Almunia: “La reestructuración de las cajas es dolorosa pero imprescindible”

El vicepresidente de la Comisión Europea culpa a directivos de las cajas de la situación actual

El vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia.A. HARRER (BLOOMBERG)

La Belle Époque, la década larga de euforia de la economía española que va de 1995 a 2008, se forjó cabalgando una ola inmobiliaria que resultó ser un agujero negro capaz de engullir bancos, promotores y hogares en un dramático colapso. En la crónica de ese derrumbe hay pocos momentos tan señalados como el de la dimisión de Rodrigo Rato en Bankia, o el día en que Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión y máxima autoridad europea sobre ayudas de Estado, ...

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La Belle Époque, la década larga de euforia de la economía española que va de 1995 a 2008, se forjó cabalgando una ola inmobiliaria que resultó ser un agujero negro capaz de engullir bancos, promotores y hogares en un dramático colapso. En la crónica de ese derrumbe hay pocos momentos tan señalados como el de la dimisión de Rodrigo Rato en Bankia, o el día en que Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión y máxima autoridad europea sobre ayudas de Estado, aprobó los planes de reestructuración para las entidades nacionalizadas (Bankia, Novagalicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia) a cambio de los 42.000 millones del rescate. Nada es gratis: Almunia sancionó un tijeretazo que incluye 10.000 despidos, reducciones de balance de al menos el 60%, la venta o desguace de tres de esas entidades (todas menos Bankia), fuertes pérdidas para accionistas y preferentistas y, en fin, lo que el comisario de Competencia resume en esta entrevista como “un ajuste duro; doloroso pero imprescindible”.

¿A quién pedir daños y perjuicios? “La lista de culpables es extensa: los primeros, quienes llevaban las riendas de las entidades que se lanzaron a una expansión insostenible, incapaces de gestionar los riesgos que surgieron en el sector inmobiliario. Después podemos discutir cómo actuó el Gobierno de turno, el regulador, quién debía haber tomado decisiones y no lo hizo o se retrasó. Pero en lo alto de esa lista están los gestores de las entidades que no son capaces de seguir adelante por sus propios medios: los casos más graves son los de quienes además han querido premiarse a sí mismos con bonus inmerecidos que han provocado situaciones lacerantes”.

En vista de lo que vamos conociendo en estos años de crisis no se puede descartar que puedan volver a surgir problemas

Almunia elude dar nombres: quizá por aquello de que no es valiente dar lanzadas a moro muerto. A cada rato recuerda que “hay fracasos estrepitosos entre las cajas, pero también casos de éxito; igual que entre los bancos”. Y respecto al papel de la política en todo esto, se muestra rotundo ante las reacciones en alguna comunidad —el presidente gallego, Alberto Núñez Feijoo, se rebela ante la posibilidad de perder Novagalicia— contra los ajustes aprobados: “Espero que a estas alturas todo el mundo entienda lo que no puede volver a suceder para que esto no vuelva a repetirse”.

Frente a quienes piensan que la cicatriz financiera está lejos de cerrarse a pesar del rescate, Almunia argumenta que España “ha hecho ya un esfuerzo de capitalización y reestructuración de la banca muy notable; no hay nada comparable en casi ningún otro país”. Pero atención: “El ajuste es duro e imprescindible; un paso muy importante. Aun así, no se puede evitar que salgan voces que auguran grandes cataclismos a la vuelta de la esquina, y en vista de lo que vamos conociendo en estos años de crisis tampoco se puede descartar que puedan volver a surgir problemas”.

Sobre el cierre de bancos: conocemos exactamente el coste de la liquidación y solo puedo decir que era más caro para el contribuyente

Algún periódico alemán ha criticado a Almunia por permitir a la banca española una reestructuración suave; en España ciertas críticas vienen por el lado contrario, por la dureza del ajuste. Además, hay quien se acuerda de Islandia y preferiría que la Comisión hubiera optado por cerrar bancos antes que por engordar la deuda pública. Por último, el gran reproche: la promesa del pan para mañana no se confirma; el crédito no fluye. “Sobre la intensidad del ajuste, hemos llegado adonde había que llegar, en función de cada caso. Bankia es uno de los bancos que más ayudas ha recibido en la UE, y sin embargo hay otras entidades que han tenido que aplicar ajustes más profundos. Sobre el cierre de bancos: conocemos exactamente el coste de la liquidación, y solo puedo decir que era más caro para el contribuyente”. ¿Y el crédito? ¿Hay más basura bajo la alfombra? “Se ha mirado todo lo que había que mirar. Ahora la preocupación principal es de orden más general: cómo van a conseguir economías como la española volver a crecer con los esfuerzos que están haciendo. Hay que reparar los destrozos de la crisis, pero también buscar fuentes de demanda que permitan compensar las consecuencias del ajuste”.

“La reestructuración bancaria no es un capricho. Es imprescindible. Difícil de explicar, porque los estragos se notan en toda la economía, no solo en la banca, pero imprescindible para que las pymes vuelvan a tener crédito, para que los préstamos fluyan cuando se recupere la demanda”, cierra.

"España necesita rebajar el coste de la financiación"

“Los países que actuaron antes y que lo hicieron con más determinación están ya mucho mejor”, responde Almunia a la pregunta de si el negacionismo inicial del Gobierno de Zapatero y los vaivenes del Ejecutivo actual, que ha acometido la reforma financiera a sacudidas, han empeorado las cosas. “Es barato hablar a toro pasado, pero puede que estuviéramos más cerca de la salida si se hubiesen afrontado los problemas de la banca y las consecuencias de la burbuja inmobiliaria mucho antes. Lo curioso es que muchos de los que censuraron ese retraso a la vez critican que ahora se estén tomando decisiones”, dice Almunia desde su despacho, en la sede de la Comisión Europea.

El vicepresidente del brazo ejecutivo de la UE tiene una opinión “extremadamente positiva, en términos generales”, del papel del Banco de España. Frente a las duras críticas del Ministerio de Economía al supervisor —“pregúntele al Gobierno por qué lo hace”— apunta que el Banco de España “no ha acertado en todo”. “Pero nadie ha acertado en todo en esta crisis”, aclara.

El rescate bancario soluciona una parte fundamental del círculo vicioso que vincula los problemas en la banca y en la deuda pública. ¿Habrá segundo rescate? “Es el presidente del Gobierno quien debe tomar esa decisión en función de los intereses españoles. Lo que sí es evidente es que España necesita rebajar el coste de financiación de su endeudamiento, público y privado”. “Hay una serie de teclas que tocar para ver cómo llega esa rebaja: una parte de esas teclas corresponden a las autoridades europeas, y otra a las nacionales. El BCE está dispuesto a actuar, la Comisión lo tiene todo listo, pero ese tipo de decisiones solo las puede tomar el presidente del Gobierno”. “Lo que no parece muy eficaz”, añade, “es decirle al BCE cómo debe llevar a cabo su labor”, en relación con la petición de Madrid para que el eurobanco le garantice a España que la prima de riesgo bajará hasta un determinado listón, que el Gobierno sitúa en 200 puntos.

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