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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lo que no quisieron evitar

Lo sucedido en Cataluña confirma que muchos economistas no han aprendido la lección de la crisis

José Carlos Díez
Concentración en la Plaza Sant jaume, Barcelona.
Concentración en la Plaza Sant jaume, Barcelona.Massimiliano Minocri

Cuando quebró Lehman Brothers colapsó el sistema financiero y la economía mundial sufrió la peor crisis desde 1929. Inside Job, un documental, dejó en evidencia el escaso conocimiento de los economistas sobre el fenómeno financiero. La crisis fue una cura de humildad para nuestra profesión, pero lo sucedido en Cataluña confirma que muchos economistas no han aprendido la lección.

Liderados por Mas-Colell, consejero de Economía con Artur Mas, se creó el grupo Wilson en el que Jordi Gali, de Yale; Pol Antràs, de Harvard; Sala-i-Martin, de Columbia, etcétera escribieron papeles que avalaban la viabilidad económica de la independencia. El secretario de Hacienda de Oriol Junqueras en la Generalitat ha dicho en una conversación reciente que se ha filtrado; cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe que la independencia no es viable.

Los economistas antes mencionados tienen un elevado cociente intelectual. Entonces ¿qué ha fallado? Lo mismo que en Inside Job: el desconocimiento del fenómeno financiero que, mezclado con la soberbia intelectual, es una amenaza para la sociedad. La economía es una ciencia empírica y uno de sus pilares básicos de medición es la contabilidad por partida doble desarrollada por Fray Luca Pacioli en el siglo XV.

El principio es muy sencillo: cualquier decisión de gasto o inversión debe ser financiada. Por lo tanto, el activo y el pasivo de una familia, de una empresa, de un banco o de un país deben coincidir. Paradójicamente, al 95% de los economistas si les dan un balance lo leen al revés y los manuales con los que enseñamos a nuestros alumnos solo hablan del activo de la economía, al que llaman economía real. Como deberíamos haber aprendido en esta crisis no hay nada más real que el dinero.

Los economistas independentistas usaron modelos teóricos para estimar los efectos de la independencia y llegaron a la conclusión de que los catalanes vivirían mejor. Como explicó Joseph Schumpeter en su Historia del Análisis Económico sobre un modelo de David Ricardo en el que aseguraba que los beneficios empresariales dependían del precio del trigo "el modelo tiene una lógica estilizada, pero alejada de la realidad".

En sus modelos faltaban variables. La principal, una fuga de depósitos y de capitales como la que se ha producido en el último mes en Cataluña. Ni los gobernantes ni los economistas independentistas habían previsto una fuga semejante, ni tenían plan de contingencia. La otra variable que obviaron fue la huida de empresas que provocará una fuga de talento que descapitalizará y empobrecerá a los catalanes.

El 155 es el resultado de lo que las elites catalanas no supieron evitar. Afortunadamente, Cataluña es España, miembro de pleno derecho de la Unión Europea. El BCE permite acceso ilimitado a la liquidez bancaria al 0% y tiene un programa de compra masiva de deuda. Si estos irresponsables hubieran provocado esa fuga de depósitos y de capitales fuera del euro, Cataluña habría entrado de nuevo en otra depresión económica similar o peor a la de 2008 y la tasa de paro y de pobreza habría superado los niveles de 2013.

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