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Ana Botín defiende su gestión en el fichaje fallido de Orcel como consejero delegado

El Santander gana 7.810 millones en 2018, un 18% más, por el tirón de Brasil y España

Íñigo de Barrón
Ana Botín, este miércoles.
Ana Botín, este miércoles.Carlos Rosillo

El Santander ha logrado un beneficio neto de 7.810 millones de euros en 2018, lo que supone un aumento del 18%, gracias a la buena marcha del negocio en Brasil, donde consigue el 26% del resultado, y de España (donde gana un 21% más tras integrar al Banco Popular). La depreciación de las divisas de los países en los que trabaja ha castigado la cuenta de resultados. No obstante, el resultado crece por la disminución de las provisiones (es el efecto de la mejora de la morosidad) y porque en 2018 hubo un 70% menos de pérdidas extraordinarias.

En la rueda de prensa, la presidenta del Santander, Ana Botín, tuvo que responder a una docena de preguntas sobre el fallido intento de fichar al banquero italiano de UBS, Andrea Orcel, anunciado a bombo y platillo en septiembre pasado. Este movimiento llevó incluso, a reestructurar el esquema de mando del Santander. Sin embargo, el 15 de enero la entidad dijo que renunciaba a ficharle. El banco justificó esta actuación, que ha causado mucho revuelo en el mercado, porque no quería pagar los 50 millones de bonus que le correspondían a Orcel por su salida de UBS. La entidad cántabra explicó que no podía hacer frente a esa cantidad porque va contra sus compromisos ante la sociedad.    

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Preguntada por si se arrepentía de algo de lo que hizo, Botín explicó que la decisión de intentar incorporar a Orcel se tomó con un "riguroso" proceso interno, "al más alto nivel de gobierno corporativo". Comentó que tuvo que anunciarlo "pronto, sin conocer todas las cuestiones, basándose en las cifras de las que disponían, por las exigencias de la normativa". Avanzó que no podía dar "muchos más detalles por la confidencialidad que tiene la operación" y tampoco explicó por qué era bueno en septiembre tener a Orcel para un plan estratégico nuevo y ahora está bien seguir con el consejero delegado de antes, José Antonio Álvarez.

"Fue una decisión difícil, pero correcta"

La banquera ha justificado: "Fue una decisión difícil, pero fue la correcta porque somos responsables". No quiso entrar a elucubrar sobre la posibilidad de que Orcel denuncie al Santander por incumplimiento de contrato, como se ha publicado en la prensa británica. Incluso se ha dicho que podría exigir al banco los 50 millones de bonus, si no se los paga finalmente UBS, "por incumplimiento de algunas cláusulas del contrato". Botín no aclaró si existen o no esas cláusulas que obliguen al banco a compensar a Orcel, que ahora está sin trabajo.

La presidenta del Santander sí aclaró que siguen en contacto con el directivo e incluso afirmó que siguen manteniendo una buena relación con UBS porque es una gran entidad. Afirmó que Álvarez, al que Orcel iba a sustituir como consejero delegado del grupo, "va a seguir de manera indefinida" de número dos de la entidad, además de compatibilizar el cargo con la vicepresidencia. "Trabajamos bien juntos", indicó aludiendo a los resultados del grupo como prueba.

El banco debe buscar un sustituto para presidir Santander España, un cargo que ahora ocupa Rodrigo Echenique, pero que tiene previsto abandonar en marzo. Hasta en tres ocasiones le pidió Botín que se quedara en el puesto. "Buscaremos al mejor candidato de dentro o de fuera del grupo para este cargo", afirmó Botín.

En cuanto al escándalo de las supuestas escuchas encargadas por el BBVA al excomisario Villarejo y la hipotética participación del Santander en el asalto a ese banco junto con Sacyr, Botín comentó, a preguntas de los periodistas, que el caso está bajo investigación judicial y que "lo mejor es esperar a que se aclaren las circunstancias". Sobre el BBVA dijo que consideraba que era "un gran banco y un gran competidor", como ya afirmó hace semanas. También se ratificó en el tuit que escribió en diciembre sobre Francisco González, en el que decía: "Dejas un gran legado y un gran banco". 

Política fiscal "ortodoxa"

Por otro lado, la presidenta del Santander defendió la importancia de una política fiscal ortodoxa que permita que la economía crezca de forma sostenible, consistente en pagar impuestos solamente donde se generen beneficios. La directiva explicó que el Santander tiene una tasa impositiva del 35%, lo que le ha llevado a pagar unos 5.200 millones de euros en impuestos en 2018. "No tiene sentido pagar dos veces por lo mismo o pagar un gravamen por pérdidas", recalcó, ya que sostuvo que ellos pagan en los países de origen de sus filiales y luego, con la reforma planteada por el Gobierno, quieren que vuelvan a pagar impuestos en España.

