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Abusos y drogas en una parroquia italiana

El Vaticano publica hoy una circular con la pauta a seguir en casos de pederastia

El cardenal de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Angelo Bagnasco, ha apartado de "todas las tareas sacramentales" al cura de su ciudad Riccardo Seppia, de 50 años, que fue detenido el sábado por los Carabineros bajo dos acusaciones: haber abusado sexualmente de un joven de 16 años, y cesión de cocaína.

El arzobispo, superior máximo del cura detenido, reaccionó al arresto de Seppia con una dureza y una prontitud desusadas hasta ahora en la curia. Bagnasco acudió a la iglesia del Santo Spirito, donde oficiaba el párroco Seppia, situada en un barrio obrero de la ciudad, para oficiar en persona la misa que debería haber celebrado el detenido.

Antes de la eucaristía, un sacerdote leyó una nota en la que se anunciaba que Seppia ya no podrá confesar ni celebrar misas; luego, el presidente de la CEI expresó su solidaridad con las "eventuales víctimas y sus familias", confesó su "dolor y desconcierto", y mostró su "plena confianza en la magistratura".

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Según la fiscalía, el sacerdote habría abusado repetidamente de un muchacho que frecuentaba su parroquia, invitándole además a tomar cocaína. Los fiscales, además, no excluyen que cometiera esos supuestos delitos con otros jóvenes. El caso se conoció porque el teléfono móvil del cura fue interceptado por agentes que investigaban un caso de tráfico de cocaína en Milán, ciudad a la que Seppia viajaba a menudo y donde, según fuentes judiciales, frecuentaba saunas y locales nocturnos.

El arrestó se produjo por algunos mensajes y llamadas "explícitos" que enviaba el sacerdote. Seppia pasó las noches del sábado y el domingo en la cárcel de Marassi, donde según medios italianos proclamó su inocencia ante el capellán; hoy será interrogado por los jueces, que investigan además a otras tres personas.

El caso coincide con la publicación, hoy, de la circular elaborada por el Vaticano para informar a todas las diócesis del mundo de las pautas a seguir ante los casos de abusos a menores. Basada en las instrucciones redactadas el año pasado, la nota trata de acabar con la "cultura del silencio" que ha mantenido la Iglesia ante la pederastia clerical. La circular recomienda acoger a las víctimas y colaborar con la justicia civil, e incidirá sobre la formación de los futuros curas y religiosos.

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