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Ola de cambio en el mundo árabe

El Ejército sirio asalta dos pueblos para acallar las protestas contra el régimen

Enric González

Tropas sirias sitiaron y asaltaron ayer dos pueblos cercanos a la ciudad portuaria de Banias. Vecinos de los alrededores dijeron haber visto soldados desplegándose y haber escuchado tiroteos durante horas. Un testigo citado por Associated Press afirmó que se habían producido víctimas mortales, pero resultaba imposible conocer detalles porque Baida y Beit Jnad, las localidades donde actuaba el Ejército, permanecían cerradas. Era evidente, en cualquier caso, que las revueltas contra el régimen y la represión iban en aumento.

Uno de los grupos convocantes de las manifestaciones por la democracia, conocido como Declaración de Damasco, pidió a la Liga Árabe que estableciera sanciones contra el régimen de Bachar el Asad y dijo que la cifra de muertos superaba ya los 200 desde el inicio de las manifestaciones por la libertad, el 15 de marzo. El viernes murieron 37 personas en todo el país y el domingo cayeron otras cuatro en Banias, una ciudad que permaneció aislada varios días.

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El mismo domingo, el Gobierno de Bachar el Asad dejó al fin de acusar a misteriosas bandas armadas y admitió por primera vez que eran sus propios agentes quienes disparaban contra las protestas. En un comunicado, el régimen atribuyó las manifestaciones a "individuos resentidos" y anunció que las sofocaría con todos los medios a su disposición: "El Ministerio del Interior proclama que no hay ya margen para la indulgencia o la tolerancia en la aplicación de la ley, el mantenimiento de la seguridad del país y sus ciudadanos y la protección del orden general".

La Casa Blanca calificó ayer de "escandalosa" la escalada represiva del régimen sirio y exigió que se respetaran "los derechos del pueblo", pero Washington descartó cualquier medida de presión sobre el Gobierno de Damasco.

Los Hermanos Musulmanes, una organización islamista que a finales de los setenta desafió el poder de Hafez el Asad, padre del actual presidente, y fue prácticamente destruida en 1982 con la masacre de Hama (entre 10.000 y 20.000 muertos), expresaron por primera vez su completo apoyo a la revuelta. Mohamed Riad Shaqfa, líder de la organización y exiliado en Arabia Saudí, declaró a Reuters que se unía a "las exigencias del pueblo" para que fuera abolido el estado de excepción vigente desde 1963, se liberara a los presos políticos y se reconocieran los derechos de expresión y de reunión.

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Shaqfa aseguró que los Hermanos Musulmanes no habían participado en la organización de manifestaciones, "debido a la ley de 1980" (que castiga con pena de muerte la pertenencia al grupo islamista), pero mantenían "una importante influencia social".

La organización humanitaria Human Rights Watch, con sede en Nueva York, denunció que las fuerzas de seguridad sirias habían impedido que los médicos atendieran a los heridos durante los tiroteos del pasado domingo en las ciudades de Deraa, cerca de la frontera jordana, y Harasta, cerca de Damasco. "Privar a personas heridas de tratamiento médico es a la vez inhumano e ilegal", declaró Sarah Leah Whitson, responsable de Human Rights Watch para Oriente Próximo.

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