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El virus desenchufa los festivales de música

En pocos días, tres de los eventos más importantes —Sónar, Primavera Sound y Mad Cool— cancelan sus ediciones de 2020 por la incertidumbre sanitaria

Concierto de Bad Bunny en la última edición del Sónar.
Concierto de Bad Bunny en la última edición del Sónar.JUAN BARBOSA

La pandemia de la covid-19 trae a diario una retahíla de cancelaciones de celebraciones públicas. Entre ellas, los festivales de música. Solo en la última semana han caído tres de los grandes —Primavera Sound, Sónar y Mad Cool—, que esperan reabrir las puertas en 2021. El negocio de la música en directo había crecido mucho en los últimos años convirtiendo a España es uno de los epicentros de los festivales. “Se estiman unas pérdidas de 662 millones de euros de la música en vivo de marzo a septiembre y de más de 115 millones de la música grabada en el año 2020. Pero si hablamos del impacto en la economía española, las cifras son mucho mayores y alcanzan los 7.660 millones de euros en este año”, apunta el presidente de la Federación de la Música de España, ESmúsica, Joaquín Martínez.

La federación considera “insuficientes y tardías” las ayudas del Gobierno. “El panorama de la música en vivo se ha puesto boca abajo”, dice la directora de la Asociación de Festivales de Música (FMA), Patricia Gabeiras. La FMA aglutina a los principales certámenes de España, como Sónar, Bilbao BBK Live, Primavera Sound, Mad Cool y FIB, y entre sus directivos hay preocupación. Gabeiras afirma que los festivales están actuando con responsabilidad y las medidas estratégicas no se están “tomando a la ligera”. Con las fechas de celebración cada vez más cerca, muchos promotores habían dilatado al máximo la decisión de cancelar el festival a la espera de que el Ejecutivo aplique una orden para la suspensión de eventos masivos. “Necesitamos poner límites a la incertidumbre con una declaración por parte del Gobierno sobre la fuerza mayor y su extensión para poder reprogramar conciertos o cancelarlos de forma ordenada y con seguridad jurídica”, reclama Albert Salmerón, presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM), que representa a 80 promotores del sector de la música en vivo.

“Todo apunta a que hasta después de la época veraniega no se podrá trabajar con normalidad, y lo más probable es que las empresas que se dedican a ello tendrán cero facturación en 2020”, dice Iván Méndez, director de Bring The Noise (BTN), que organiza festivales como Resurrection Fest y O Son do Camiño. La industria de la música en vivo recaudó 382 millones de euros en 2019, según los datos de la APM, inferiores a los de ESmúsica. Esto asienta la tendencia ascendente desde el batacazo de 2013 tras la aplicación del conocido como el “ivazo” (el aumento del IVA en 13 puntos, hasta el 21%). La reactivación del sector, estimulada por la menor presión tributaria desde 2018, ha hecho que la recaudación fuese un 14,6% más elevada en 2019.

BTN cuenta con un equipo fijo de más de 20 personas que trabaja durante año y medio en sus eventos. “Nos lo jugamos todo a algo que transcurre en solo unos días. Si no se pueden realizar durante los días programados, el año entero se pierde”, explica Méndez, que estima que la cancelación del Resurrection Fest puede dejar un agujero económico de 16 millones de euros en Galicia. “Detrás de un festival hay miles de puestos de trabajo, miles de contratos, miles de actividades vinculadas en las ciudades”, dice Gabeiras. La música contribuye al escenario económico de sectores como el turismo, el transporte, la hostelería y el alojamiento. APM remite al informe de OBS Business School El hit de los festivales de España para calcular que cada festival genera 130 empleos directos y 230 indirectos. Se estima que la industria suma un total de 300.000 empleos, que supone un 40% de la contratación anual del sector de las actividades artísticas, recreativas y entretenimiento del Servicio Público de Empleo Estatal.

ESmúsica considera positivamente alguna de las medidas tomadas por el Ejecutivo, pero sigue demandando un fondo de compensación que conceda una renta básica temporal a los trabajadores del sector afectados por la covid-19. Martínez tampoco se olvida de las moratorias en los alquileres de salas de concierto, de estudios de grabación y de salas de ensayo. La APM recalca la importancia de flexibilizar las normativas de Consumo con relación a la devolución de entradas. Se pretende que los tiques de un concierto aplazado sirvan para una nueva fecha programada en un plazo que incluya hasta finales de 2021. “Algunas medidas simplemente son normativas, no cuestan dinero y son imprescindibles, pero también será necesario que haya medidas fiscales y fondos de apoyo para que no desaparezca todo el tejido que conforma esta industria”, resalta Salmerón.

Al igual que tantas cosas, la música en vivo se paró pronto. Hoy por hoy pocos dudan de que será de las últimas en recuperar la actividad. El especialista en bioética estadounidense Zeke Emanuel pronostica que los conciertos y los festivales no volverán hasta otoño de 2021 a Estados Unidos. Mientras, en España, “el futuro próximo es preocupante, diría que dramático. Un parón absoluto de la actividad durante tanto tiempo va a afectar de forma profunda al sector”, dice Salmerón. Ante la adversidad, Gabeiras, la directora de la FMA, ve en la crisis sanitaria una oportunidad: “Se ha visibilizado a la música como una industria que cumple un papel esencial en la sociedad y que hay que protegerlo como valor cultural y económico”.

Eventos virtuales

El pasado 10 de marzo, el músico Jorge Drexler tocó sin público en el Teatro Popular Melico Salazar de San José (Costa Rica). El concierto se emitió digitalmente e impulsó el acomodo del sector a los tiempos del coronavirus. Pero la industria, amenazas de apagón cultural de por medio, no puede sostenerse así. “La realización de conciertos online en la actualidad nos parece una buena medida para ayudar a mejorar la experiencia del confinamiento, pero no creemos que vaya a ser una solución para el futuro”, dice Salmerón.

El trasvase a lo digital es una fuente alternativa de ingresos a pesar de que la experiencia de un directo es insustituible a través de la pantalla. “Muchas personas están disfrutando por primera vez de eventos online y les gusta la experiencia. Seguro que esto supondrá un cambio en la industria, ya que, cuando esta se recupere, los asistentes estarán más abiertos a disfrutar de un evento online en caso de no poder asistir en persona”, apunta el director de Eventbrite en Madrid, Ismael García. Esto da la oportunidad a los organizadores de ofrecer entradas para eventos en vivo con posibilidades en streaming. O solo virtualmente, como ha anunciado recientemente la Bienal de Flamenco de Sevilla si se mantiene la alerta sanitaria.

Entre sus funcionalidades, los eventos en línea aceptan donaciones y ofrecen servicios exclusivos como entrevistas o videochats con artistas. “¿Pagaremos para acceder a eventos online como hacemos con los espectáculos en vivo? ¿O tendrán un modelo freemium, con acceso gratuito y audiencias masivas que generen negocio con donaciones, servicios y ventas de merchandising?”, se pregunta García. Más allá de teorizar sobre la nueva economía de eventos online, lo que sí tienen claro desde la plataforma tecnológica global de compra de entradas y gestión de eventos es que la oferta creció alrededor de un 300% en solo un mes, entre febrero y marzo, en el ámbito mundial. Y sus búsquedas se han multiplicado por nueve.

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