El juez aprueba el plan de liquidación de Clesa tras dos años y medio de concurso
La fábrica de productos lácteos entró en concurso en mayo de 2011
Después de dos años y medio, parece que los yogures Clesa finalmente van a caducar. El Juzgado de lo Mercantil número seis de Madrid ha aprobado este martes el plan de liquidación de la empresa de postres lácteos propuesto por los administradores, veintiocho meses después de que la firma, propiedad de la familia Ruiz-Mateos, fuera declarada en concurso de acreedores.
En junio del año pasado, el juzgado había declarado disuelta la sociedad que integraba el Grupo Nueva Rumasa con un déficit patrimonial de 681,02 millones de euros. Los jueces decretaron también el vencimiento anticipado de los créditos concursales aplazados y la conversión en dinero de aquellos que consistan en otras prestaciones.
Clesa había entrado en situación concursal a finales de mayo de 2011, con un pasivo inicial de 1.112,36 millones de euros —lo que convirtió este concurso en el mayor tramitado hasta ese momento en el sector alimentario— frente a un activo inicial de 304,76 millones de euros. De esta forma, según se desprende del auto, el desfase patrimonial de Clesa se situaba entonces en 807,6 millones de euros.
El juez decidió entonces apartar a la familia Ruiz-Mateos de la gestión, al considerar que habían adoptado decisiones empresariales "perjudiciales" para el patrimonio de la concursada, incrementando cada año el importe del pasivo.
Asimismo, el magistrado consideró que la situación financiera de Clesa se había visto agravada por numerosas operaciones de afianzamiento a favor de empresas ajenas sin más vínculos con la firma —salvo en los escasos supuestos de participaciones directas mayoritarias— que las personales o familiares entre sus directivos. El resultado fue que el pasivo de explotación ordinaria de la fábrica de lácteos se llegó a multiplicar por cuatro.
Según recogía el informe de la administración concursal de la firma, Clesa afianzó y avaló, junto a otras sociedades, operaciones financieras y mercantiles de empresas pertenecientes a Nueva Rumasa —el holding de los Ruiz-Mateos— por un importe de 766,58 millones de euros. Esa cantidad representaba más de tres veces la cifra de negocios y 18 veces el patrimonio neto de la empresa láctea en el ejercicio 2008.
La factoría de Clesa en Caldas (Pontevedra) reanudó su actividad en julio de 2012 con 30 trabajadores, un 20% de la plantilla que trabajaba en la planta antes de la intervención judicial. La sociedad Agrupación Cooperativa Láctea, SL, (Acolact), que integran Feiraco y otras nueve cooperativas gallegas, se hizo con el control de la fábrica especializada en la producción de yogures y postres.
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