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Cebrián critica la falta de unidad en la respuesta europea ante la crisis

El consejero delegado de PRISA cree que ha fallado más la política que el mercado

La actual es una crisis sistémica, que marca un punto de inflexión en la historia de la Humanidad. Se abre una etapa marcada por la emergencia de China como futura primera economía mundial y el desplazamiento hacia Asia de muchos centros de poder político, económico y científico desde la vieja Europa. Una Europa que se debilita, incapaz de dar una respuesta coordinada a la crisis. Así lo ha expuesto este martes el consejero delegado de PRISA (grupo editor de EL PAÍS) en su conferencia Crisis global, soluciones globales, organizada por el Instituto de Censores Jurados de Cuentas.

"En Europa, son los gobiernos nacionales los que procuran, con soluciones nacionales, conjurar la crisis global mientras el poder internacional se desvanece y licua", ha lamentado Cebrián. "A este paso la Comisión Europea será un órgano eficiente a la hora de determinar el diámetro conveniente de los espárragos en lata, pero la ausencia de una política monetaria y fiscal común, la irrelevancia de su política de defensa y de seguridad, la inexistencia de su política exterior, y la sobreabundancia del reinado de los burócratas está acabando con el proyecto que un día alumbraron los fundadores de la Europa Unida", ha añadido.

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Crisis global, soluciones globales

Su tesis es que la crisis actual es resultado más de un "fallo de la política" que el reflejo de un "fallo de mercado". En su opinión, el cambio de paradigma al que asistimos "está caracterizado por las deficiencias de los estados-nación a la hora de controlar y regular una economía globalizada". Por ello, "la necesidad de impulsar los organismos internacionales y multilaterales, si queremos conjurar la situación, es absoluta".

Pero mientras el presidente Obama ha comprendido el mensaje y se ha embarcado en un proceso de diálogo y distensión internacional, "Europa hace oídos sordos, en cambio, a los reiterados avisos en el sentido de que desde su debilitamiento institucional, constatable a raíz de la ampliación a 27, su capacidad de hacer frente a los problemas de un mundo globalizado no hace sino disminuir".

Según Cebrián, en ese contexto de debilidad europea, el multilateralismo del G-20 se va a ver desafiado de inmediato por el bipolarismo del nuevo G-2 (Estados Unidos y China).

El consejero delegado de PRISA ha trazado un paralelismo de la crisis actual con la Larga Depresión, que arrancó en septiembre de 1873 en Estados Unidos, y que en muchos aspectos se asemeja más a la actual que la Gran Depresión del siglo pasado. El Pánico de 1873, que se contagió con violencia a Europa, acabó marcando el comienzo del declive del imperio británico y el inicio de la hegemonía de la economía americana, expuso Cebrián.

En el diagnóstico actual hay una burbuja inmobiliaria y, en general, una inflación de activos; hay nuevos actores principales en la economía mundial (sobre todo China e India, pero también Brasil y Rusia) y hay una utilización creciente de nuevas tecnologías que, en el ámbito financiero, "han permitido un apalancamiento de la economía mundial (la de las empresas y familias) como nunca antes podía haberse imaginado", ha explicado.

Cebrián ha criticado tanto las "medidas cortoplacistas y benevolentes" como las "divergencias de criterio y disparidad de soluciones que no logran sino aumentar la confusión reinante". También ha hecho alusión a algunas de las consecuencias de la crisis, como el incremento imparable de los déficit públicos que pueden dar lugar a más impuestos y más inflación. En esto último se ha alineado con quienes, como Paul Krugman y Keneth Rogoff, creen que "cuando el fantasma de la deflación se cierne sobre nosotros, no hay que temer a la inflación" o que "una tasa razonable de inflación es una de las formas de ajustar el valor de las deudas al de los activos". En todo caso, esos déficit han sido necesarios para atajar el aumento galopante del desempleo. "La mejor política social es la que trata de evitar la destrucción de empleo, aun si eso demanda sacrificios no pequeños por parte de trabajadores y empresarios", ha subrayado.

Cebrián pide coordinación internacional contra la crisis, una mejor regulación y una autoridad competente, legítima y reconocida capaz de hacer cumplir las normas. "En los mercados globales, esa autoridad tiene que ser global", por lo que ha reclamado una reforma del FMI, el Banco Mundial y la OMC, entre otras.

El académico ha hilado su discurso con un análisis de las elecciones europeas. "Este va a ser ahora el reinado de la derecha, convertida, eso sí, desde el liberalismo casi salvaje al neokeynesianismo que proteja sus patrimonios", ha dicho. Advirtió que tras el domingo "son mayores las amenazas de la inseguridad, el desorden social fruto del desempleo, el racismo, el nacionalismo excluyente, la xenofobia, el proteccionismo comercial y el enfrentamiento entre los pueblos". Y que, "en algunas zonas del oriente cercano y el Asia central, estas amenazas, trufadas de fundamentalismos religiosos, fanatismos políticos e intereses de poder, pueden degenerar en una confrontación bélica generalizada si los responsables mundiales no toman las medidas adecuadas" a toda prisa.

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