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Crisis en la Academia de Cine

Alex de la Iglesia presidirá los Goya

La junta directiva de la Academia pide al cineasta que permanezca en su cargo y sea el anfitrión de la gala del día 13 - Se convocarán elecciones en un plazo de tres meses

Serio, con un gesto tendente al abatimiento incrustado en la cara, pero asegurando que está "bien de ánimo", Alex de la Iglesia confirmó ayer su próximo adiós como presidente de la Academia de Cine. No es un adiós instantáneo: el director de Balada triste de trompeta aguantará al menos hasta la gala de los Goya el próximo día 13 en el Teatro Real de Madrid. "Y un poco más, porque tenemos que esperar hasta las elecciones", dijo. En efecto, la junta directiva de la Academia anunció ayer, después de una reunión de tres horas y media, la convocatoria de elecciones en un plazo que, como marcan los estatutos de la entidad, no podrá superar los tres meses.

"Me voy de la presidencia, es una decisión personal y mi idea es irme, pero no quiero que los Goya dejen de ser lo que son, así que me queda la gala", explicó De la Iglesia a los periodistas. Le rodeaban una veintena larga de miembros de la que todavía es su junta directiva. Lo confesable es que Alex de la Iglesia se marchará porque tiene ideas muy divergentes con algunos de sus colegas acerca de la ley Sinde pactada por PSOE y PP, la que regulará y reprimirá el acceso a contenidos protegidos por derechos de autor. Lo menos confesable es el trasfondo de este auténtico psicodrama colectivo del cine español: entre otras cosas, la progresiva incomunicación y el deterioro de relaciones entre Alex de la Iglesia y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, quien el miércoles había comentado: "Si Alex no se ve capaz de seguir en el cargo, lo debería dejar ya". De la Iglesia, en su comparecencia ante la prensa, dijo: "No he hablado con ella, pero desde aquí la invito a la gala de los Goya para que disfrute". Poco después, en declaraciones a este periódico, el todavía presidente de la Academia anunció que la ministra le acababa de llamar por teléfono para felicitarle.

La reunión, rodeada de gran expectación, duró tres horas y media
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Su vicepresidente primera, la realizadora Iciar Bollain, había avisado antes en la junta directiva de la Academia que, si se obligaba a De la Iglesia a dejar ya la presidencia, ella se iba con él. "No pienso sustituirle, si se va Alex me voy yo", puntualizó la directora de También la lluvia.

La reunión que debía decidir el futuro inmediato de la Academia transcurrió en medio de una expectación inusitada. Los salones del palacete de la madrileña calle de Zurbano, que sirve de sede a la institución -aunque el edificio es propiedad del Ministerio de Cultura, que lo cede- fueron, durante toda la tarde, un hervidero de periodistas yendo y viniendo, de rumores de toda condición y de pronósticos sobre lo que ocurriría el día 13 en el Teatro Real de Madrid durante la gala de los Goya.

Alex de la Iglesia, que se presentó en la Academia solo, con rictus grave y vestido de negro, pidió a la junta directiva de la institución, reunida en sesión extraordinaria, continuar como presidente hasta después de los premios Goya. Desde que el director de Balada triste de trompeta anunciara, el pasado martes en la web de EL PAÍS, su decisión de abandonar la presidencia de la Academia por discrepancias con la llamada ley Sinde, la crisis en el cine español no ha hecho más que crecer.

Los intentos de influir que desde Cultura se han ejercido estos días sobre algunos miembros de la junta directiva para que el director bilbaíno no presidiera el día 13 la XXV edición de los Goya vinieron a enrarecer aun más el ambiente de la reunión. Todos los miembros que acudieron ayer a la sede de la calle de Zurbano sabían que la guerra larvada entre la Academia y el Ministerio era ya un hecho público. Aunque Iciar Bollain comentó ante la prensa que esas presiones no habían existido, este diario ha podido saber que en el transcurso de la reunión de la junta el tema salió a colación, y que se llegó a recomendar no airear las conversaciones mantenidas por el director general de cine, Carlos Cuadros, con el fin de no perjudicar la gala de los Goya echando más leña al fuego.

La efervescente tarde de ayer fue el colofón -ya se verá si el definitivo o tan solo provisional- a varias semanas de psicodrama colectivo, sainete con dos nombres en la categoría de actor principal: Alex de la Iglesia y Ángeles González-Sinde. Un psicodrama que, al margen de otras consideraciones, ha provocado entre otros efectos el deterioro de las relaciones entre la ministra de Cultura y el presidente de la Academia.

Desde que el 12 de enero, día en que se conocieron las candidaturas a los Goya, Alex de la Iglesia dejó caer en su cuenta de Twitter que debido a la incompatibilidad entre las 15 candidaturas a Balada triste de trompeta y su calidad de presidente de la Academia se estaba planteando dimitir de este cargo para el que fue elegido en junio de 2009. Días más tarde, en la noche del pasado lunes, el cineasta dejó claro su rechazo a la ley antidescargas, tal y como habían pactado PSOE, PP y CiU y, en uno de sus mensajes de Twitter, esbozó la posibilidad de salir de la Academia por este motivo. Pero fue en la mañana del martes cuando, en un breve y contundente artículo en la web de EL PAÍS, Alex de la Iglesia soltaba la carga de profundidad que aún sigue cayendo, porque la capacidad de generar controversia es tan profunda como la fosa de las Marianas: "Después de los Goya me voy".

Alex de la Iglesia, ayer durante la entrevista con este periódico, en una cervecería cercana a la Academia.
Alex de la Iglesia, ayer durante la entrevista con este periódico, en una cervecería cercana a la Academia.ULY MARTÍN
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