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Entrevista:HERMAN VAN ROMPUY | Presidente del Consejo Europeo

"Tenemos que controlar las agencias de calificación, romper su oligopolio"

Andreu Missé

Herman van Rompuy, Etterbeek, (Bélgica) 1947, ha pasado el ecuador de su mandato como primer presidente permanente del Consejo Europeo, que inició a principios de 2010. Un año y medio dominado desde el primer momento por la crisis más severa que ha padecido el euro de su creación hace 12 años. Su formación como economista y su bagaje político como ministro de Presupuestos de su país le han sido de la máxima utilidad para coordinar las gestiones preparatorias para afrontar los sucesivos rescates de Grecia, Irlanda y Portugal. Van Rompuy ha centrado sus esfuerzos de armonizar las posiciones del dúo hegemónico de la Unión, Agenla Merkel y Nicolas Sarkozy, con los demás 25 líderes europeos. La mayor parte de su trabajo ha consistido en aunar voluntades y limar diferencias entre los líderes que repetidamente han reaccionado dubitativamente y tarde en cada una de las crisis.

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El presidente europeo visita el próximo martes por cuarta vez España, donde se entrevistará con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el Rey. El encuentro se enmarca en un escenario de nuevas amenazas para el euro. Los nubarrones vuelven sobre Grecia, para la que el nuevo plan de ayuda se atranca por la borrosa contribución de los bancos a participar en el pago de la factura. Los riesgos de contagio a otros países vuelven a ser altos si no se soluciona el asunto griego. Van Rompuy ha expresado sus puntos de vista sobre la candente situación del euro a través de un cuestionario, en medio de varios viajes por distintas capitales europeas desde Bratislava (Eslovaquia) y Chisinau (Moldavia) de la semana pasada a sus próximos desplazamientos a Madrid y Lisboa de la que empieza ahora.

Aunque todavía le queda tiempo para pensar en renovar su mandato por otros dos años y medio, cree que "en una crisis no se puede cambiar cada seis meses de capitán", como ocurría antes, pero advierte que "la prolongación de mi mandato depende de mi decisión y de la de los colegas".

Con todas las incertidumbres que acechan a la moneda única, Van Rompuy, ve "importante subrayar que esta no es una crisis del euro". "El euro" asegura, "es una moneda fuerte" y "mantiene unos sólidos fundamentos económicos". Y recuerda que "desde que el euro fue lanzado se ha mantenido una baja y estable tasa de inflación". Pensando en sus principales competidores enfatiza que "los niveles de deuda pública son más bajos, sí, más bajos que los de Estados Unidos y Japón". "El crecimiento ha vuelto a la zona euro en conjunto y se está creando empleo", añade

Ante las dificultades de Irlanda y Portugal, y la recaída de Grecia admite que "hay dificultades en tres Estados miembros que tienen altos niveles de deuda y déficit, en particular, Grecia". Frente a las exigencias de los impacientes afirma que las reformas requieren tiempo y eso es lo que los fondos de la UE aportan.

El papel que ha jugado la banca como causante de la crisis, como defienden destacados economistas, es otro punto de reflexión. En su opinión, "la excesiva asunción de riesgos por parte de los bancos y la falta de supervisión de las autoridades públicas ha jugado un papel, al igual que otras formas de fallos del mercado y fallos políticos".

Respecto a los fallos políticos, el presidente del Consejo destaca que "el hecho de que una crisis en tres países que representan juntos solo el 6% del PIB de la zona euro puedan amenazar la estabilidad financiera del conjunto ha sido completamente subestimada". Por ello, "la primordial lección de esta crisis es la interdependencia". A su juicio, "está claro ahora que la integración de los mercados monetarios y financieros se ha producido más rápido que la de la de nuestras políticas económicas y supervisión bancaria".

