeque árabe o a un magnate ruso del petróleo. Sólo sé que no he podido dejar de pensar en ella desde que la vi en Twitter y necesito compartir con el mundo sus muebles con capitoné, sus tiradores de Svarovski y su horno gritando “sacadme de aquí”. “¿Por qué ponen una cocina en una habitación de un sanatorio psiquiátrico?”, exclama Mora. “El gas o el horno pueden terminar teniendo fatales consecuencias”. “Me parece un toque de clase tener en la encimera los jarrones con las cenizas de tu abuela para que te inspiren mientras cocinas”, aplaude Tablado. “No me preguntéis por qué”, remata Veira, “pero lo primero que me viene a la cabeza es el forro del interior de un ataúd”.

Pasión por el alicatado

¿La amplitud de espacio garantiza el logro de tener una cocina bonita? En esta imagen tenéis la respuesta. “A veces es mejor tener una cocina pequeña y menos posibilidades de meter la pata”, apunta Veira. La foto también demuestra que la isla, ese sueño de tantos cocinillas, se puede convertir en pesadilla si la coronas con un catafalco de extractor-chimenea. “Ya no se llevan las campanas forradas de azulejos pero entiendo que a los dueños de la casa les fascinó tanto la cenefa que no pudieron resistirse a darle más protagonismo”, explica Tablado. “¿Por qué se detuvieron ahí? ¿Por qué no panelaron también la nevera con esos inefables azulejos?”. Mora, por su parte, se declara objetora de conciencia: “No puedo comentar esta foto, tengo calambres”.

Versace en tu cocina

Si un espacio grande no asegura el éxito en la decoración, menos aún el dinero. Lo que veis en la imagen seguramente habrá costado muchos miles de euros, pero cuesta imaginarse a alguien cocinando en semejante esperpento. Como mucho, a Donatella Versace tomándose una infusión y par de espidifenes para la resaca. “Pocas cosas hay tan tristes en decoración como el lujo mal entendido”, declara rotunda Veira. “Derrochar dinero en materiales nobles mal combinados para conformar una estancia con pésima funcionalidad debería estar tipificado como delito”.

Oscuro marrón

Ante esta cocina siento todo el peso histórico de la Castilla más adusta, con sus nobles vestidos de negro y su intolerancia hacia cualquier forma de alegría. Pero seguramente es todo una paranoia, y la tristeza que te invade al verla se debe a cuestiones menos elevadas, como me aclara Tachy Mora. “Lección de primero de interiorismo: no se ponen muebles oscuros cuando un espacio no tiene mucha luz natural”. Raquel Veira incide en otro punto aterrador: "Lo peor es que esas puertas de rejilla detrás de las que tratan de esconder el microondas y otras cosas se las habrán vendido con el nombre de 'embellecedor”.

La modernidad crea monstruos

¿Creías que sólo nos íbamos a reír de cocinas viejunas? Pues te equivocabas. Aquí tienes una monstruosidad bien fresquita, salida de la mente de algún interiorista que quiso someter a tortura psicológica a sus clientes. “Este es el problema de intentar poner a la vez todas las tendencias modernas: electrodomésticos de acero inoxidable, color block, barra de desayuno y paredes de colores. Es mejor apostar por una tendencia y el resto dejarlo neutro”, aconseja Patricia Tablado. “Yo aquí lo tengo claro”, secunda Veira. “Dejaría el suelo y los electrodomésticos y cambiaría los muebles. Con cuatro ruedas igual se pueden reciclar en coche de Fórmula 1: si no recuerdo mal, ‘naranja papaya’ es el color que ha pedido Fernando Alonso para su McLaren este año”.

Damero maldito

No sé qué desencadenó la moda del damero en la decoración de cocinas -¿las banderas de la Fórmula 1? ¿La rivalidad entre Karpov y Kasparov?-, pero es como los piojos en las escuelas: una lacra que nunca se acaba de ir. “Es como esos discos de cantantes que a nadie le gustan pero que acaban siendo superventas”, se lamenta Veira. Lo raro es que en la cocina de la imagen sólo les ha faltado ponerlo en las sillas, la mesa y las naranjas y manzanas del frutero. “Lo habitual es que esté en el suelo y no en la pared ¿No se habrán confundido en los planos planta y alzado?”.

Oficina en la cocina

¿Qué es esto? ¿Una cocina? ¿Un despacho? ¿Un vertedero de muebles usados? Ahí van las especulaciones de nuestras expertas. Para Mora, “es el resultado tras haber leído uno de esos artículos del tipo Ideas para hacer una zona de despacho en la cocina, que además en su interior linkaba a otro del tipo 6 razones por las que tu cocina debería tener una isla. Y así fue como nació la despacho-isla”. A Veira le huele a reutilización de restos: “La mudanza coincidió con un lavado de cara en el trabajo y plantaron el mueble viejuno de la sala de reuniones en la cocina. Que queda fatal, sí, pero a caballo regalado no se le mira el diente, y además ya han puesto ahí el botellero por si hay que darse a la bebida para olvidar lo espantoso de la decoración”.

