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Greenspan propone un impuesto federal al consumo para estimular el crecimiento

Se inauguran de los trabajos del Consejo Asesor sobre la Reforma de los Impuestos Federales creado por Bush

El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ha propuesto la instauración de un impuesto federal al consumo que estimularía el crecimiento económico. El responsable de la política monetaria estadounidense ha hecho esta propuesta en la inauguración de los trabajos de un Consejo Asesor sobre la Reforma de los Impuestos Federales creado por el presidente de EE UU, George W. Bush, quien ha hecho de la reducción de los impuestos el eje de su política económica.

"Desde la ejemplar reforma (impositiva) de 1986, el código tributario ha vuelto a ser extremadamente complicado, cargado por tasas marginales más altas, y muchas estipulaciones especiales que han estrechado, de forma indeseable, la base tributaria", ha dicho Greenspan. En Estados Unidos existen impuestos sobre las ventas recaudados por los estados que varían entre el 4 al 8 por ciento. Hay varios matices y en algunos estados se excluyen los alimentos.

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Greenspan considera insostenible la actual política fiscal de Estados Unidos

En una intervención el miércoles ante el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, Greenspan advirtió de que el creciente déficit fiscal, la deuda nacional y la cercana jubilación de millones de personas son riesgos graves para la economía de EE UU. De acuerdo con las reducciones de impuestos aprobadas desde 2001, cuando Bush llegó a la Casa Blanca, un 20% de las personas que tienen una renta media anual de 183.700 dólares paga el 63,5% de los impuestos federales. Las personas con renta media de 75.600 dólares pagan el 19,5%, y las personas de 51.500 dólares pagan el 10,5%.

No progresivo

El código tributario de EEUU, aún después de las modificaciones promulgadas por Bush, sigue siendo lo que se llama "progresivo" en el sentido de que las personas con mayores ingresos pagan una proporción más alta en impuestos que las personas de ingresos inferiores. Un impuesto al consumo operaría de manera contraria: lo pagan todas las personas, en la misma proporción, sea cual sea su renta y cada vez que adquieran un bien o servicio.

Greenspan ha señalado que "muchos economistas creen que un impuesto al consumo sería lo mejor para la promoción del crecimiento económico, porque un impuesto al consumo probablemente alentará el ahorro y la formación de capital".

La política económica de Bush gira en torno al concepto de que la reducción de los impuestos promueve el crecimiento económico porque deja más dinero en manos de los contribuyentes para gastar. El gasto de los consumidores equivale a casi el 70% del producto interior bruto de EE UU.

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