Con estas enseñanzas, dice, todas las decisiones que se han adoptado han tenido en cuenta esta nueva realidad. "Lo que es más importante", explica Van Rompuy, "es que ahora tenemos una mejor supervisión del sistema bancario a nivel europeo". Además, "la Comisión Europea ha impuesto una drástica reestructuración a los bancos que recibieron previamente ayudas de Estado, lo que ha implicado una sustancial reducción de sus balances".

La atención está puesta en el próximo día 15, cuando se publicarán los resultados de las pruebasde resistencia de la banca por parte de la Autoridad Bancaria Europea. El resultado del año pasado fue un fracaso: no detectó la crisis de Irlanda, que estalló cuatro meses después. Van Rompuy cree que las pruebas "deben ser serias para los propios bancos y para las autoridades públicas, que deberán tener que hacer frente a los resultados". "No podemos permitirnos medias tintas", advierte.

La agudización de la crisis ha vuelto a poner de manifiesto el extraordinario poder de las agencias de calificación de créditos, que actúan al margen de los compromisos y decisiones adoptados por los Gobiernos y de las medidas exigidas por las autoridades de la UE. Estos días muchos ciudadanos se preguntan: ¿Quién manda, las agencias de calificación o las autoridades de la UE? Para el presidente del Consejo Europeo la pregunta podría ser incluso: ¿Quién está tomando las decisiones en el mundo? "Si las autoridades públicas quieren mantener su última palabra, entonces los políticos tienen que actuar a nivel europeo e internacional", subraya. Y añade: "tenemos que romper el oligopolio de las agencias de calificación y controlarlas". "La UE ya ha tomado medidas, pero necesitamos hacer más en Europa y globalmente".

Le sorprende sobre todo la decisión de las agencias a principios de esta semana en relación con Portugal, cuya deuda bajó al nivel de bono basura para Moody's, pues el ajuste portugués acaba de empezar y se muestra seguro de que se cumplirá. Y recuerda que "en el pasado las agencias de calificación cometieron muchos errores y soportan una parte de las responsabilidades en la crisis de las hipotecas basura que están en el origen de esta triste saga".

España, junto a Italia y Bélgica, aparecen con frecuencia como futuros posibles blancos de los movimientos especulativos. Para Van Rompuy, "la situación en España es completamente diferente". "España", explica, "está afrontando tiempos duros, debido al estallido de la burbuja inmobiliaria", pero las reformas en marcha "son las mejores barreras contra el contagio y la mejor manera de tener crecimiento económico y crear empleo".

La duración de la crisis griega y su facilidad de propagación se atribuyen en buena parte a la falta de solidaridad con el país. Para Van Rompuy la respuesta está "en una combinación de responsabilidad y solidaridad". La responsabilidad es la "del Gobierno griego y su Parlamento de poner su casa en orden", destaca, y lamenta que "Grecia está pagando los errores del pasado". Al tiempo, "estamos dispuestos a hacer más y estamos trabajando para la preparación de un segundo programa cubriendo un largo periodo para dar a Grecia el tiempo necesario para que se ajuste", apunta. El viernes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el desembolso de 3.200 millones de euros para Grecia como parte del paquete de rescate y pidió al país una rápida y enérgica aplicación del ajuste.

La globalización ha propiciado una mayor presencia de Europa en el mundo. En abril, las autoridades chinas recibieron a Van Rompuy en Pekín con honores de jefe de Estado. Fuentes del Consejo lo interpretan como un signo de que la UE ocupa el lugar que le corresponde a su propio ritmo. Van Rompuy recuerda que "en 2010, China se convirtió en la segunda economía mundial superando a Japón y es ya el segundo socio comercial con un comercio de 400.000 millones". Y añade que el conjunto de la Europa de los Veintisiete supone "la primera economía mundial". Por ello, cree que "las relaciones bilaterales entre China y Europa son de una importancia estratégica a escala global. Hay todavía un gran potencial de cooperación en todas áreas". "Este es el cálido mensaje", concluye, "que recibí de los líderes chinos durante mi viaje".

El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, en una cumbre europea el pasado 24 de marzo.
El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, en una cumbre europea el pasado 24 de marzo.JOHN THYS (AFP)

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