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"En Rumanía era la mejor, y aquí ha vuelto a lograrlo"

2.278 alumnos optan al premio extraordinario y solo 210 a la excelencia

Inés Santaeulalia

Cuando María Lefter tenía 12 años, vivía en Rumanía y no sabía hablar español. Como mucho alguna palabra suelta que aprendió viendo la serie mexicana Rebelde. Llegó a Madrid con su madre hace cuatro años y empezó una brillante escalada. Desde unos meses aprendiendo español en una clase de enlace para extranjeros en un colegio de Arganda del Rey hasta acabar cuarto de la ESO con un 9,65 de nota media. María se examinó ayer para conseguir una de las 100 plazas del Bachillerato de Excelencia que la Comunidad de Madrid inaugurará el año que viene como experiencia piloto en el Instituto San Mateo, en el centro de la capital.

"Si este es el sitio de los mejores, yo quiero estar ahí", dijo la joven de 16 años al acabar la primera prueba, que medía sus conocimientos en lengua y literatura, justo antes de matemáticas y lengua extranjera. Siete centros de la región acogieron a los 2.278 madrileños que pudieron presentarse al examen al acabar la ESO con mención de honor y una nota superior al ocho en las asignaturas troncales. Además de una plaza en el nuevo bachillerato, estaban en juego los 25 premios extraordinarios que desde hace tres años otorga el Gobierno regional a los mejores estudiantes y que incluyen un viaje a Roma y un cheque de 1.000 euros. Aunque a María solo le interesaba la excelencia, muchos jóvenes iban por el dinero.

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Hasta ayer solo 210 estudiantes se habían apuntado para optar a una plaza en el San Mateo, según la viceconsejera de Educación, Alicia Delibes, que visitó el centro Virgen de la Paloma durante la prueba. A la mayoría de los chicos no les convence la idea de cambiar de centro y separarse de sus amigos. José Carlos Prada, por ejemplo, no quiere ser conejillo de Indias. Tampoco los padres parecen ver claro el proyecto. Con el bocadillo en la mano para dar fuerzas a sus hijos en el descanso entre exámenes, los mayores compartían pros y contras. El mayor inconveniente es que las notas de sus pupilos se vean afectadas al aumentar el nivel de exigencia.

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Las dificultades, de hecho, comenzaron ayer mismo. Situar en un mapa a Lituania, Letonia y Polonia o problemas de probabilidades. Para Andrés Mateo las pruebas eran complicadas y se notaba que "iban a pillar". Acostumbrados a altas calificaciones, casi ninguno dudaba de su aprobado pero veían difícil llegar al sobresaliente. La viceconsejera corroboró que el examen era "difícil", pero es que no todo el mundo puede ser un bachiller excelente.

Los alumnos tienen hasta septiembre para pensarse mejor si les interesa ir al nuevo centro, pionero en toda España. En los próximos días una comisión interuniversitaria creada para la ocasión decidirá los profesores que impartirán clase teniendo en cuenta su currículo. Delibes explicó ayer que hasta el momento solo hay unas veinte solicitudes de docentes, aunque aseguró que algunos más también lo han pedido y no descarta que la comisión haga sus peticiones de personal.

El día 18 se publicarán los resultados de los exámenes y posteriormente se entregarán los premios extraordinarios. María Lefter espera haber conseguido su plaza. Su madre la mira embelesada con el vestido que ella misma le ha cosido y no lo duda: "Es guapa y lista, por eso le dejo usar tacones. En Rumanía era la mejor, la reina, y aquí ha vuelto a conseguirlo".

Alumnos en el examen de los premios extraordinarios.
Alumnos en el examen de los premios extraordinarios.LUIS SEVILLANO

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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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