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Robinhood se disculpa por el ‘caso GameStop’ entre reproches del Congreso de EE UU

Los protagonistas del trance que conmocionó a los mercados han sido interrogados por los legisladores

Álvaro Sánchez
Vlad Tenev, consejero delegado de Robinhood, durante su intervención ante el Congreso de EE UU.
Vlad Tenev, consejero delegado de Robinhood, durante su intervención ante el Congreso de EE UU.House Financial Services Committ (Reuters)

En una sesión agotadora que se prolongó durante más de cinco horas, los miembros de la comisión de Servicios Financieros del Congreso de EE UU se adentraron este jueves en los turbulentos hechos que durante la última semana de enero sacudieron Wall Street: la subida desbocada de las acciones de la cadena de tiendas de vídeojuegos GameStop impulsada por pequeños inversores organizados a través del foro Reddit, y el controvertido papel de la aplicación de inversión Robinhood, cuyo jefe, Vlad Tenev, asediado por los legisladores, entonó una disculpa por haber restringido las operaciones de sus clientes.

Al otro lado de la pantalla, aguardando el aluvión de preguntas de los congresistas, cada uno con solo cinco minutos para sacar jugo a sus interlocutores, el variopinto grupo de actores que protagonizó el último gran drama del capitalismo americano —las plataformas ya preparan serie y película sobre el caso— aguantó el chaparrón como pudo. Los roles estaban bien diferenciados. El ganador, Keith Gill, pequeño inversor, ídolo de los foreros de Reddit, que llegó a transformar 50.000 dólares en casi 50 millones comprando títulos de GameStop; el perdedor, Gabriel Plotkin, consejero delegado del fondo bajista Melvin Capital, uno de los grandes perjudicados por la meteórica ascensión de los títulos de la empresa de videojuegos; el arrepentido, Vlad Tenev, responsable de Robinhood, el bróker que nació prometiendo democratizar la inversión al eliminar las comisiones, compungido por haber restringido las compras de GameStop en medio de la vorágine alcista que vivió el valor; el sospechoso, Kenneth Griffin, jefe de la gestora de fondos Citadel, que paga a Robinhood por recibir las órdenes de compra de sus clientes; y el más desdibujado, Steve Huffman, consejero delegado de Reddit, el lugar donde se tramó el golpe de los pequeños inversores, que calificó su foro como “el lugar más humano de Internet” y se limitó a asegurar que toman medidas para garantizar que los mensajes son de usuarios auténticos y no hay manipulaciones.

Durante el maratoniano interrogatorio, Robinhood se convirtió en el objetivo preferente de los congresistas. Tenev negó hasta la extenuación que la decisión de restringir las compras de acciones de GameStop a sus clientes en plena subida respondiera a presiones externas de grandes fondos que invertían a la baja. Y estos, a su vez, negaron haber forzado a la popular aplicación. Su máximo directivo, de 34 años, búlgaro de nacimiento que emigró junto a su familia a los cinco años, insistió en que la extrema volatilidad dejó a su firma sin capital suficiente para operar cumpliendo los requisitos regulatorios, y la obligó a imponer la prohibición a las frenéticas compras de un grupo de acciones señaladas por los redditers hasta que recibió una nueva inyección de más de 3.000 millones de dólares. “Lo que pasó es inaceptable. Pido disculpas”, afirmó, comprometiéndose a evitar que se repita en el futuro.

La audiencia dio lugar a varios debates de fondo sobre los rápidos cambios que están viviendo los mercados. Algunos congresistas mostraron su preocupación por que el crecimiento de la aplicación —animada por el confinamiento y los cheques repartidos por el Gobierno de EE UU— siga llevando a las Bolsas a pequeños inversores sin conocimientos suficientes que acaben perdiendo su dinero, y llegaron a acusarla de “democratizar la adicción” a los mercados financieros y “lanzar peces a los tiburones”. También preguntaron a Tenev si está advirtiendo lo suficiente de los riesgos de poner los ahorros en manos de Wall Street, y recordaron el suicidio de un cliente de Robinhood de 20 años el verano pasado, incapaz de asumir las cuantiosas pérdidas que sufrió. Tenev respondió que nunca ha habido un tiempo mejor para ser pequeño inversor que ahora, recordó que sus clientes han ganado 35.000 millones de dólares —sin aclarar qué porcentaje de lo invertido supone—, y reconoció que para sostener el negocio libre de comisiones su principal ingreso proviene de la venta de las órdenes de sus clientes a creadores de mercado como Citadel —el controvertido order flow—.

