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La resolución sobre los eurobonos genera un bronco debate entre los eurodiputados españoles

La propuesta del Parlamento Europeo para financiar el futuro plan de recuperación enfrenta a PP y Ciudadanos con Unidas Podemos

El pleno del Parlamento Europeo, el pasado jueves, en Bruselas.
El pleno del Parlamento Europeo, el pasado jueves, en Bruselas.OLIVIER HOSLET (EFE)
Lluís Pellicer

Los eurobonos han provocado un bronco debate entre los diputados españoles del Parlamento Europeo. A una semana de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, la Eurocámara aprobó el viernes una resolución que reclama un “paquete masivo” para la reconstrucción económica con la emisión de bonos. La fórmula elegida, sin embargo, ha levantado un vendaval entre los diputados españoles del Partido Popular Europeo (PPE), del grupo de los Socialistas y Demócratas (S&D) y liberales de Renew, que defienden que el texto recoge los eurobonos o coronabonos; y, por otra parte, Los Verdes o la Izquierda Unitaria, que opinan lo contrario. Incluso dentro de las mismas familias hay distintas visiones dependiendo del país.

La polémica subió a la categoría de bronca (virtual) el fin de semana. El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique, acusó a través de su cuenta de Twitter a PP y Ciudadanos de haber votado “en contra de la mutualización europea de la deuda para afrontar la crisis del coronavirus”. Los diputados del PP y Ciudadanos, arropados por los socialistas, se defendieron de inmediato y acusaron a Unidas Podemos de propagar bulos.

La jefa de filas de los populares, Dolors Montserrat, se reafirmó en que “sí habrá bonos de la UE”, lo cual consideró una “medida histórica”. El vicepresidente de Renew y líder de Ciudadanos en la Cámara, Luis Garicano, resaltó que la resolución ha permitido que la formación de Angela Merkel incluso haya respaldado esos bonos, y los socialistas consideraron que la propuesta que ha salido adelante sí recoge la “mutualización”.

¿Qué desató esta tormenta? El miércoles por la noche, el PPE, el S&D, Renew y Los Verdes pactaron una resolución de medidas para hacer frente a la pandemia. El borrador, que adelantó EL PAÍS, recogía que el Parlamento pedía a la Comisión proponer un plan para la reconstrucción económica financiado por un Presupuesto de la UE con más recursos, los fondos comunitarios existentes y “bonos de recuperación” garantizados por las cuentas comunitarias. Y añadía que ese paquete no debe mutualizar la deuda existente y que debe orientarse a inversiones futuras.

El texto salió adelante por 395 votos a favor, 171 en contra y 128 abstenciones. Lo respaldaron PP, PSOE, Ciudadanos, PNV y Junts per Catalunya. Vox votó en contra, mientras que Unidas Podemos-En Comú Podem (ECP), Bildu y ERC se abstuvieron. Los Verdes, que cuenta con un diputado de ECP y una de ERC, finalmente no lo apoyaron al considerar que el texto no garantizaba la “mutualización de la deuda”. La prueba de ello, según Los Verdes, es que la Cámara rechazó por apenas 40 votos una enmienda en la que pedían que “se mutualice a escala de la UE una parte sustancial de la deuda que se emita para combatir las consecuencias de la crisis”.

Esa enmienda fue tumbada por 282 votos a favor y 326 en contra. Entre los síes estaban PSOE, Podemos-En Comú Podem, PNV, Bildu, ERC y Vox. Entre los noes, PP y Ciudadanos. Junts per Catalunya se abstuvo. “Hay algo muy relevante en la votación de nuestra enmienda sobre la mutualización de la deuda. El Parlamento Europeo no se dividió entre Norte y Sur, se dividió entre izquierda y derecha. Las izquierdas de Norte y Sur a favor, las derechas de Norte y Sur en contra y abstención”, dijo el diputado de ECP y Los Verdes Ernest Urtasun.

¿El Parlamento votó, pues, los eurobonos? La resolución aprobada opta por bautizar la deuda para sufragar el plan como “bonos de recuperación”. Sin duda, tal y como está formulada, sí se refiere a deuda europea o comunitaria. El meollo está en si está “mutualizada”, es decir, si se comparten el riesgos. Para Los Verdes, no es así. Es más, creen que hay el riesgo de que, con esa redacción, en lugar de tener un Plan Marshall se acabe con un Plan Juncker, diseñado por el anterior presidente de la Comisión para movilizar más de 300.000 millones de euros con la colaboración público-privada.

Jonás Fernández, eurodiputado y coordinador económico de los socialdemócratas, no lo ve así. En la discusión en las redes sociales recordó que hay varios modelos de eurobonos. Y, en concreto, expone dos. El primero, el que ha dominado el debate europeo, que se basa en la emisión conjunta de deuda por los países del euro; cada Estado se encargaría de supervisar su tramo, aunque si hubiera problemas en el resto debería asumirlos solidariamente. El segundo es el que refleja el documento, se basa en bonos comunitarios o europeos para esta crisis, emitidos por un instrumento de la Comisión y respaldados por el Presupuesto de la UE, que se nutre fundamentalmente de las aportaciones de los países.

Un diputado lamenta lo que llama el “fetichismo de las etiquetas” de Bruselas. Prueba de ello es la fortuna en los medios de comunicación que ha acabado teniendo la palabra coronabonos, en comparación con los muy escasos resultados que hasta ahora ha logrado en los acuerdos.

Los ministros de Finanzas de la zona euro se inventaron ese término antes incluso de saber a qué iba a designar. En principio, iba a englobar cualquier emisión de la Comisión, del Banco Europeo de Inversiones (BEI) o del fondo de rescate europeo (Mede) para atender la emergencia o la recuperación. Pero por ahora no se ha usado: la deuda comunitaria sigue provocando rechazo en el Norte. Los populares españoles, por ejemplo, sostienen que el documento del viernes proponía eurobonos, pero sus colegas holandeses perjuraban que eso no era así. Y Finlandia y Austria, con Gobiernos de coalición de Los Verdes, siguen rehusando la mutualización de la deuda. En cualquier caso, serán los líderes de la UE quienes decidan el próximo viernes el diseño de ese plan.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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