Advirtió que ser ortodoxos en la normativa permite que bajen las primas de riesgo: "Lo que supone que los bancos nos financiamos más baratos y podemos otorgar los créditos a las familias y empresas a mejores precios". Al Gobierno le pidió un "contexto" normativo "claro para plantearse el futuro".

La presidenta del primer banco de la zona euro admitió que el sector vive en un mal momento de reputación, pero rechazó que se ligara al Santander con los problemas de los accionistas del Popular. "Nosotros compramos el banco cuando ya estaba intervenido. Si no lo hubiéramos hecho, su rescate hubiera costado 36.000 millones a los contribuyentes, lo que supone 3.000 euros a cada familia. Esto se debe decir". No obstante, admitió que para el banco también será una buena operación, ya que obtendrán entre un 13% y un 14% de rentabilidad.

En cuanto a los planes de futuro, Botín aseguró que el más relevante es acelerar la transformación digital a través de una mayor colaboración dentro del grupo, generando un modelo que mejore la rentabilidad. Es decir, buscar una organización que precise menos capital y sea más rentable, difícil objetivo. Y dijo que el Santander debe tender a ser "la mejor plataforma digital y abierta de servicios financieros". No quiso ofrecer más detalles porque se los reserva para el nuevo plan estratégico, que presentará el 3 de abril en Londres.

Resultados al alza

En cuanto a los resultados, la comparación de la cuenta de 2018 con la de 2017 se beneficia mucho de que en esta ocasión no han cargado 897 millones en gastos por la fusión del Popular y en saneamientos de algunas partidas, como los fondos de comercio. En 2018 los costes extraordinarios ascienden a 254 millones por prejubilaciones principalmente, un 72% menos que los del ejercicio anterior. En Bolsa, el Santander arrancó con ligeros altibajos mientras el Ibex 35 presentaba avances.

Reino Unido es la peor noticia, otra vez, para el Santander, cuyos resultados disminuyen un 9,1% (el grupo ha anunciado recortes de oficinas y plantilla en este país), mientras que los de Polonia caen un 1%. El banco justifica el comportamiento de la filial de Londres por el aumento de los costes operativos por la transformación digital y la regulación.

México logra un avance del 7% y Chile del 5%; en Estados Unidos, el Santander ganó 552 millones, un 35% más. Europa contribuyó con un 52% del resultado y América con el 48%. El negocio de la unidad de créditos al consumo logró un 13% de los beneficios, tanto como todo Reino Unido. 

La cifra de resultados está por encima de los 7.640 millones que, de media, esperaban los analistas de Bloomberg. Ana Botín ha señalado en un comunicado que la entidad continúa "como uno de los bancos más rentables y eficientes del mundo" entre sus competidores y destaca que la entidad ha logrado su objetivo de aumentar en dos dígitos el beneficio por acción, un 11,2%, hasta 0,449 euros. Está previsto elevar un 4,5% el dividendo por acción con cargo a 2018 (tres en efectivo y uno en acciones) para los 4,1 millones de accionistas de la entidad.

La ratio de capital CET 1 fully loaded, la de más calidad, alcanzó el 11,30%, frente al 10,84% logrado de 31 de diciembre de 2017, lo que supera el objetivo del 11% fijado para 2018, gracias a la fuerte generación orgánica de capital. El volumen de créditos subió un 4%, mientras que los depósitos se mantuvieron estables. En España, los préstamos caen un 4,1% (aunque en pymes aumentaron un 17% y un 30% en banca privada) y la morosidad bajó 13 puntos básicos respecto a diciembre de 2017, hasta el 6,19%. Los préstamos en Reino Unido están planos y en Estados Unidos se elevan un 11%. La morosidad de todo el grupo es del 3,73%, frente al 4,08% del año anterior, con una cobertura del 67,4%.

En cuanto a la rentabilidad del grupo sobre los recursos propios, ROE, se sitúa en el 8,21%, con una subida de más de un punto, aunque por debajo del coste de capital, situado entre el 9% y el 10%, según los supervisores. La eficiencia (lo que gasta por cada 100 euros que ingresa) se mantiene en el 47%, en niveles parecidos a los de 2017.

Acelerar la integración del Popular

Respecto a la integración del Popular, ha indicado que "avanza más rápido de lo previsto y la transformación del negocio en Estados Unidos progresa a buen ritmo". Además, la directiva confía en la capacidad del banco para "aprovechar el gran potencial para seguir creciendo de manera orgánica". La entidad ya cuenta con 144 millones de clientes, de los que 32 millones, el 22% del total, utilizan servicios digitales.

La entidad cuenta con 202.713 empleados en todo el mundo, un 0,2% más que hace un año, y dispone de 13.217 oficinas, un 3,5% menos.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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