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El euríbor en caída libre arrastra a la baja el precio de las hipotecas

El índice al que se referencian los créditos hipotecarios variables marca en octubre su tercer mínimo histórico consecutivo

Viviendas en construcción.
Viviendas en construcción. EFE

Poco duró el amago del euríbor de volver a nivel cero, al inicio de la emergencia sanitaria. Instalado desde hace más de cuatro años y medio en terreno negativo, el índice con el que se calculan los tipos de interés de las hipotecas variables marca en octubre su tercer mínimo histórico seguido y encadena cinco caídas mensuales consecutivas. Con una media del -0,464% —cinco puntos básicos por debajo del valor registrado el mes pasado, a falta del dato del viernes— las hipotecas variables que se suscriban ahora podrían ser las más económicas desde siempre (aunque ello depende, en última instancia, del diferencial que cada banco sume a este índice). Pero se abaratan también los préstamos antiguos que tengan su revisión anual ahora, ya que el euríbor es sensiblemente más bajo que hace 12 meses, cuando cerró en -0,304%. Con este nuevo desplome, el índice se acerca mucho a lo que los expertos creen ser su suelo natural, el -0,50%, aunque no ven ninguna señal de que pueda rebotar hasta valores significativamente más altos a corto plazo, sino todo lo contrario.

La variación entre el dato de este mes y el de octubre del año pasado arroja un descenso de 16 puntos básicos. En el caso de una hipoteca variable de 300.000 euros a 30 años y con un tipo de interés compuesto por el euríbor más un diferencial del 0,99%, esta bajada se traduce en un ahorro de 19 euros en la cuota mensual, que pasa de los 922,27 euros al mes, que el prestatario ha pagado en el último año, a los 903,54 euros actuales. O, lo que es lo mismo, un descuento de 228 euros durante los próximos 12 meses, según cálculos del comparador bancario iAhorro.

La clave de la evolución del euríbor está en el llamado mercado interbancario, al que acuden las entidades financieras para prestarse dinero entre ellas. En los meses más duros de la primera oleada de la Covid, la desconfianza de los bancos por los efectos de un posible aumento de la morosidad hizo que estos intercambios se encareciesen notablemente. De esta forma, al reflejar el euríbor el tipo de interés que se aplican estas entidades entre ellas, el índice, que en febrero se encontraba en el -0,288%, subió en marzo, abril y mayo, hasta -0,266%, -0,108%, y -0,081, respectivamente. Pronto, sin embargo, vino la cuesta abajo, con caídas en junio y julio, y tres récords: en agosto (-0,359%), septiembre (-0,415%), y el último, ahora.

Exceso de liquidez

Lo que prima en estos momentos es la política del Banco Central Europeo (BCE). “Fráncfort está ofreciendo a las entidades unos tipos de interés mucho más ventajosos de los que pueden obtener en el mercado interbancario”, explica el analista del bróker financiero XTB, Joaquín Robles. “Aunque no logren prestar todo el dinero que tienen disponible, los bancos están captando toda la liquidez posible. Y esto hace que no acudan a los préstamos entre ellos, por lo que el euríbor cae”, añade.

A años luz quedan el máximo histórico (julio de 2008, 5,393%) o las tasas de alrededor del 2% registradas a lo largo de 2011, por lo que hoy es casi impensable que se vuelvan a ver ni siquiera en el medio plazo. “Buena parte de ese valor se perdió en la crisis anterior, sobre todo en 2012, cuando tocamos suelo en el sector inmobiliario”, apunta el director de Hipotecas de iAhorro, Simone Colombelli, quien cree posible “que el euríbor se mantenga en niveles estables, pero siempre en terreno negativo”.

La consecuencia es un entorno de tipos de interés hipotecarios extremadamente bajos no solo en los préstamos variables, sino también en los fijos, donde la influencia del euríbor es únicamente indirecta. “Algunas entidades están trabajando sus cambios en productos a tipo fijo y bancos que hasta ahora no incluían estos préstamos en su oferta hipotecaria, como ING, se están empezando a posicionar”, destaca Colombelli. Junto con estas novedades, señala que la disminución del precio de la vivienda en los últimos meses —una merma que la tasadora Tinsa sitúa en el 3% del valor medio— convierte la situación actual en la tormenta perfecta para contratar una hipoteca.

Aproximación al -0,50%

En cuanto a las previsiones sobre el euríbor, Robles subraya la “obsesión” de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, por “seguir apoyando a los bancos para que cuenten con la máxima liquidez posible”, entre otras medidas para hacer frente a la crisis económica generada por la pandemia. En este marco, es posible que el índice se aproxime aún más a su “nivel de soporte”, el -0,50%, que es el tipo de depósito que los bancos pagan al BCE por guardar dinero en su caja fuerte. “Las entidades preferirían depositar el exceso de liquidez en el BCE, antes que pagar más que ese 0,50% para prestárselo entre ellas”, arguye Robles, por lo que el euríbor no podría caer por debajo de ese límite.

No obstante, puede que se le aproxime todavía más. El mercado interbancario se animaría (y, por ende, el euríbor se vería empujado hacia arriba) solo si hubiera una mejora de las perspectivas económicas y el BCE dejara de inyectar liquidez en el sistema a unos tipos tan bajos. “Pero, a corto plazo, no lo veo, y, a medio plazo, lo más probable es que, a medida que vaya mejorando la situación económica y el euríbor vaya subiendo, vuelva a unos niveles de -0,20%”, asegura Robles. Mientras “la primera hipotética subida de tipos por parte del BCE parezca cada vez más lejana”, la vuelta del euríbor a valores positivos seguirá siendo solo una quimera.

Por ello, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) consideran que los créditos hipotecarios a tipo variable —que, con el euríbor en negativo, ya en los últimos años eran la modalidad más ventajosa— siguen siendo más interesantes que los a tipo fijo. “La política comercial de los bancos, sin embargo, ha sido promocionar estos últimos”, dice la portavoz de la organización, Ileana Izverniceanu. Tanto es así, que en agosto los préstamos hipotecarios a tipo fijo eran casi la mitad (49,4%) de los que se firmaron ese mes, según los últimos datos del INE. Hace cuatro años apenas llegaban al 10%. Izverniceanu tilda esta decisión de “lesiva para los intereses de los nuevos hipotecados”.

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