Por si vienen los abuelos

Por primera vez y sin que sirva de precedente, la aparición por sorpresa de las dos butaquitas de los yayos en esta cocina suscita la aprobación unánime del jurado. Tablado: “Son perfectos si quieres fregar los platos cómodamente”. Mora: “Parece muy buena idea para echarse una cabezada mientras se hace el cocido en la olla exprés”. Veira: “Esto es un diez en funcionalidad, porque dejas a los abuelos vigilando el asado y te despreocupas”. Esta última añade un voto particular: “En estética ya cojea un poco más”. Solo un poco.

Cocina mientras te alivias

Con los alquileres por las nubes en no pocas ciudades españolas, algunos propietarios sin escrúpulos ponen el mercado esperpentos como éste, que unen el retrete con la cocina sin ninguna clase de miramiento. “El gran acierto aquí es el espejo, que siempre ayuda un montón a hacer que los espacios pequeños parezcan más grandes”, afirma irónica Tachy Mora. Si consigues superar la repugnancia, puedes ver el asunto desde una perspectiva histórica, como Patricia Tablado. “Justo ayer leía en un libro de Mary Beard que en las casas de los pudientes romanos había letrinas al lado de las cocinas para poder echar ahí los desperdicios. Lo mismo el arquitecto quería homenajear a los clásicos”.

El brillo ciega tus ojos

No sé si es muy práctico necesitar gafas de sol cada vez que entras en la cocina, pero el hecho es que los colores brillantes han calado hondo en el gusto popular español. Buen ejemplo de ello es esta imagen, cuya combinación de negro y fucsia nos retrotrae a las hombreras, los calentadores, las rimas de Mecano y otros hechos vergonzantes de los ochenta. “La culpa de esto la tiene Arguiñano”, denuncia Veira, “que elige el verde lima para su cocina y nos hace creer que todos los colores vivos e intensos para encimeras son una buena opción. Pero después a nosotros nadie nos cambia toda la cocina gratis cada temporada”.

La suciedad también es fea

¿Alguien más tiene la sensación de que si entras a esta cocina y por casualidad tocas algo, te quedarás pegado y morirás cual pajarillo cazado con liga? “K-H-7, P-O-R F-A-V-O-R”, grita Mora ante la visión. “Una cosa es tener bajo presupuesto, poco espacio o incluso algo de mal gusto y otra es ser cochino”, se indigna Veira. “¡Y la foto la suben así a internet para vender o alquilar!”.

Museo del souvenir

Esta maravilla explica bien la diferencia entre “cocina abierta al salón” y “cocina aparecida de repente en el salón”. Súmale al conjunto un horror vacui de los patológicos, y obtendrás un ataque de nervios de los que no se superan ni con medicación. “Aquí han aplicado en parte el método de Marie Kondo para ordenar la cocina, aunque el resultado no haya sido el esperado. Han elegido lo que tiene valor sentimental, y se ve que en esta casa sienten mucho, y han colocado arriba alimentos para liberar la encimera, pero al mismo tiempo tenerlos a la vista y así saber lo que tienen que comprar”. Patricia Tablado prefiere mirar para otro lado. Más concretamente, a la encimera: “Por favor, quien inventó el granito rosado que entregue las armas y se rinda”.

Todo en uno

Confieso que no es un descubrimiento mío, sino de la muy recomendable sección Pesadilla inmobiliaria del mes de Vice. Pero no puede haber mejor final para nuestro repaso de aaargs en las cocinas que este despropósito, que ilustra la avaricia sin fronteras de los caseros más desaprensivos.

“¿Por qué no han puesto también un urinario? ¿Acaso los urinarios no tienen derecho a estar en la cocina también, al igual que las duchas y los lavabos?”, se pregunta Patricia Tablado. “No está muy bien aprovechado porque está decorado a la europea, pero un espacio como este lo pillan en Japón y hacen con él maravillas, ¡con mesa de comedor para invitados y todo!”, señala una Raquel Veira más positiva. “En cuanto a lo del urinario que pregunta Patricia, ¿sabemos lo que se esconde detrás de la mampara?”. “Me da que tras la mampara se encuentran ambas cosas, la ducha y el inodoro”, responde Tachy Mora. “Y ahí te las apañes”.

Gracias a Sabina Urraca por pasarnos algunas de las fotos de este artículo.

Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_