La noche de los suplentes

Juanfran abandonó su condición de galeote tras dos meses de arresto en el banquillo y se convirtió en el principal artífice junto a Diego Costa de que el Atlético se diera un alegrón en el Reyno de Navarra, un territorio tan duro que la escuadra del Manzanares había perdido en seis de sus últimas visitas a Pamplona. El extremo, de vuelta a su casa las últimas cuatro temporadas, no notó la inactividad que le impuso el cuerpo técnico y se erigió como el mejor lanzador de Costa, el único delantero que Quique Flores dispuso sobre el tapete. El brasileño, que contaba cuatro goles en la Liga, se marcó una noche memorable con un triplete que arrancó los aplausos de Forlán.

Ausente Agüero por sanción, el técnico hizo un hueco al uruguayo entre los suplentes y rechazó jugar con Reyes de segundo punta, posición que el utrerano conoce al dedillo de sus tiempos en las categorías inferiores del Sevilla y de la selección. La estrategia le salió que ni pintada al conjunto rojiblanco, más sólido que de costumbre y sin los errores habituales de la última línea.

El Atlético se arropó por el centro, con un trivote y dos extremos abiertos, dispuesto a sacar tajada de la adelantadísima defensa de Osasuna. José Luis Mendilibar, que ha rescatado al equipo rojillo del pozo con una vertiente más ofensiva que le valió para encadenar tres victorias consecutivas, también tenía un plan: todos los ataques de Osasuna llegaron por la banda de Antonio López, terrible guardando los espacios. Cejudo y Camuñas echaron sal a la herida y convirtieron el carril derecho en una autopista. Superado una y otra vez, el Atlético se mantuvo en pie gracias a los reflejos de De Gea, en el ojo del huracán tras su pifia en el derbi.

El portero fue una pesadilla para Soriano, que se encontró con sus manoplas la mano de veces que le fusiló a quemarropa, sobre todo tras una doble oportunidad en la que los centrales no guardaron el despeje de su salvador. Kike Sola hizo justicia en una jugada calcada a continuación mientras la lluvia caía en abundancia. Justo cuando peor lo tenía el Atlético, Costa le devolvió la vida tras un envío de Juanfran que dejó a Sergio y Lolo a por uvas y al punta delante de Ricardo.

Osasuna no se desalentó y Soriano volvió a probar a De Gea en el inicio de la segunda parte, con un remate de cabeza que De Gea mandó por encima del travesaño. A partir de ese momento el Atlético dinamitó el encuentro, con Juanfran haciendo mucho daño con sus diagonales, indescifrables para la defensa navarra. Raúl García se subió a la ola y Diego Costa definió de lujo en el mano a mano. La historia se repitió dos minutos después, con Mario Suárez colocando el cuero al hueco, sacando de nuevo los colores a la zaga de Osasuna.

Pero como el Atlético es el Atlético, Reyes no dio la puntilla fallando un penalti que no era y Osasuna recobró la fe. El árbitro, esta vez sí, acertó decretando penalti en una mano de Tiago dentro del área y el partido se convirtió en un correcalles. A los de Quique Flores les entró el tembleque y Camuñas tuvo el empate. Pero su remate se fue fuera y premió la visión de juego de Juanfran y la efectividad de Diego Costa.