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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La caída de los gigantes

Narrativa. Este mundo de mil páginas, La caída de los gigantes, del galés Ken Follett, primera entrega de una trilogía, se fundamenta en antagonismos fuertes desde el comienzo: el 22 de junio de 1911, Jorge V sube al trono de Inglaterra y el adolescente Billy, de 13 años, baja a la mina por primera vez, a trabajar. Es una historia de nobles y plebeyos, ricos y pobres, imperios contra imperios, la historia del siglo XX hasta 1924. Los pilares de la tierra contaba la construcción de una catedral medieval, La caída... imagina cómo se monta una gran guerra. Pero la intimidad de los personajes inventados pesa tanto como la realidad histórica: enamoramientos, embarazos y adulterios, bodas secretas, la pequeña y cordial felicidad, las peleas hogareñas, se cruzan con intrigas auténticas en embajadas y ministerios, en Gales, Inglaterra, Alemania, Rusia, los Estados Unidos de América, los campos de batalla de Europa.

La caída de los gigantes

Ken Follett

Traducción de Anuvela

Plaza & Janés. Barcelona, 2010

1.022 páginas. 24,90 euros

El asunto es la guerra: guerra entre clases sociales, guerra entre naciones, guerra de corazones. Para poder seguir la evolución de los acontecimientos a lo largo del siglo, Follett divide el mundo en familias, menos perecederas que los individuos. Hay tiempo para amores entre hijos de imperios enemigos y traiciones de clase. Identificamos a personajes y sucesos históricos famosos. Los hermanos Peshkov, de San Petersburgo, ven morir a su madre en la manifestación que aparece también en la película El acorazado Potemkin. El valiente y lúcido Walter von Ulrich, "un hombre apuesto y encantador", diplomático y espía, pone un tren blindado a disposición de Lenin. Corre el revolucionario a terminar con el zar de Rusia, mientras el astuto von Ulrich se dirige a una sorpresa amorosa en un hotel de Estocolmo.

Sabemos el resultado de los acontecimientos históricos, pero devoramos páginas en el suspense de qué pasará con los personajes de ficción, actores decisivos en la gran historia verdadera. Se derrumban emperadores. Ascienden los Estados Unidos, la democracia, las clases populares. El fin de la novela anuncia a un nuevo protagonista: en noviembre de 1923, en Munich, un tal Hitler fracasa en su tentativa de conquistar el poder. La literatura contemporánea está recuperando la tradición decimonónica, desde Walter Scott, del novelón dividido en tres tomos, y ya veo al astuto von Ulrich conspirando contra Hitler en la segunda parte de la trilogía de Follett. Laborista de corazón, Ken Follett ha inventado el realismo laborista con espíritu de Hollywood.

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