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Los colonos israelíes exigen no paralizar los asentamientos

Las condiciones impuestas por EE UU dividen al partido de Netanyahu

Enric González

Miles de colonos israelíes se manifestaron ayer en Jerusalén y bloquearon durante un cuarto de hora los accesos a la ciudad, para oponerse a una nueva congelación de colonias en los territorios ocupados. "Si nosotros sufrimos, todo Israel sufrirá", decía una de sus pancartas.

Mientras ellos gritaban en la calle y exigían a Benjamín Netanyahu que rechazara las condiciones impuestas por EE UU y, de forma implícita, la reanudación de las negociaciones con los palestinos, seguía tomando cuerpo una rebelión en el Likud, el partido del primer ministro. Netanyahu parecía enfrentado a un dilema: o crisis con el aliado estadounidense, o crisis de Gobierno.

Washington ofreció a Netanyahu 20 cazabombarderos F-35, valorados en unos 2.600 millones de euros, y una serie de garantías, entre ellas el veto de Estados Unidos a cualquier resolución de la ONU que no agradara a Israel, con la condición de que la construcción de colonias en los territorios ocupados se interrumpiera durante tres meses y que en ese tiempo se negociara con los palestinos un acuerdo sobre fronteras. Netanyahu, sin embargo, no ha conseguido hasta ahora convencer ni a su Gobierno ni a su partido.

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El ambiente de revuelta dentro del Gobierno se plasmó ayer en un gesto insólito. El ministro Uzi Landau, del partido ultranacionalista Israel Nuestra Casa, abandonó la reunión del Consejo de Ministros para sumarse a los colonos que protestaban frente a la residencia del primer ministro. Con su presencia, Landau hizo suyas las amenazas proferidas por Gershon Mesika, presidente del Consejo Regional de Samaria (en los territorios ocupados): "No perdonaremos a quienes voten a favor de la congelación, les ajustaremos las cuentas".

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Antes de la reunión del Gobierno, que no abordó ningún aspecto del proceso de paz, Netanyahu convocó a 13 ministros y viceministros de su partido, el Likud, para intentar persuadirles. Pero en la reunión solo comparecieron ocho. Hasta el momento, 14 altos cargos y dirigentes del Likud han firmado un manifiesto de oposición a la congelación de las colonias.

Uno de los políticos más presionados es Eli Shai, líder del partido ultraortodoxo Shas (Asociación Internacional de Sefardíes Observantes de la Torá) y ministro del Interior. Shai estaba dispuesto a abstenerse en la votación sobre la oferta estadounidense, siempre que la congelación no afectara a Jerusalén Oriental. Washington, sin embargo, reclama que tampoco se construya en la parte ocupada de Jerusalén, porque sin esa condición los palestinos se niegan a volver a las negociaciones. Varios dirigentes de Shas acusan a Shai de traidor y conspiran para apartarle del liderazgo. Un grupo de colonos, en su mayoría adolescentes, se concentró ayer ante la residencia de Eli Shai y lanzó gritos contra él.

Las gravísimas dificultades para reanudar el proceso de paz se hicieron manifiestas también en El Cairo, donde Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, reiteró su negativa a negociar si no se establecía una congelación completa sobre todas las colonias israelíes, incluyendo las de Jerusalén Oriental.

Colonos israelíes se manifiestan en Jerusalén en oposición a una nueva congelación de las construcciones.
Colonos israelíes se manifiestan en Jerusalén en oposición a una nueva congelación de las construcciones.AP

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