El papel de malo de la película lo compartió con el CEO de Melvin Capital, Gabriel Plotkin, que defendió el derecho de los fondos a realizar inversiones bajistas, que se benefician del desplome de empresas. “Cuando los mercados tienden a caer estamos obligados a proteger el dinero de nuestros inversores”, alegó. Y explicó que empezaron a hacerlo con GameStop en 2014 al entender que el negocio de vender videojuegos en tiendas físicas había quedado obsoleto en plena era digital. Preguntado sobre si cree que el fundador de Tesla y la persona más rica del mundo, Elon Musk, se lanzó a respaldar en redes sociales a los usuarios de Reddit como una venganza por las inversiones bajistas de Melvin Capital en Tesla años atrás, Plotkin prefirió evitar especulaciones.

Por su parte, Gill, el pequeño inversor que ha hecho una fortuna invirtiendo en GameStop, negó que tenga clientes o cobre por dar asesoría financiera, y se presentó como un lobo solitario interesado en los mercados que creyó firmemente en que la compañía estaba infravalorada y apostó por ello con éxito. Sus primeras compras fueron en junio de 2019, a cinco dólares por título, y ahora cotiza a 40, aunque llegó a hacerlo a 483 dólares.

Gill dijo que sus mensajes en el foro Reddit apoyando a GameStop son tan legales como los que puedan pronunciarse entre amigos mientras se juega un partido de golf o en una charla en la barra de un bar, aunque ahora cuenta con un altavoz bastante más potente: tiene 420.000 suscriptores en YouTube y casi un millón de personas han visto su último vídeo. Pese a que todavía no ha bajado a niveles previos a la histeria inversora, afirmó que ve GameStop en una valoración atractiva porque está a tiempo de darle un viraje tecnológico a su modelo de negocio, lo que por momentos envalentonó de nuevo a los inversores, muy pendientes de la sesión, e hizo subir su valor en Bolsa antes de volver a darse la vuelta y cerrar con una caída del 11%.

Kenneth Griffin, fundador y consejero delegado de la gestora Citadel, que en 2015 ganó, él solo, la friolera de 1.700 millones de dólares en un solo año, reconoció que la irrupción de los inversores minoritarios trae un cambio profundo en los mercados, que comparó con la aparición del coche eléctrico o la energía solar en sus respectivos ámbitos. El otro representante de esa saga de inversores sofisticados que prácticamente ha monopolizado los mercados en las últimas décadas, Plotkin, de Melvin Capital, coincidió con el razonamiento, y admitió que los bajistas tendrán que adaptarse al fenómeno, que si bien no ha supuesto una amenaza sistémica, sí ha introducido una variable que no existía antes.

Jennifer Schulp, del Instituto Cato, con sede en Washington, invitada como experta, dio a los congresistas algunas pistas del perfil de los recién llegados al planeta Wall Street: más jóvenes, más diversos racialmente, y con menos dinero en sus cuentas. “Invertir en el mercado de valores proporciona un camino hacia la riqueza a los inversores individuales”, dijo Schlup, que ve con buenos ojos la creciente cuota de las operaciones que suponen los particulares frente a los institucionales. En un país que santifica al mercado, no todos los legisladores comparten esa visión. “Muchos estadounidenses sienten que el sistema está en su contra y, pase lo que pase, Wall Street siempre gana”, sostuvo la congresista Maxime Waters, moderadora de la sesión y cabeza el comité de Servicios Financieros.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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