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El vértigo de Málaga a su rascacielos

El debate y la polémica sobre la construcción de un hotel de lujo en el Puerto, que cambiaría el perfil de la ciudad, crece mientras el proyecto va cumpliendo trámites administrativos

Recreación del hotel Torre del Puerto, en el dique de Levante de Málaga.
Recreación del hotel Torre del Puerto, en el dique de Levante de Málaga.EL PAÍS

La construcción un hotel de 27 plantas y 116 metros de altura en el Puerto de Málaga ha enrarecido el ambiente en la ciudad. Presenta defensores y detractores a partes iguales. La protección del paisaje histórico, los beneficios económicos, el impacto medioambiental, su ubicación o si se trata de una obra de interés general centran el debate mientras el proyecto encara lentamente los últimos trámites administrativos. Promovido por un fondo relacionado con la familia real de Qatar, que invertirá 200 millones de euros, será el edificio más alto de la Costa del Sol y el segundo de Andalucía tras Torre Sevilla. El ayuntamiento lo bendice como broche de oro a la ciudad turística y prevé dar luz verde a los trámites pendientes mientras el pleno municipal —con los votos de PP, Cs y un concejal tránsfuga— desechó recientemente una consulta popular “para no dar sensación de inseguridad jurídica” a los inversores. El Consejo de Ministros tendrá la última palabra, probablemente este año.

Málaga cuenta actualmente con varios rascacielos en ejecución. El hotel Torre del Puerto, en el extremo del dique de levante, es el mayor. Sobre plano cuenta con 378 habitaciones, un gran mirador y un auditorio para un millar de espectadores. Es una oportunidad para unos y una barbaridad para otros. Lo promueve Andalusian Hospitality II, del grupo qatarí Al Alfia, y siempre ha sido defendido por el alcalde malagueño, Francisco de la Torre (PP). Lo ve como una oportunidad para el turismo de lujo y la guinda para la Málaga del siglo XXI, posicionándola como “base de crucero de lujos”, según fuentes municipales. Sin embargo, la misma Área de Urbanismo que ahora lo aprueba puso reparos hace más de una década cuando empezaba a plantearse el impulso hotelero en la zona. Un informe de 2007 recogido por el diario Málaga hoy mencionaba que un edificio tan alto alteraría la fachada marítima y reinventaría el paisaje para siempre. El principal grupo de la oposición también ha cambiado de idea en este tiempo. Inicialmente el PSOE apoyaba el proyecto y solicitó al gobierno de Rajoy que lo impulsara. Ahora duda. Su portavoz municipal, Daniel Pérez, asegura que han abierto un “periodo de reflexión interno”.

Unas 300 personalidades —desde Elvira Lindo y Emilio Lledó a Rogelio López Cuenca o Miguel Ríos— han firmado un manifiesto contra el hotel de lujo y otras 12.000 personas han hecho lo propio en una petición en Change.org. En 2019, se presentaron más de un millar de alegaciones a la iniciativa y algunas quedaron sin responder. Antes, en 2018, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) que asesora a la Unesco pidió desterrar la idea por sus consecuencias irreversibles en la ciudad, al romper el skyline histórico formado por catedral, alcazaba y castillo de Gibralfaro. El impacto visual duele a los malagueños. No tanto por la altura —hay dos edificios de similar altura en construcción junto al Guadalmedina— como por la ubicación, que dejaría pequeña a la Farola, símbolo muy querido en la ciudad. El director de cine José Antonio Hergueta, quien ejerció de portavoz de la plataforma ciudadana Defendamos nuestro horizonte durante el último pleno municipal, señala que Málaga está vendiendo “su alma, su esencia”. “Nuestra identidad”, insiste. La entidad no comprende que un rascacielos sea hoy un símbolo de modernidad y mucho menos con el diseño planteado. Al paisajístico se suma el impacto medioambiental. “Es una locura construir en terrenos ganados al mar en pleno cambio climático”, señala Juana Juncá, de Ecologistas en Acción.

Recreación del futuro hotel con la Farola en primer término.
EL PAÍS

Eduardo Zorrilla, portavoz de Adelante Málaga, suma como argumento en contra “la utilización del espacio público para fines privados”. Es el que sirvió al Colegio de Arquitectos de Málaga para mostrar su oposición. El presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio, niega la especulación. Cansado de polémicas, la semana pasada habló claro. Recordó que la parcela donde se levantaría el edificio es una concesión administrativa por 50 años y que, después, el terreno volverá al Puerto. “Es lo que ocurre con el hotel Vela de Barcelona”, recordó Rubio, que destacó que la iniciativa generará “empleo y riqueza” y permitirá “acceder a un tipo de turismo de alto nivel adquisitivo” que la ciudad de Málaga hoy no tiene —apenas cuenta con dos hoteles de cinco estrellas—. También denunció, enfadado, las imágenes donde se coloca al hotel lindando a la Farola para subrayar su impacto estético. “Es mentira que el edificio vaya ahí”, subrayó. Ambos edificios estarán separados unos 700 metros.

El Puerto convocó en 2015 un concurso de concurrencia y solo hubo dos ofertas. Una apenas cumplía algún requisito y Andalusian Hospitality II ganó como se preveía. “Es un desafío que nos ilusiona muchísimo”, dijo su representante en España, el abogado Ramón Calderón —expresidente del Real Madrid— que espera que los primeros huéspedes lleguen a sus habitaciones en 2024. El arquitecto que ha diseñado la torre es José Seguí, que la considera un “icono” para la ciudad. “Respecto al impacto, cualquier actuación así lo tiene”, asegerua, mientras recuerda que se ha rebajado la altura inicial y que muy cerca ya existe una treintena de torres de viviendas en el barrio de La Malagueta, construidas en el último tercio del siglo pasado sobre un barrio de pescadores. Otro hotel, el AC Hotel by Marriott Malaga Palacio, se levantó también en los 60 ocultando la catedral. El tiempo dirá si, ahora en 2021, se repite la historia.

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