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El BCE relaja su programa de estímulos ante la recuperación económica y el alza de precios

La institución que preside Lagarde eleva las perspectivas de crecimiento para la zona euro al 5% en 2021

La presidenta del BCE, Christine Lagarde. En vídeo, declaraciones de Lagarde sobre la mejora de la economía de la Unión Europea.Vídeo: REUTERS-QUALITY
Lluís Pellicer

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido que ya es momento de usar menos artillería para combatir la crisis derivada de la pandemia. Con la recuperación tomando cuerpo y los precios escalando, la institución que preside Christine Lagarde a partir de ahora ejecutará el programa de compra de deuda derivado de la pandemia, que asciende a 1,85 billones de euros, a “un ritmo moderadamente menor” que en los dos trimestres anteriores. Sin embargo, Lagarde ha negado que esté dando el primer paso para acabar con los estímulos. “The lady isn’t tapering” [”La señora no está retirando estímulos”], ha afirmado la banquera emulando el espíritu de la célebre frase con la que Margaret Thatcher anunció en 1980 que no pensaba cambiar el rumbo de sus políticas. El Consejo de Gobierno del BCE también ha vuelto a dejar intactos los tipos de interés: la tasa de referencia se queda en el 0%, y la facilidad de depósito en el -0,5%.

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Los analistas llevan semanas con la lupa puesta en Estados Unidos, que se esperaba que empezara enseguida con el repliegue de su política expansiva después de que los presidentes de varios distritos de la Reserva Federal llamaran a una retirada rápida de los estímulos monetarios. Sin embargo, la fortaleza del crecimiento económico y el empleo en el segundo trimestre en la zona euro les llevó a desplazar su atención hacia el BCE. Las bolsas mundiales, cuyos principales índices han alcanzado máximos históricos este verano, encadenaban ya dos jornadas de pérdidas a la espera de la decisión de Lagarde por el temor a que una eventual caída de la liquidez acabe desplazando el capital hacia otros productos financieros. Consciente de la repercusión que sus palabras pueden tener sobre los mercados de deuda soberana, Lagarde ha rechazado hablar del fin de su programa estrella de compras de deuda vinculado a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). “La elección de las palabras es relevante”, ha sostenido. Por ello, ha preferido decir que el BCE ha “recalibrado” su volumen de compras.

Los analistas coinciden en que el banco reducirá en los próximos tres meses sus compras de bonos de 80.000 millones de euros mensuales a un volumen de entre 60.000 y 70.000 millones. Esa cantidad supone una potencia de fuego suficiente para mantener a raya la deuda soberana de los países, en especial los del sur de Europa. Eso explica que la decisión hallara en el Consejo “unanimidad” entre palomas, inquietos por la reacción de los compradores de bonos nacionales, y halcones, preocupados por el alza de precios y los tipos negativos que vienen soportando los ahorradores europeos en los últimos años. Pero en cuestión de un verano, el relato ha cambiado en Europa: el continente ha logrado imprimir a su economía una tasa de crecimiento superior a la de Estados Unidos y China, vacunar a más del 70% de su población adulta y afrontar la variante Delta sin tener que volver a un nuevo confinamiento. Por ello, el BCE ha elevado este jueves las proyecciones de crecimiento para este año del 4,6% previsto en junio al 5%; las rebajó del 4,7% al 4,6% en 2022, y las dejó intactas (2,1%) para 2023. “La influencia de loa halcones en la comunicación de hoy [jueves] es evidente”, asegura Hugo Le Damany, economista de AXA Investment Managers.

La recuperación, la subida de la energía y la escasez en algunos suministros supuso que la inflación se disparara hasta el 3% en agosto, lo cual encendió las alarmas en algunos países, en particular Alemania. Lagarde ha considerado que esa escalada seguirá en otoño, pero bajará el año que viene. Los economistas de la institución han apuntado a que la inflación se situará en el 2,2% en 2021, el 1,7% en 2022 y el 1,5% en 2023. Sin embargo, persisten muchos interrogantes en el horizonte: desde una eventual cuarta ola o una nueva variante que ponga en jaque de nuevo la recuperación económica a la imposibilidad de deshacer los cuellos de botella en la oferta que presionen todavía más los precios. “La velocidad de la recuperación continúa dependiendo del curso de la pandemia y el avance de las vacunaciones”, ha recordado la francesa.

Una vez decidida la senda para el próximo trimestre, la atención se centra ahora en el Consejo de Gobierno de diciembre. Para entonces, se espera que la institución tome una decisión sobre el PEPP. En principio, su fecha de caducidad es marzo de 2022 o, “en cualquier caso”, hasta que finalice la crisis derivada de la pandemia. El BCE prevé que el conjunto de la zona euro habrá recuperado a finales de año el producto interior bruto (PIB) que tenía antes de la recesión, aunque eso no ocurrirá en todos los países. Lagarde no ha querido anticipar ninguna decisión. “No hemos hablado de lo que pasará después. Eso es algo para lo que nos prepararemos en los próximos meses”, ha afirmado Lagarde. No obstante, ha recordado que el BCE no se replegará de golpe. Incluso una vez finiquitado el programa, la institución seguirá aportando liquidez con la reinversión de la deuda que vaya venciendo hasta finales de 2023. Y al margen del PEPP, existe también el programa de compra de activos anterior a la crisis (APP, por sus siglas en inglés), con el que inyecta 20.000 millones de euros al mercado cada mes. “No va a llamarse tapering, pero de facto es un punto de inflexión en las compras netas de activos, que bajarán y eventualmente llegarán a cero, pero probablemente no antes de finales de 2023″, señala Lorenzo Codogno, economista y exsecretario del Tesoro italiano.

Los responsables del BCE se reunirán con los ministros de Finanzas de la zona euro este fin de semana en Liubliana (Eslovenia), que acogerá su reunión informal semestral. En esta ocasión, los países han acompañado la política monetaria con medidas fiscales expansivas que mantendrán al menos otro año más y la creación de un fondo de inversión y reformas comunitario, bautizado como Next Generation EU. Tras la rueda de prensa de Lagarde, el índice EuroStoXX cerró plano, mientras que Wall Street seguía esa misma tendencia. El euro, en cambio, se revalorizaba a media tarde frente al dólar.


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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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