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Análisis:PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Presupuestos para acabar la legislatura

El significado de las cuentas del Estado para el año 2008

Los Presupuestos Generales del Estado para 2008, presentados en el Congreso por el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, mantienen la línea trazada en los anteriores del Gobierno socialista, es decir, el logro de la estabilidad, y dan paso inevitablemente a medidas que entran de lleno en campaña electoral. En pocas palabras es eso, un presupuesto continuista de acuerdo a la política trazada por este Gobierno durante toda la legislatura con el añadido de que algunas actuaciones de carácter fiscal y social claramente teñidas con tinte electoral.

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Sin embargo, el Gobierno está convencido de que puede permitírselo porque, como ha destacado Solbes, la economía de este país presenta unas cuentas solventes que permiten prever un superávit por cuarto año consecutivo, continuar con la reducción de la deuda pública de forma significativa (36% del PIB) y mantener unas perspectivas de crecimiento por encima del 3,3%. Además, continúa con una clara apuesta por potenciar el capital tecnológico y humano, sobre todo en I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) y Educación, capítulos que crecen un 17% y un 14% y donde conviene recordar que España sigue presentando carencias notables. Y, por último, hace un gran esfuerzo en infraestructuras y gasto social, quizás los apartados con más reclamo electoral, pero igualmente necesarios para continuar la modernización y atender las necesidades de las familias, los pensionistas, la dependencia, la vivienda? Son medidas que, además, son compatibles con los objetivos de reducir la deuda. Por otra parte, hay que seguir aprovechando los fondos estructurales europeos mientras sigan llegando.

El vicepresidente Solbes ha calificado de robusta la previsión de crecimiento ante los posibles desenlaces por las últimas turbulencias financieras internacionales y lo ha justificado en que los fundamentos de la economía española conceden "un amplio margen de seguridad". Probablemente tienen razón los analistas que dicen que es atrevido mantener la previsión de crecimiento adelantada en junio, el 3,3%, cuando todavía no se habían producido estos devaneos y sin saber cómo va a afectar de verdad; pero el superministro se muestra convencido en su optimismo basándose en la confianza del tirón del consumo de los hogares y de la inversión privada y de la salud económica general.

Solbes, que seguramente ha presentado hoy sus últimos presupuestos pase lo que pase en las próximas elecciones, ha estado más político que nunca. Quizá por esa razón. Y, precisamente por ello, merece una mención aparte. Estos presupuestos son los últimos de una legislatura y conviene hacer un balance general. En estos años se ha consolidado el superávit, lo que ha permitido al ministro atacar al PP ("la despensa no sólo estaba vacía, sino que no habían pagado la última compra"), defender el gasto social ("no hay despilfarro, ese tremendo gasto social que nos va a llevar a la catástrofe no está en ningún sitio") y sacar pecho ante las críticas de presupuestos electoralistas ("son los presupuestos que necesitas España, no son muy distintos a los anteriores por lo que hay que decir que los cuatro presupuestos han sido para ganar las elecciones").

En cualquier caso, por mucho que diga el vicepresidente, el rasgo electoralista no se lo quita nadie y eso siempre hace alguna mella en los compromisos. En ese contexto hay que situar la rebaja fiscal, anunciada el mismo día que el Gobierno aprobaba los Presupuestos, y las ayudas al alquiler o por hijos, adelantadas previamente. Todo va a suponer una rebaja de 2.300 millones de euros, según los cálculos del propio Gobierno. Es cierto que estas medidas, sobre todo la que corresponde al recorte fiscal específicamente (deflactación de la tarifa del IRPF), forman parte de un programa pensado para toda la legislatura y que viene a compensar, además, la subida de tipos de interés. Pero si a ello se añaden las otras medidas sociales, el tinte electoral está marcado.

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