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ECONOMÍA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tiempos de cambio: hacia un nuevo paradigma mundial

El crecimiento sostenible e inclusivo puede ser una combinación dinámica que se refuerza a sí misma

negocios
MARAVILLAS DELGADO

La salida de la crisis está siendo desigual y asimétrica por regiones y países. Dentro de las economías avanzadas, EEUU está teniendo una salida más rápida, con un 6% de crecimiento en 2021 y 5,2% en 2022, frente al 5% y 4,3% de la UE. Una de las mayores amenazas del mercado es la subida de inflación y cómo puede incidir en la política monetaria, por eso conviene valorar las posiciones actuales en relación con la actuación del Banco Central Europeo y la Reserva Federal.

En su reciente intervención en el Congreso Bancario Europeo de Fráncfort, Christine Lagarde argumentaba que la subida de los precios de la energía, de las materias primas, y las dificultades de suministro, están afectando la recuperación, con una incidencia en la subida de inflación de muchos productos pero, señalando, que hay que identificar los factores subyacentes y es posible que se normalicen en el medio plazo y que la inflación sea coyuntural, por lo que mantiene la estabilización de la inflación en el 2% a medio plazo y la persistencia de la política monetaria continuista, sin retirar el apoyo de forma prematura. La nominación de Jerome Powell por el Presidente de EEUU para renovar su mandato, permite vaticinar que la FED mantendrá la política de tapering, con expectativa de subida de los tipos de interés, probablemente a partir de la reunión de junio de 2022, pudiendo incluso realizar una segunda subida el próximo año, si los datos de inflación siguen siendo negativos. Europa va por detrás y, prueba de ello, es que el euro en relación con el dólar se ha depreciado en el trascurso del año y puede seguir depreciándose si la política monetaria sigue siendo favorable al dólar.

A pesar de la subida de tipos de interés a corto plazo, las curvas de tipos se han aplanado y los tipos de interés reales siguen siendo negativos, lo que está alimentando el apetito por el riesgo, favoreciendo la inversión en renta variable, con un efecto muy positivo sobre las bolsas y también está siendo un estímulo para la compra de viviendas.

La tendencia de las Bolsas ha sido positiva, aunque existe disparidad en su crecimiento, siendo más fuerte en las americanas. El Nasdaq 100 es el que ha experimentado un crecimiento más elevado, por el gran peso de los valores tecnológicos, con una subida desde el máximo prepandemia (14-02-2020) del 62,93% y del 130,46% desde el mínimo (20-03-2020). El S&P 500 y el Dow Jones, marcaron máximos históricos el 8 de noviembre, superando significativamente los niveles prepandemia. También el Euro Stoxx 50 y el DAX 30, han mantenido una tendencia alcista, superando el máximo prepandemia. Mientras que el IBEX 35 y el FTSE 100 todavía registran un diferencial negativo sobre dicho máximo, -14,1% y --3,97% respectivamente.

La diferencia de la rentabilidad entre las Bolsas se explica por la composición sectorial de sus índices. La tecnología ha sido la gran vencedora y la principal beneficiaria de esta crisis, mientras que las empresas que están intrínsecamente relacionadas con el stock de materias primas, se han visto perjudicadas por la subida de precios, los cuellos de botella en la cadena de suministros, y la crisis de microchips, lo que se ha reflejado en una rentabilidad más baja.

La nueva variante sudafricana está generando una mayor incertidumbre, como se plasma en los grandes descensos en los mercados financieros acontecidos en el Black Friday. También, las nuevas olas de contagio son una amenaza.

Los paquetes de ayuda en la UE, con los fondos Next Generation, y en EE UU, con el Plan de Infraestructuras, dan idea de que la salida de la crisis está programada con suficientes recursos para apoyar la transformación económica y social, teniendo como principios inspiradores la sostenibilidad medioambiental, la productividad, la equidad, y la estabilidad macroeconómica. La reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en Glasgow, logró un importante avance y simboliza la capacidad de diálogo para lograr una gobernanza global en los temas más relevantes.

En el Proyecto de Ley de los PGE para 2022 recientemente aprobado por el Congreso, las cifras son muy significativas, con el mayor volumen de inversión de la historia en los ámbitos de ciencia, I+D, movilidad, sostenibilidad, eficiencia energética, educación, etcétera, junto con la mejora del estado de bienestar.

Conforme la pandemia vaya quedando atrás y la recuperación económica se afiance, un nuevo paradigma mundial empieza a perfilarse. Como señala McKinsey, el crecimiento sostenible e inclusivo puede ser una combinación dinámica que se refuerza a sí misma, pero para lograrlo será necesario abordar las fuerzas que se contrarrestan y la responsabilidad de los líderes es construir un futuro que genere crecimiento, sostenibilidad e inclusión.

Petra Mateos es catedrática de Economía Financiera.

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