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La pandemia provocará una caída del empleo del 7% en todo el mundo

La Organización Internacional del Trabajo prevé que el mercado laboral europeo será uno de los más afectados en el segundo trimestre de 2020

Manuel V. Gómez
Una cola de desempleados con mascarillas esperan para solicitar el seguro de desempleo en Santiago de Chile.
Una cola de desempleados con mascarillas esperan para solicitar el seguro de desempleo en Santiago de Chile.Francisco Castillo/Agencia Uno/d / DPA (Europa Press)

El empleo va a sufrir en todo el mundo por el impacto del coronavirus. Y bastante: la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que solo en primavera las horas trabajadas descenderán un 6,7% en todo el mundo. Lo que, según sus números, equivale a 195 millones de empleos a tiempo completo. “Es una caída extraordinaria”, apuntaba este martes el director general de la OIT, Guy Ryder, en la presentación del informe. No obstante, la agencia de Naciones Unidas advierte de que la gran cantidad de medidas que están utilizando los gobiernos para proteger los puestos de trabajo amortiguará el impacto. “Debemos reconocer que muchos gobiernos están haciendo lo correcto”, ha apuntado Ryder, que también ha destacado que su organización echa en falta “coordinación internacional”.

La OIT ya no toma como referencia lo sucedido en la Gran Recesión de 2008 para hablar de las consecuencias de esta crisis. Tampoco la crisis del petróleo de los setenta, el choque simultáneo de demanda y oferta más cercano en el tiempo a nuestros días. Ahora, el organismo con sede en Ginebra (Suiza) se fija en un cataclismo mucho mayor: la Segunda Guerra Mundial, sumándose así al creciente coro de voces que emplea los símiles bélicos para dimensionar el golpe económico de la pandemia. “La crisis más severa desde la Segunda Guerra Mundial: las pérdidas de empleo están creciendo rápidamente en todo el mundo”, apuntan los técnicos de la OIT en su última evaluación.

A diferencia del informe anterior, que también trataba en exclusiva del impacto de la Covid-19, este estudio no revisa las previsiones de desempleo que hacía en marzo. Entonces, en el peor escenario, cifraba un incremento posible de 25 millones de parados en todo el mundo a final de año. Ahora, sin embargo, admite la organización que “hay riesgo muy alto de que a finales de año se supere significativamente la previsión inicial”.

Los cálculos de la OIT cifran en un 6,7% las horas que no se trabajarán en todo el mundo en el segundo trimestre del año. Para establecer la equivalencia y llegar a 195 millones a tiempo completo, la organización que dirige Guy Ryder toma una jornada de 48 horas semanales. También hace el cálculo sobre 40 horas semanales y entonces el cálculo crece hasta los 230 millones de empleos a jornada completa.

El análisis regional del ente dependiente de la ONU sitúa a Europa en el centro del huracán, con un golpe del 7,8% sobre las horas trabajadas, el equivalente a 15 millones de empleos a jornada completa si se toma como referencia una jornada semanal de 40 horas. El impacto también será notable en los Estados árabes, donde las horas trabajadas bajarán un 8,1%, y en la región de Asia y el Pacífico, donde la caída llegará al 7,2%.

Según los números de la OIT, las decisiones de paralización de la economía ya afectan de una o de otra forma al 81% de la fuerza laboral en todo el mundo, unos 2.700 millones de trabajadores. No obstante, para llegar a esta cifra se toma como punto de partida al conjunto de empleados que viven en los países que han obligado o aconsejado detener de alguna forma la actividad económica para combatir a la pandemia.

Los trabajadores informales, los más golpeados

Aunque con menos datos de los que cabría esperar, el informe de la OIT dedica una parte sustancial del informe a un análisis cualitativo de la difícil situación en la que quedan los aproximadamente 2.000 millones de trabajadores informales en todo el mundo. “El impacto sobre la generación de ingresos es especialmente duro para los empleados no protegidos y para los grupos más vulnerables de la economía informal”, subrayan los técnicos del organismo con sede en Ginebra. El grueso de este grupo de trabajadores está en economías de ingreso medio o bajo —América Latina, Asia y África, fundamentalmente— y no tienen acceso (o, si lo tienen, es muy limitado) a los servicios de salud y a la protección social. Tampoco pueden, por tanto, acogerse a prácticamente ninguno de los programas de amortiguación del impacto para los trabajadores que sí tienen un contrato reconocido por el Estado.

“La Covid-19 ya está afectando a decenas de millones de trabajadores informales”, remarca el texto. En Nigeria o Brasil el número de empleados de la economía informal afectados por los confinamientos es “sustancial”, según la OIT. Y en India, un país en el que el 90% se desempeña en la economía informal, “alrededor de 400 millones de trabajadores están en riesgo de profundizar su situación de pobreza durante la crisis, forzando a muchos de ellos a volver a las zonas rurales”.

Para tratar de aliviar esta situación, algunos de estos países, como Brasil —pese a que el Gobierno de Jair Bolsonaro se ha caracterizado por subestimar la importancia de la pandemia—, ya han puesto en marcha esquemas de renta básica para garantizar un ingreso básico para quienes están al margen de la seguridad social y de cualquier tipo de prestación social. En el caso del gigante latinoamericano, serán 115 euros mensuales (prácticamente la mitad del salario mínimo) para unos 60 millones de personas. “Sin las políticas adecuadas, estos trabajadores enfrentan un alto riesgo de caer en la pobreza y experimentarán mayores desafíos para recuperar su sustento durante la recuperación”, alerta la agencia de Naciones Unidas.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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