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El gobernador del Banco de España responde al pulso de los inspectores con una carta

Luis Linde responde a las acusaciones de los inspectores de la entidad central que le acusan de "pasividad y autocomplacencia"

Íñigo de Barrón
Luis María Linde
Luis María LindeSamuel Sánchez

Por primera vez en la historia reciente, un gobernador del Banco de España responde por escrito a un comunicado de los inspectores. Luis Linde lo hace, después de que la asociación que aglutina a una parte los inspectores realice graves acusaciones contra su mandato: han criticado que faltan medios para realizar una supervisión efectiva, por lo que "si no se adoptan los cambios necesarios, podrían volver a repetirse" los efectos devastadores de otra crisis financiera. El pulso entre el gobernador y los inspectores ha llegado a límites desconocidos y ha llevado a Linde a enviar esta tarde a los 500 empleados de la Dirección General de Supervisión una rotunda misiva.

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En la carta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, Linde defiende el trabajo del banco central. "Vamos en el buen camino para lograr la convergencia hacia las prácticas más exigentes y, mientras tanto, no cabe ni sería admisible relajación alguna en el rigor que se aplica a la supervisión de las entidades nacionales", asegura. También afirma que, en ningún caso, "se trata de mantener una actitud de inmovilismo y autocomplacencia en la bondad de unos métodos, sino transmitir sus ventajas y, simultáneamente, aprender y asimilar nuevos enfoques de supervisión de nuestros colegas europeos".

Celo profesional

Linde coincide con los inspectores en que las normas de inspección han cambiado, al adoptar las europeas. Pero rechaza que no sean efectivas. Dice que la puesta en marcha del Mecanismo Único de Supervisión, (MUS), en el ámbito del Banco Central Europeo (BCE) "ha supuesto la armonización de prácticas supervisoras de los países euro, desde la revisión de activos hasta otros aspectos más alejados de nuestras prácticas, pero igualmente relevantes para controlar la buena salud de los bancos, la idoneidad de sus dirigentes y la calidad de sus procesos de gobierno interno".

Las acusaciones de los inspectores, que dicen que la crisis puede repetirse, alertan al supervisor

El máximo responsable de la supervisión bancaria en España también admite alteraciones en la organización interna. Comenta que los inspectores han tenido que "adaptarse a un nuevo esquema que todavía debe alcanzar la velocidad de crucero y, por lo tanto, asumir los costes de transición" y acaba con una advertencia: "El Banco de España, con todos sus empleados, tiene la obligación de poner todo el empeño en que el Mecanismo Único de Supervisión funcione lo mejor posible, aplicando el bien probado celo profesional de sus empleados".

Linde, que dice mantener los canales regulares de diálogo abiertos, advierte a los inspectores contra las afirmaciones de que podría volver otra crisis financiera por la desconfianza que podría transmitir en el mercado. El Banco de España no ve señales específicas de una crisis financiera en las entidades españolas, y los riesgos a los que se enfrentan son similares a los del resto de la banca europea.

Por último, el gobernador dice que "el planteamiento de problemas relativos al desarrollo de las funciones supervisoras a través de comunicados que pueden malinterpretarse por los medios de comunicación, no es un práctica habitual ni saludable, puede generar desconcierto en la opinión pública y daña la imagen de la institución".

Importantes deficiencias, según los inspectores

Por su parte, la Asociación de inspectores, en un documento de su junta directiva que El Mundo ha hecho público hoy, explicaba que ha hecho una "profunda reflexión" sobre el algo más de un año que lleva en marcha la nueva supervisión europea y concluye que hay "importantes deficiencias que pueden comprometer la eficacia de la labor supervisora".

Reclama a la cúpula del Banco de España que "abandone la pasividad y autocomplacencia que han venido demostrando desde la entrada en vigor del MUS, situación que contrasta con la actuación de las autoridades supervisoras de otros países del euro".

En su opinión, se han adoptado "los modelos de supervisión prudencial" lo que no es una "respuesta adecuada y suficiente a los errores y deficiencias cometidos en el pasado", por lo que podrían volver a repetirse. Reclaman que se verifiquen los datos que facilitan los bancos a la supervisión y dicen que "hasta ahora, las tareas se han realizado con personal del Banco de España, ya que el BCE no cuenta con el personal necesario para llevar a cabo todas las actuaciones previsas. Sin embargo, la dotación de medios proporcionada por el Banco de España resulta claramente insuficiente".

Este dato choca con las cifras oficiales del supervisor, que cuenta por primera vez en su historia con más de 500 empleados en la Inspección, así como casi 3.000 empleados en el Banco de España.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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