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Movimiento en el sector energético

Inquietud en los socialistas por la entrada de Lukoil en Repsol

El diputado Manuel de la Rocha pone voz al número considerable de dirigentes que quieren la intervención del Gobierno

Manuel de la Rocha, diputado del Grupo Socialista, muy cercano al sindicato UGT y su secretario general, Cándido Méndez, ha puesto voz al número considerable de diputados y dirigentes socialistas a quienes la operación de Lukoil sobre Repsol produce auténtica inquietud. De la Rocha, en la reunión de esta mañana del Grupo Socialista, ha señalado que "es un principio de la socialdemocracia la presencia del sector público en sectores estratégicos". Ya en el terreno práctico, De la Rocha ha sugerido que la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) pueda comprar los créditos concedidos sobre Repsol de tal manera que el Estado se quede con ellos de forma permanente o temporal.

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El portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Alonso, ha pedido durante la reunión que se le diera un voto de confianza al Gobierno, y De la Rocha ha afirmado tanto dentro como fuera de la reunión que él se lo daba. Ya en rueda de prensa, Alonso ha garantizado que el Ejecutivo defenderá siempre el "interés general de los españoles". El portavoz socialista ha insistido que el Gobierno "hará todo lo que tenga que hacer" para "garantizar el suministro energético". Además, Alonso ha añadido que "todo el Grupo Socialista apoya al Gobierno". En efecto no se puede hablar de rebelión en absoluto, pero sí de inquietud.

La dirección del PSOE se puede amparar con razón en que nadie salvo De la Rocha, aunque también Cándido Méndez y Felipe González, se opone a la operación. Pero lo cierto es que el pasado sábado, en la reunión del Comité Federal, muchos de sus participantes hablaban entre sí de la inconveniencia de que la empresa rusa se hiciera con Repsol. Tan sólo dió un toque de atención el valenciano Juan Lerma. No para criticar sino para decir que habrá que estar preparados para hacer frente a una avalancha segura de críticas. También en la reunión de la Comisión permanente del Grupo Socialista de ayer, algunos diputados mostraron su inquietud.

Sacyr quiere vender su 20% en Repsol para hacer frente a una deuda que la tiene al borde de la quiebra. La petrolera Lukoil apareció la semana pasada como posible compradora de la participación de Sacyr en Repsol, pero ayer comenzó a enfriarse la operación por dos motivos: el primero, la tormenta política que se ha organizado en España por la entrada de una empresa rusa, lo que no gusta ni al PP ni a parte del Gobierno y del PSOE, que apuestan por que el sector estratégico de la energía esté en manos españolas. Además, ayer afloraron dificultades en cuanto a la financiación de la operación.

Más allá de la tormenta política, el problema de la operación es que no hay forma de cuadrar los intereses de la compradora con los de los vendedores. Sacyr vende un 20% de Repsol, pero no es la única implicada en la operación. La Caixa, a través de Criteria, ha dicho que venderá a Lukoil su 9% si Sacyr lo hace. En la operación también interviene Mutua Madrileña , con un 3% de Repsol. El problema es que la rusa no puede comprar todas estas partes porque superaría el 30%, lo que le obligaría a presentar una OPA. De hecho, sólo está dispuesta a comprar un 29,9%. Además, no se sabe cómo cuadrar los intereses de compradores y vendedores de un modo que los bancos acepten financiar. "La operación no está muerta, pero la situación está muy, muy complicada", aseguraban ayer fuentes de la operación.

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