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El accionista sin rostro de Grifols que invierte con gran secretismo

Scranton, segundo accionista del fabricante de plasma, invierte con gran discrección en Wallapop, Juvé & Camps y el Joventut

El Joventut, club en el que ha invertido Scranton, en el derbi catalán contra el Barça.  
El Joventut, club en el que ha invertido Scranton, en el derbi catalán contra el Barça.  DAVID GRAU

Pisos de alquiler en Barcelona, la compañía de cava Juvé & Camps, el club de baloncesto Joventut de Badalona, la plataforma de compraventa de segunda mano Wallapop, una empresa de drones, una papelera y el servicio privado de transfusiones más grande de Alemania. Estas son algunas de las eclécticas inversiones de Scranton Enterprises BV, el holding en el que participan familiares y directivos de Grifols, y que es el segundo accionista (con un 8,67%) de la multinacional catalana, tercer productor mundial de hemoderivados.

Scranton, un pulpo cuyos tentáculos llegan a múltiples sectores, tiene sede en Holanda y está envuelto en un aura de secretismo. No revela los detalles de sus inversiones, presupuesto o equipo directivo. Las únicas pinceladas sobre su entramado provienen de las cuentas de algunas de sus filiales. Sus últimos movimientos exhiben un creciente interés por el mercado inmobiliario y tecnológico, acompañado del respaldo a grupos icónicos catalanes.

Las operaciones solo han aflorado al publicarlas la prensa o revelarlas las compañías en las que ha invertido. Lo que sí se sabe es que Scranton ha acelerado sus compras en los últimos años. En lo que va de 2019, han trascendido dos operaciones: una alianza con la promotora Corp para tener 2.500 viviendas en alquiler en el área metropolitana de Barcelona, con una inversión de más de 600 millones de euros, y una inyección de 1,5 millones en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña para desarrollar tecnología capaz de predecir la probabilidad de implantación de embriones.

Este año ha hecho dos operaciones: una inmobiliaria y otra con una bioingeniería

Scranton también ha sonado con fuerza como uno de los posibles interesados en hacerse con los derechos que darían nombre al Camp Nou, en una operación que podría superar los 300 millones de euros. “Ni confirmamos ni desmentimos”, señala un portavoz del FC Barcelona.

Scranton no ha respondido a las peticiones de información de este periódico. “Somos un holding diversificado con intereses en salud, inmobiliaria y compañías de crecimiento rápido”, explica en su web. Más de tres cuartas partes de sus apuestas se dirigen al sector de salud en Europa, seguidas del inmobiliario. Estados Unidos supone menos de una cuarta parte de su negocio. La firma se fundó en 1999 y tiene como consejero delegado a Luca Tassan, según Bloomberg. Tassan ha sido banquero de inversión en JPMorgan, RBS, Lehman Brothers y Nomura.

Una portavoz de Grifols evita hacer valoraciones sobre Scranton e insiste en que son “dos entidades diferentes”. Sin embargo, son accionistas del holding cuatro personas muy vinculadas a la firma de hemoderivados, según detalla el grupo familiar en su último informe a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Los más destacados son Víctor Grifols Roura, que es presidente no ejecutivo desde que en 2017 —tras 32 años— cedió el cargo de consejero delegado a su hijo Víctor, y Raimon Grifols Roura, hermano del ex consejero delegado y que ahora comparte ese cargo con su sobrino. Los otros dos accionistas son Ramón Riera, consejero de Grifols, y Tomás Dagá, que es consejero, además de socio y fundador de Osborne Clarke en España, un bufete de abogados muy ligado al universo Grifols, y secretario del consejo de Progenika Biopharma, una firma de la compañía de plasma.

Su nombre suena como uno de los interesados para explotar el nombre del Camp Nou

Robert Tornabell, profesor emérito de ESADE, sostiene que, para Grifols, Scranton es como una “hucha” con un enfoque “oportunista” que busca inversiones que en el futuro puedan rendir, y es también un reflejo del “espíritu de ser los mejores y arriesgar” de la multinacional. La adquisición del Joventut y el presunto interés por el Camp Nou le recuerdan las estrategias de empresas estadounidenses de ganar nombre en el mundo del deporte. Y ve algún paralelismo entre el brazo inversor de Grifols y el de Amancio Ortega, el fundador de Inditex, aunque este se centra en el mercado inmobiliario.

Grifols —que tiene su sede en Cataluña pero tributa en Irlanda, lo que le permite pagar menos impuestos— ganó 596,6 millones de euros en 2018, un 1,5% más que el año anterior. Desde su estreno en 2008 en el Ibex 35, su capitalización se ha multiplicado por diez, superando los 10.000 millones. En 2011 también empezó a cotizar en el Nasdaq tras hacerse con Talecris, uno de sus principales competidores, lo que ha afianzado su apuesta estratégica por EE UU. Víctor Grifols Roura y sus allegados son considerados la novena familia más rica de España, con un patrimonio de alrededor de 3.300 millones.

Comienza el juego

En 2015, Scranton empezó a apostar por una cartera diversificada y su interés por start-up tecnológicas al hacerse con un 5% de Wallapop por 12,3 millones, según datos publicados por medios de comuniación. El grupo de compraventa online declina informar sobre sus inversores. Al año siguiente, Scranton entró en la compañía catalana de drones Hemav, en la almeriense Real Track Systems, que desarrolla tecnología para atletas, y en la estadounidense Qardio, centrada en la medicina. 2017 supuso su estreno en el segmento de bebidas, al hacerse con el 76% del capital de Juvé & Camps por un valor superior a los 60 millones, pero manteniendo a la familia Juvé en la dirección y gestión del fabricante de cava.

Casi un año después, Scranton entró en otro mercado: cubrió la ampliación de capital del Joventut de 3,7 millones, salvando económicamente al club de baloncesto. Scranton cerró 2018 comprando a Grifols dos empresas médicas —Biotest y Haema— que la multinacional había adquirido meses antes. Lo hizo por el mismo valor de compra, inyectando liquidez a Grifols y evidenciando la simbiosis entre ambos grupos.

Scranton está dividido en tres filiales: Centurión Real Estate, Assets Dunmore y Scranton Plasma. Centurión facturó 5,5 millones de euros y tuvo pérdidas por 48.965 euros en 2017, según sus últimas cuentas en el Registro Mercantil. Su capital social fue de seis millones y su endeudamiento se disparó un 150% sobre 2016, hasta los 99,3 millones. Está domiciliada en la sede de Osborne Clarke en Barcelona, según explica una portavoz del bufete.

Assets Dunmore es una sicav que cotiza en el Mercado Alternativo Bursátil. Cada título ronda los 1,19 euros y su capitalización es de 22,6 millones. En 2017 obtuvo beneficios de 1,1 millones, de acuerdo a sus últimas cuentas auditadas. Su cartera de inversiones incluye acciones de algunas de las principales empresas del Ibex 35 y otras extranjeras. Tassan, el máximo responsable de Scranton, es uno de los cuatro consejeros. También lo es del Joventut.

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