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El cambio de Ajuria-Enea, en Vizcaya

Pastor cree que si sigue Bilbao, continuará la bronca, el retraso y la opacidad

Sin circunloquios y al grano: "Si el PNV sigue en la Diputación de Vizcaya, este territorio está condenado a cuatro años más de retraso, de bronca política, de opacidad y de peligrosa inercia de enfrentamiento institucional". Con esta contundencia se expresó ayer José Antonio Pastor, durante su intencionada intervención en el desayuno informativo de la Tribuna Euskadi, que aprovechó fundamentalmente para descalificar, de un lado, la gestión de José Luis Bilbao y, por otro, delimitar sus líneas programáticas como candidato a diputado general de este territorio.

En esencia, Pastor quiere que el cambio político que llegó hace dos años a Ajuria-Enea con Patxi López se haga realidad el 22-M en Vizcaya. Lo desea porque ve su necesidad para emprender un camino, dijo, diferente en el fondo y en la forma. El candidato socialista propugna "un acercamiento al ciudadano" con "ventanas abiertas" en contra, dijo, de la "opacidad" en la que se desenvuelve, a su juicio, la gestión de Bilbao.

Tributo de Benegas a la defensa de "los constitucionalistas" por la libertad

El tono cañero de Pastor no decayó en ningún momento de su discurso. Las relaciones entre los candidatos de los dos principales partidos son muy tensas desde hace demasiado tiempo y en el bando socialista no perdonan al diputado general vizcaíno el "hostigamiento permanente" a la acción de Gobierno y, en especial, a su lehendakari, Patxi López. Por eso resultó fácil de entender que el candidato del PSE admitiera "su cansancio" por el enfrentamiento institucional desde la Diputación de Vizcaya y la insistencia jeltzale sobre la conquista "ilegítima" del poder autonómico por los socialistas. A modo desagravio, y como era de prever, Pastor, ya en el coloquio, recordó los pactos que permiten al PNV gobernar ahora en Guipúzcoa y Álava sin haber ganado en las urnas. El propósito del PSE-EE es acabar el 22-M con "el búnker político del nacionalismo" que, a criterio de Pastor, es hoy la Diputación vizcaína, a la que conceptuó como "organismo endogámico y anquilosado por un ejercicio del poder que el PNV creyó eterno".

Junto a la carga política de la intervención, que tuvo su entremés con las palabras de reconocimiento de Txiki Benegas a "los políticos constitucionalistas vascos" por su defensa de "la libertad y contra el terrorismo", Pastor, presentado como "un político convencido", tampoco se olvidó de sus recetas ante los tiempos que corren si llega al poder en Vizcaya. Lo hizo aclarando, sobre todo, que la relación con el Gobierno vasco será "total" para así contraponer "el conflicto permanente" al que se asiste ahora desde las diputaciones. Y sobre esa base pretende aplicar un plan foral por el empleo y la sostenibilidad, la ampliación de los servicios sociales y, sobre todo, la apertura de un debate "sereno y responsable" sobre la reforma del marco institucional y el reparto competencial que se regule en la Ley Municipal. Pastor hizo un claro guiño a los alcaldes, a quienes considera como figura esencial para el ciudadano. En realidad, habla por boca de la experiencia acumulada durante sus 16 años como primer edil de Ortuella, donde tuvo que encajar cómo a pesar de haber ganado las elecciones, sus contricantes le apearon de la alcaldía. Quiza eso explique que Pastor, favorable a la presencia de Bildu, eludiera hablar de posibles combinaciones a partir de los resultados del 22 de mayo.

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