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Draghi mantiene intactos los estímulos por los “riesgos globales”

El BCE anuncia que solo subirá los tipos de interés cuando la recuperación se afiance

Claudi Pérez

“Demasiado pronto”: esa fue la esencia del discurso este jueves de Mario Draghi, el jefe del Banco Central Europeo. No hubo nada en Fráncfort más allá de una inmensa cautela. El BCE dejó intactos los tipos de interés y el programa de compra de activos a la espera de que la recuperación se afiance y de que la inflación se acerque al 2%. La eurozona mejora, pero Draghi prefirió esperar para tomar decisiones por “las incertidumbres globales”: Brexit y Donald Trump.

El presidente del BCE durante la rueda de prensa de este jueves.
El presidente del BCE durante la rueda de prensa de este jueves.KAI PFAFFENBACH (REUTERS)

El BCE de Jean-Claude Trichet cometió errores gruesos con alzas de tipos de interés a destiempo al principio de la crisis, que dejaron herido el prestigio de Fráncfort. La Reserva Federal de EE UU se arrepintió a tiempo de su anuncio de endurecer la política monetaria cuando la economía norteamericana aún no se había normalizado. Draghi no quiere repetir esos errores. El BCE mantuvo este jueves los tipos de interés —en mínimos históricos, incluso en negativo— y las multimillonarias compras de activos. Pese a que las críticas en Alemania son cada vez más feroces, pidió paciencia a los halcones: a los partidarios de acabar con las medidas extraordinarias, de endurecer la política monetaria. Templanza: las cosas mejoran en casa, pero “los riesgos proceden de la incertidumbre global”, con Donald Trump aterrizando en la Casa Blanca y perspectivas de un Brexit feroz en Europa.

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Ante los riesgos políticos que acechan, “los tipos seguirán en el nivel actual o incluso más bajos durante un largo periodo de tiempo”, dijo Draghi. “El BCE mantiene el volumen de compras de activos y está listo para actuar si las condiciones empeoran”, subrayó en una comparecencia más breve de lo normal, y cargada de peros. Primer pero: la actividad económica mejora, “pero aún es pronto para estar seguros de que seguiría al mismo ritmo sin las medidas extraordinarias del BCE”. Segundo pero: “Los riesgos de deflación han desaparecido y la inflación repunta, pero solo por los precios del petróleo, hay que mirar a la inflación subyacente [sin los elementos más volátiles, que sigue por debajo del 1%]”. Tercer y último pero: “Las condiciones financieras mejoran, los indicadores de confianza están en máximos desde 2011 y el desempleo ha caído a mínimos desde 2009, pero los riesgos sobre la eurozona siguen siendo a la baja por las incertidumbres globales”.

Preguntado por los factores globales que afean el horizonte, Draghi fue deliberadamente ambiguo. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dice que la eurozona tiene graves problemas y ha mostrado a las claras tentaciones proteccionistas, “pero es demasiado pronto para saber si sus políticas apoyarán o no esas declaraciones”, apuntó el banquero central europeo. La primera ministra británica, Theresa May, aboga por un Brexit duro caiga quien caiga, pero Draghi opina asimismo que es “demasiado pronto” para analizar el impacto de la salida de Reino Unido de la UE. “Dependerá de la duración de la negociación y del acuerdo final que se alcance”, resumió.

¿Guerra comercial?

Demasiado pronto, en fin, fue la frase del día. Draghi ya tomó decisiones importantes en diciembre (una ampliación de los plazos del QE, con una rebaja del volumen de compras a partir de abril) y no quiere moverse un ápice de su posición actual pese a que las cifras macroeconómicas mejoran. El presidente, eso sí, alertó de lo negativo que sería una guerra comercial con “devaluaciones competitivas” a uno y otro lado del Canal de la Mancha; a uno y otro lado del Atlántico.

Europa tiene serios problemas en el universo anglosajón. Pero también en casa: los empresarios, las patronales, los ahorradores e incluso el Gobierno alemán atacan con suma dureza a Draghi por su política de tipos de interés ultrabajos y por las compras de activos. Al menos apariencia, al jefe del BCE parecen resbalarle las críticas. “La política monetaria del BCE ha beneficiado a toda Europa, incluidos a los alemanes. Cuando la recuperación se afiance y la inflación se acerque al objetivo, los tipos de interés subirán”, se defendió ante las reiteradas preguntas de los periodistas germanos, que aprovechan cada rueda de prensa en Fráncfort para disparar una y otra vez los mismos dardos. “Sean pacientes”, recomendó un estoico Mario Draghi. “Las cosas han mejorado, pero no podemos relajarnos”, dijo como aviso a navegantes.

Nada es seguro en las procelosas aguas de los bancos centrales; menos aún en un entorno político internacional tan cargado. Pero los analistas esperan que el crecimiento y la inflación sigan al alza en los próximos meses. Eso redoblará la presión sobre el BCE: los expertos creen que el Eurobanco podría empezar a subir los tipos de interés a partir de primavera, para aliviar la situación de los bancos y acallar parte de las críticas en Alemania. Para las compras de activos —el QE europeo— habrá que esperar a finales de este año; tal vez al próximo, con una nueva rebaja del volumen de adquisiciones combinada con una ampliación de los plazos. Draghi negó que el BCE haya discutido “recalibrar” el QE. En realidad, lo único que quiere por el momento es mantener el statu quo, tanto en las compras de activos como en los tipos de interés. Esperar y ver. Ese es el mantra.

A favor de alzas salariales del 6% en Alemania

La inflación cerró diciembre en el 1,1%, con un rápido avance desde el 0,6% de noviembre, pero el BCE achaca esa situación a los precios de la energía. Draghi no parece preocupado: esa tendencia convive con alzas salariales modestas en el corazón de Europa, y con el sesgo deflacionario de una periferia que sigue intentando ganar competitividad.

El jefe del BCE no mostró inquietud por la enorme heterogeneidad de las cifras de inflación: subidas del 0,5% en la estancadísima Italia, frente a un alza del 1,7% que empieza a encender las alarmas en Alemania. No hay señales de desasosiego en los cuarteles generales del BCE: Draghi defendió subidas salariales del 4,5% al 6% en Alemania, como piden los sindicatos, aunque de inmediato sacó al ortodoxo que lleva dentro y afirmó que hay que acompasar sueldos y competitividad.

“La diferencia de inflación entre Norte y Sur es la forma de que la periferia recupere competitividad, aunque Draghi no pueda decir eso abiertamente”, explicó el analista Lorenzo Codogno. “Los precios seguirán subiendo gradualmente, pero el BCE sigue viendo riesgos y no cambiará de política hasta que el horizonte se aclare”, añadió.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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