La rotación en el empleo indefinido aumenta tras la reforma laboral
El número de contratos fijos para crear un puesto de trabajo neto se dispara. Un estudio de CC OO apunta que la causa es el abaratamiento del despido
La inestabilidad en el empleo aumenta incluso entre quienes acaban de firmar un contrato indefinido. La rotación en los puestos de trabajo fijos recién creados crece de forma significativa desde 2012. En 2014 para que se creara un nuevo puesto de trabajo fijo hizo falta que se firmaran 1,42 contratos indefinidos, bastantes más que tres años antes, en 2011 cuando eran necesarios 1,15 o incluso en 2006, en los años finales de la burbuja (1,23), según un estudio del gabinete económico de CC OO que toma el dato de los contratos indefinidos que se firman cada año y el número de empleos asalariados fijos creados en el mismo ejercicio.
Este salto en la rotación, del 23% en tres años, se debe, según explica el propio estudio, a varios de los cambios que implantó la reforma laboral y que buscaban abaratar el despido. En 2012 el Gobierno rebajó la indemnización a pagar en caso de despido no justificado de 45 a 33 días por año trabajado. También facilitó las rescisiones motivadas —las más bajas, que se compensan con 20 días por año trabajado— al incluir entre las causas de justificación la caída de facturación anual durante tres trimestres seguidos sin necesidad de que haya pérdidas o de que se prevea que las haya, este último aspecto ya había sido incluido en la legislación por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Hay un tercer motivo, explica Carlos Martín, responsable del gabinete económico del sindicato, relacionado con las novedades de la reforma laboral: el nuevo contrato de emprendedores. Este compromiso permite a las empresas con menos de 50 trabajadores firmar un contrato indefinido con un periodo de prueba de un año de duración, durante este tiempo es posible despedir sin indemnización.
El último motivo está vinculado a la devaluación salarial, algo que han notado mucho más quienes perdían su empleo y encontraban uno nuevo. Según los cálculos del economista Marcel Jansen, de Fedea, esta reducción entre 2008 y 2013 fue de un 13% para las mujeres y de un 17% para los hombres. Esto también contribuye a reducir los costes de despido, ya que mengua la base sobre la que se calcula la indemnización.
El objetivo último de todas estas medidas era hacer más atractiva la contratación indefinida para reducir el peso de los temporales, tan extendidos en el mercado laboral español. Al abaratar las indemnizaciones por despido de los empleados fijos se acercan el coste de la rescisión de contrato al de los temporales y, según la teoría, los empresarios perderían el miedo a suscribir compromisos laborales estables.
Pero la teoría no se acaba de cumplir. El número de contratos indefinidos que se firma cada mes sigue siendo obstinadamente bajo. En 2014, cuando comenzó la recuperación laboral apenas el 8% de los 16,7 millones de todos los contratos firmados eran fijos, un porcentaje apenas ligeramente mejor que los de 2011, 2012 y 2013, años de recesión.
En los últimos meses se ha observado un importante aumento de las contrataciones indefinidas. Pero, a falta de estudios y datos concluyentes, viendo la secuencia cronológica, parece más ligada a las bonificaciones creadas para estimular este tipo de contratos que a los cambios introducidos por la reforma laboral. Por ejemplo, el 25 de febrero del año pasado el Ejecutivo aprobó la tarifa plana en las cotizaciones. Ese mes las contrataciones fijas respecto al año anterior crecían al 6,8%, al siguiente aumentaron un 15,7% y desde entonces todos los meses posteriores han registrado tasas de crecimiento incluso superiores.
Los datos de rotación laboral entre los asalariados apuntan que la precariedad también aumenta por una nueva vía. Hasta ahora se observaba un incremento sustancial, frenado en los últimos meses, en el empleo a tiempo parcial, que se había sumado a la vía más habitual del mercado laboral español: la contratación temporal. Ahora también se suma la rotación.
A pesar del incremento de la inestabilidad en el empleo indefinido, la mayor incertidumbre, lógicamente, sigue dándose entre los temporales y esta ha aumentado mucho durante la crisis. Esto se puede observar con claridad viendo la duración de los contratos temporales desde que ha comenzado la crisis. En 2007, tenían una vida media de 78,5 días; el año pasado había disminuido hasta los 53,2 días.
Esta reducción llega, sobre todo, porque los dos tipos de contratos temporales más utilizados, el de obra o servicio y el eventual por circunstancias de la producción (el que suele utilizarse para atender a aumentos puntuales de actividad en una empresa), han visto como se reducía su vida media considerablemente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.