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El FMI avisa al BCE de los riesgos de los tipos negativos para la banca

El organismo financiero señala que las entidades españolas son las que afronta el mayor reto por su dependencia en los depósitos

Christine Lagarde y Mario Draghi
Christine Lagarde y Mario DraghiBloomberg

La estrategia de tipos de interés negativos que está siguiendo el Banco Central Europeo tiene sentido. Pero empieza a mostrar sus límites. Así lo señala el Fondo Monetario Internacional, que avisa a Mario Draghi de los riesgos que esta política puede tener sobre el sistema bancario, porque pone bajo presión sus resultados. La banca española es la que se enfrenta al mayor reto. En opinión de los técnicos del organismo es mejor concentrarse en la compra de activos de deuda.

Los economistas del FMI vienen así a decirle a la autoridad monetaria europea que dejen de seguir cortando los tipos para estimular el repunte económico, porque esa vía es “poco” efectiva pese a que contribuyó contener las tensiones en los mercados. “El BCE tiene un margen limitado para un recorte sustancial adicional de los tipos sin que eso dañe la rentabilidad de los bancos”, señalan.

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El efecto de la laxitud monetaria ya se está notando en los resultados de los grandes grupos financieros. El temor es que los tipos negativos potencien los efectos vistos hasta ahora. “Un recorte adicional puede debilitar la efectividad de la política monetaria si los tipos de los préstamos no se ajustan o los clientes deciden retirar su dinero de los bancos”, advierte Andy Jobst y Hundan Lin.

Hace más de dos años que Draghi se embarcó en una nueva estrategia para revitalizar la frágil economía europea, cargando intereses al exceso de liquidez que le depositan los bancos. Buscaba así completar las medidas que puso en marcha para llevar la inflación cerca del objetivo del 2%. Otros bancos centrales siguen la misma táctica, de la que quedó al margen la Reserva Federal.

El reto, por tanto, será mayor para los países en los que los bancos tienen mayor exceso de reservas como España. Los economistas indican que la habilidad de los bancos de la zona euro para generar ingresos por vía de los intereses sufrió y redujeron su margen de beneficio. Sí señalan que fueron capaces hasta ahora de mitigar la presión gracias, entre otras cosas, a un incremento de las comisiones y al recorte de gastos. “Pero hay límites”, advierten.

La teoría es que los tipos negativos deberían incitar a los bancos a conceder más préstamos a las empresas y consumidores, en lugar de a tener el dinero aparcado en los depósitos del BCE pagando un interés. Pero es un territorio nunca explorado y eso lleva a los organismos internacionales a pedir que se extreme la cautela por los efectos que puede tener este ponche monetario. El miedo es que un recorte ulterior podría “debilitar” la eficacia del este instrumento.

“Los beneficios de una política de tipos negativos pueden desvanecerse en el tiempo”, señala la institución que dirige Christine Lagarde. La compra de activos, en opinión de los dos economistas del departamento europeo del FMI, apoyará la concesión de préstamos, elevará el precio de los activos y de la demanda. Si admiten que los tipos negativos permitieron dar sustento al programa puesto en marcha por el BCE para comprar bonos y eso rebajó el coste de la deuda.

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