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Argentina mejora su oferta a los acreedores en un “máximo y último esfuerzo”

El Gobierno de Alberto Fernández eleva hasta 53% el valor neto de cada bono

Enric González
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, anuncia la extensión de la cuarentena contra la covid-19, el 26 de junio pasado.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, anuncia la extensión de la cuarentena contra la covid-19, el 26 de junio pasado.Presidencia

El Gobierno argentino ha presentado una nueva y definitiva oferta a sus acreedores que mejora de forma sustancial la propuesta en abril. Se trata del “máximo y último esfuerzo”. El valor neto de cada bono se estima, como promedio, en el 53,3% del nominal (antes se ofrecía el 39%), el período de gracia sin pagos pasa de tres años a uno y el interés medio sube hasta el 3,07% con un máximo del 5%. Los acreedores dispondrán de casi un mes, hasta el 4 de agosto, para aceptar o rechazar las nuevas condiciones, según el pliego entregado a la Comisión del Mercado de Valores neoyorquina.

El presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán, subrayan que la oferta supera lo recomendado por el Fondo Monetario Internacional y es definitiva. Un comunicado del Ministerio de Economía afirma que este es “el máximo y último esfuerzo que la Argentina puede hacer para con sus acreedores, sin entrar en una dinámica de vencimientos que ahogue la economía y comprometa seriamente la recuperación post pandemia”.

“Acá no se les pide [a los inversores] que pierdan, sino que dejen de ganar lo que ganaban en exceso”, insistió el presidente el domingo, durante una entrevista radiofónica.

Pese a la mejora en los términos, no parece que el cierre de la negociación vaya a ser fácil ni completo. El Gobierno considera que los grandes inversores como Black Rock, Ashmore, Monarch o Fidelity mantendrán sus reticencias (hasta ahora se han negado a cualquier opción inferior al 60% del nominal) y confía en que sus bancos delegados (HSBC, Lazard y Bank of America) logren atraer a los bonistas individuales y a los pequeños grupos, tenedores de más de la mitad de los 65.000 millones de dólares a que asciende la deuda en negociación. Los analistas consideran que, en el mejor de los casos, el Gobierno podría conseguir una adhesión cercana al 50%.

Para atraer a los dudosos, el Gobierno ha renunciado a compensar los intereses impagados con un bono ligado al crecimiento de las exportaciones, cuya rentabilidad muchos acreedores consideraban demasiado aleatoria, y pone en cambio sobre la mesa un cupón adicional de 0,125% que empezaría a abonarse ya el año próximo. También propone un “premio” para quienes acepten de forma explícita la oferta. Estos bonistas recibirían el 53,5% del nominal, mientras quienes sólo se vieran obligados a aceptar por el voto mayoritario de los tenedores de una emisión determinada, se quedarían en 52,2%.

El Gobierno de Buenos Aires anunció también el cumplimiento de una promesa que el ministro Martín Guzmán realizó en cuanto ocupó el cargo. En los próximos días se enviará al Congreso un proyecto de ley destinado a igualar las condiciones jurídicas entre bonos en dólares emitidos bajo ley estadounidense (los que se negocian ahora) y los bonos en dólares emitidos bajo ley argentina. El objetivo fundamental es reforzar la confianza, o al menos reducir la desconfianza, de los ahorradores argentinos.

El Ministerio de Economía cree que si la aceptación es suficiente, se podrían oficializar los canjes de deuda (de bonos antiguos a nuevos) a lo largo de septiembre. Entretanto, Argentina permanece en default (suspensión de pagos) desde el 22 de abril. Durante el mes de julio hay siete vencimientos que ascienden a 583 millones de dólares. No serán satisfechos, con lo que la deuda impagada desde que el país entró en default sumará el 1 de agosto 1.756 millones de dólares.

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