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Los olivareros sufren por el precio del aceite: el oro verde ya no brilla tanto

El precio de compra en origen ha caído un 43% desde 2017. Los agricultores se quejan porque trabajan a pérdidas

Manifestante en la protesta por precios dignos de olivareros en Sevilla.
Manifestante en la protesta por precios dignos de olivareros en Sevilla.PACO PUENTES

Nicolás Casado, olivarero de Porcuna (Jaén) durante 37 años, dejó atrás su rutina laboral el pasado enero y dijo basta. El precio del aceite había bajado de manera drástica, desde los 3,60 euros por kilo a los 2,05 euros en solo dos años. “Los costes de producción comenzaron a ser muy superiores a los ingresos por la venta del aceite. Malvivía con anticipos y préstamos. Me estaba arruinando y tuve que abandonar el campo. Fue la decisión más difícil de mi vida”, dice con sabor amargo.

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Las pérdidas de Casado son compartidas por más vecinos en Porcuna, con 6.600 habitantes y el aceite como motor esencial que copa el 90% de su actividad económica. Salvo la escasa industria manufacturera y el poco comercio existente, de los 5.200 empleados en activo, 4.680 trabajan en actividades oleícolas. Las fluctuaciones del precio de venta del aceite son un quebradero de cabeza y motivo de indignación entre los vecinos. “Ven como hay especuladores, comercializadoras, distribuidoras y envasadoras, que se están haciendo ricos con sus productos a pesar de que ni lo trabajan, ni se sacrifican por él”, censura Miguel Moreno, alcalde de Porcuna. Estos vaivenes han causado un 25% de caída en la actividad económica de la localidad de la campiña jiennense el último año, falta de oportunidades y empleo.

Casado y Moreno acudieron el pasado martes a la manifestación de 16.000 olivareros andaluces, según los organizadores, que clamaron por “precios dignos” y contra “la especulación” del sector. El precio que a finales de junio cobraron los aceituneros andaluces fue de 2,20 euros por kilo de aceite de oliva extra, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Un 43% menos que lo ingresado en 2017, cuando el precio llegó a los 3,94 euros el kilo.

De los 1,8 millones de toneladas de aceite producidas en España este año, Andalucía acapara el 80% (1,4 millones). A pesar de que las exportaciones y el consumo interno de aceite han aumentado en un 17% y 11% respectivamente sobre el pasado año, según la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), la situación es inviable en muchos de los 300 municipios andaluces cuya economía pende del olivar, con 200.000 empresarios que generan 20 millones de jornales. “Vivimos un momento ruinoso”, resume Francisco Moreno, secretario del sindicato UPA-Andalucía.

Ramón García, de la central COAG en Sevilla, señala a los culpables de la caída de precios: “Las grandes empresas nacionales y los líderes industriales del sector aprovechan para especular”. El sindicalista carga contra tres pilares de la cadena agroalimentaria: comercializadoras, envasadoras y distribuidoras. La queja es compartida por UPA-Andalucía, que habla de “actividades especulativas” de la “triada”.

Mientras, Anierac rebate las acusaciones y asegura que todo responde a la inercia del mercado y a la ley de la oferta y de la demanda. Esta asociación, que aglutina a comercializadoras y envasadoras, detalla que la reducción del precio del aceite esta campaña viene dada por los “grandes excedentes” registrados. La patronal achaca el desplome de los precios al aceite no vendido: 1,13 millones de toneladas. Su previsión es que en octubre, cuando comience la nueva campaña del aceite, 700.000 toneladas aún no hayan sido comercializadas. Del aceite producido, el 25% se destina a demanda interna y el 75% al exterior.

En paralelo, la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) rechaza que existan “sucesos extraños” que influyan en el precio del aceite y asevera que cumplen “firmemente” con los contratos firmados con los proveedores. Esta asociación, una de las tres nacionales encargadas de la distribución del aceite, también achaca la caída de precios al posicionamiento mundial del producto.

A pesar de la reciente y multitudinaria protesta en la capital andaluza, el sector está dividido. La federación Cooperativas Agro-alimentarias y el sindicato Asaja evitaron manifestarse en Sevilla y la tildaron de “error”, al entender que “no es el momento de manifestaciones no consensuadas”. Jaime Martínez, director gerente de la federación de 350 cooperativas, aboga por buscar medidas que reviertan la situación de la mano de las Administraciones.

Para intentar lograr este vuelco, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, quiere llevar una propuesta al próximo Consejo de Ministros de Agricultura para favorecer la autorregulación de la oferta —el almacenamiento temporal del aceite en almazaras—, fórmula que ya se aplica en sectores como el vino. Además, el Gobierno pedirá la actualización de los umbrales de referencia para la activación de este almacenamiento privado. Una medida para las cosechas con sobreproducción de aceite y el precio del kilo muy bajo, que permite retirar del mercado el exceso de aceite, pagando Bruselas por los excedentes a los agricultores. El umbral de referencia está fijado en 1,80 euros el kilo y no ha sido actualizado desde hace 20 años. Los olivareros piden que se incremente hasta los 2,50 euros, el coste que les supone producirlo.

El precio en España, inferior al pagado en Túnez y Grecia

El precio que perciben los olivareros españoles a cambio de su producción se ha desplomado con tanta fuerza que se ha quedado en el furgón de cola de los grandes países productores: solo 2,20 euros por kilo. En Túnez los empresarios perciben 2,33 euros y en Grecia sube hasta los 2,55 euros. En Italia los operadores venden aceite caro y esto les permite pagar más en origen, lo que eleva el precio hasta los 4,74 euros, referencia que en abril llegó a ser de 5,21, una diferencia abismal —de más del doble— en comparación con la cantidad que reciben los empresarios españoles. La comparativa se plasma cada semana en el informe de seguimiento de precios del aceite que difunde el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

“No hay razones objetivas para que en Italia esté el aceite a cinco euros, en Grecia a 2,5, y en España a dos. Es una situación meramente especulativa”, denuncia Francisco Moreno, secretario de Innovación del sindicato UPA en Andalucía. Visión crítica que comparte Ramón García, secretario de COAG Andalucía. “La industria compra el aceite a dos euros y luego lo vende al consumidor a entre tres y cuatro euros, e incluso a cinco”. Ambos reclaman que el sector recupere “precios dignos y justos” para los 200.000 olivareros andaluces.

El hundimiento de los precios para los empresarios contrasta con el auge de España como primer exportador mundial de aceite de oliva. En la actual campaña del aceite, el 52% de la producción mundial salió de territorio nacional. Desde octubre de 2018 hasta el pasado enero, el valor acumulado por la exportación de aceite fue de 974 millones, según refleja el Boletín de Comercio Exterior de Aceite de Oliva del ministerio.

La paradoja es que el país que recibió la mayor cantidad de aceite nacional sigue siendo Italia, con 107.000 toneladas solo en 2019, gran parte de las cuales se envasa y se vende a terceros países con la etiqueta del país transalpino.

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