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El comercio exterior chino cae por primera vez desde la crisis financiera

La primera potencia comercial del planeta registra una bajada del volumen de exportaciones del 1,8% en 2015. Las importaciones descienden un 13,2%

Tres trabajadores frente a varios contenedores de transporte en el puerto de Qingdao, este de China.
Tres trabajadores frente a varios contenedores de transporte en el puerto de Qingdao, este de China.AP

El mayor exportador del mundo, China, experimentó en 2015 el primer retroceso de su potente sector exterior desde el estallido de la crisis financiera internacional. El volumen total de comercio con otros países cayó un 7% durante el año pasado en comparación con el anterior, según anunció este miércoles la Administración General de Aduanas del país. El valor de las importaciones disminuyó en un 13,2% principalmente por la caída de los precios de las materias primas, mientras que las exportaciones retrocedieron un 1,8%. Hay que remontarse hasta el año 2009, en pleno declive de la demanda mundial, para encontrar una situación similar.

A pesar de que el objetivo de las autoridades chinas era lograr un incremento de hasta el 6%, el balance final no sorprendió a los analistas porque durante todo el año pasado el sector exterior mostró signos de debilidad. "Las condiciones son severas y siguen existiendo varios obstáculos y retos para el crecimiento del comercio", aseguró en una rueda de prensa el portavoz del organismo, Huang Songping, que se mostró "poco optimista" para 2016. Las autoridades chinas están embarcadas en pleno proceso de cambio de modelo económico de uno basado en las ventas exteriores y la inversión a otro mucho más dependiente del consumo interno.

Además de la caída del precio de las materias primas, el volumen de compras al exterior por parte del gigante asiático se ha visto lastrado por la progresiva ralentización de su economía, que creció un 6,9% en los nueve primeros meses de 2015. Las exportaciones acusaron la débil demanda mundial y la pérdida de competitividad del país frente a muchos de sus competidores, cuyas monedas se han depreciado significativamente frente al yuan chino durante 2015. El superávit comercial se incrementó hasta un 56,7%, no por un aumento de las ventas, sino por el hecho de que el valor de las importaciones disminuyó mucho más que el de las exportaciones.

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El fuerte sector exterior chino ha sido uno de los principales pilares del milagro económico del país desde que ingresó en 2001 en la Organización Mundial del Comercio y le ha permitido acumular una ingente cantidad de reservas de divisas. Pero los cimientos de este modelo se tambalean con el aumento de los salarios y unas condiciones demográficas que ya han puesto fecha límite en la hasta ahora inagotable fuerza laboral. Ante este panorama, China pretende reducir el peso de las exportaciones de productos manufacturados e incrementar las de un alto valor añadido, algo que según las autoridades ya está empezando a ocurrir.

Cambio de tendencia en diciembre

A pesar de los malos datos anuales, los analistas vieron con cierta esperanza el hecho de que en diciembre las exportaciones crecieran, contra todo pronóstico, un 2,3% interanual tras cinco meses consecutivos de caídas. Sin embargo, la coincidencia del repunte de las ventas exteriores con la fuerte depreciación del yuan —en diciembre se registró la mayor en más de una década— ha despertado los temores de muchas casas de análisis, que temen que Pekín busque más devaluaciones competitivas, que podrían desatar uno de los escenarios más temibles para muchos: una guerra de divisas.

Preguntado por si la reciente depreciación del yuan frente al dólar estadounidense podría repercutir en un aumento de las ventas al exterior durante este año, Huang aseguró que "debería impulsarlas hasta cierto punto", pero añadió que "sus efectos se volverán más y más débiles porque hay muchos otros factores en juego".

Los parqués chinos recibieron en un principio con optimismo los datos sobre el comercio exterior, pero al cierre de la jornada terminaron una vez más en números rojos: Shanghái perdió un 2,4% y Shenzhen un 3,5%. El banco central del gigante asiático volvió a fijar una tasa de cambio del yuan relativamente estable por tercer día consecutivo, después de que su progresiva pérdida de valor se interpretara entre los inversores como un intento de devaluar la divisa de forma intencionada. Esta preocupación, junto a los numerosos cambios regulatorios de inicios de año, provocaron la semana pasada otra espiral de venta masiva en las Bolsas chinas que se llevó por delante más de un 15% de su capitalización y se contagió en los mercados globales.

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