El préstamo del BCE
El préstamo de 489.191 millones de euros del Banco Central Europeo nos hace pensar en la necesidad del sector bancario. No debemos olvidar que esta crisis ha sido fraguada por la codicia desaforada del hombre.
Los empresarios, cegados con la ilusión de pingües beneficios con la construcción, se endeudaban sin miramientos para comprar terrenos y construir masivamente. Los particulares, confiados en el ascenso del precio de los inmuebles, se endeudaron fuera de sus posibilidades. Por último, en la base del problema, los bancos, embriagados también por la ambición, otorgaban créditos sin restricción alguna a la espera de cuantiosas ganancias, posibilitando con ello a empresarios y compradores este círculo vicioso. Además los bancos, para deshacerse del riesgo de impago de tantos préstamos y para tener más dinero que prestar, titulaban préstamos y se los vendían a sus inversores como un producto de alta rentabilidad aunque luego se tornaran en bonos basura. Con ello hacían a sus clientes también prestamistas. Ahora los que necesitan préstamos son ellos. Si las quiebras de los empresarios y la ruina de las familias han pasado ya factura a estas últimas, no es menos que los bancos devuelvan paulatinamente todos los fondos que se les han ido entregando por parte de los organismos públicos.