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Juicio a Garzón por investigar los crímenes del franquismo

"¿Tenemos que esperar 75 años más?"

Natalia Junquera

Iba tranquila. "Yo no he hecho nada malo. Y Garzón, tampoco", explicaba María Martín, de 81 años, unos días antes de declarar en el Tribunal Supremo. "A mi madre la mataron en el 36...", dijo ayer sin titubear entre las togas, pero con un hilo de voz.

-¿A usted la han ayudado hasta ahora a encontrar a su madre?, le preguntaron.

-No.

La ayuda la pidió, pero no se la dieron. Al juez instructor de la causa contra Garzón por los crímenes del franquismo, Luciano Varela, le escribió una carta intentando hacerle ver que "si fuera su madre" la desaparecida, movería cielo y tierra para encontrarla. "También le escribí al Rey, al presidente del Congreso...". Nada.

Ya en casa, le inquietaba la sensación de haberse dejado "muchas cosas en el tintero" ante el tribunal. No tuvo tiempo de decir que cuando mataron a su madre tenía otras dos hermanas, de 12 y dos años. O que estuvieron a punto de quedarse también sin padre. "Estaba segando y se lo llevaron preso. El día que volvió de la cárcel me abrazó y no me soltó en horas. Mi hermana pequeña murió pocos días después".

No le gustó ver al salir del juicio a dos miembros de asociaciones para la recuperación de la memoria histórica discutiendo. "Esto es una cosa muy seria. Es un entierro sin muertos". Tampoco haber salido de un tribunal con la sensación de que iban a seguir sin ayudarla. "¿Qué quieren, que esperemos 75 años más? Yo no llego". Si condenan a Garzón por intentarlo ha prometido "borrarse de española".

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A Pino Sosa, canaria, de 75 años, tampoco le dio tiempo a contar la historia de su padre, y mucho menos la de los 500 familiares de desaparecidos que han acudido a su asociación, en Arucas, pidiendo ayuda. "El 25 de enero de 1937 nací yo, el 10 de marzo dejaron a mi padre en libertad y el 19 vinieron a por él un grupo de falangistas. Eran las seis de la mañana. Mi madre corrió a por un abrigo. El falangista le dijo: 'No se preocupe, señora, donde va no lo necesita'. Y ya no le volvimos a ver".

De niña, escuchaba a las vecinas referirse a ella en susurros como "la hija del latonero que tiraron a los pozos". Y por allí le busca desde hace ya muchos años. De pequeña acompañaba a su madre y a otras mujeres a tirar flores a los pozos. A todos, porque no sabían en cuál estaba. Hace dos años exhumaron uno. "Sacamos a 24, pero ninguno era mi padre. Tenían las manos atadas con alambre. Los forenses nos dijeron que es posible que algunos llegaran vivos al fondo". Que a los vivos les cayeron encima los muertos.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.
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