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Reportaje:Diseño

El reciclaje busca su sitio

Nuevos contenedores animan a separar residuos en hogares y oficinas

Anatxu Zabalbeascoa

Un porcentaje creciente, aunque todavía muy bajo, de familias españolas separa vidrios de plásticos y latas de papeles. Entre todos, reciclamos el 14% de los residuos no orgánicos que producimos. Pero estamos muy por debajo de la media europea.

En la calle, los contenedores son fácilmente localizables por la sucesión cromática que los anuncia. Pero de puertas para adentro, el reciclaje no encuentra su sitio. Reciclamos poco y mal. No separamos los residuos. Y en este complicado puzle, un material fuera de sitio actúa como la manzana podrida que echa a perder todo el cesto. ¿Por qué no reciclamos bien? El problema podría empezar en la cocina. Almacenamos mal. No tenemos un sitio específico para hacerlo. Y sin sitio fijo es difícil convertir el reciclaje en costumbre.

Casi todos los fabricantes de cocinas destinan ya un espacio a los contenedores del reciclaje, un gran cajón bajo, casi imposible de abrir cuando acumula el peso de varias botellas de vidrio (lo que mejor reciclamos los españoles). Pero la mayoría de las familias no encuentra el hueco donde seleccionar su basura. En esa tesitura, son varias las empresas que han optado por lanzar un contenedor específico para el reciclaje.

Proliferan los carros y basureros especializados en separar materiales para luego reciclarlos. Los contenedores siguen el camino habitual de los nuevos electrodomésticos. La nevera o el microondas ya anduvieron esa senda. Llegan sin ubicación fija. Se instalan donde caben. Empiezan como una protuberancia y terminan perdiéndose tras las puertas de las cocinas. Están, pero no se ven. Ese es el triunfo de un electrodoméstico, la confirmación de que ha llegado para quedarse.

Mientras la solución llega, Mobles 114 lanzó hace unos años las papeleras-paragüero Riga, diseñadas por Massana y Tremoleda, que pusieron a la venta también en versión contenedor de reciclaje. Recientemente, y acompañados de Eduard Juanola, afrontaron más específicamente el asunto con el nuevo contenedor-papelera Berna, esbelto, de acero inoxidable o polietileno, que puede incluso anclarse en el pavimento de un espacio público. La discreción, una línea de color y el pictograma grabado al ácido para indicar el material que se recicla, contrasta con los contenedores de la calle y se agradece. Sin embargo, tal vez, querer ser a la vez papelera, cenicero, paragüero y contenedor de reciclaje sume posibilidades industriales, pero reste identidad a los productos. Por eso, Nacho Lavernia y Alberto Cienfuegos decidieron idear un contenedor específicamente diseñado para reciclar residuos.

Metálico y con tres compartimentos internos, el Ecobox, que produce la empresa Don Hierro, puede compartimentarse internamente según las necesidades de los usuarios. Admite cualquier bolsa de plástico y, sobre ruedas y rectilíneo, se puede ocultar fácilmente. Aunque no le hace falta ocultarse. ¿Llegan los contenedores para quedarse? El último que se coló masivamente en las cocinas fue el microondas. España era, a principios de los ochenta, uno de los países europeos que menos congelados consumía. El microondas cambió esa costumbre y desarrolló la industria de los precocinados, es decir, cambió nuestros hábitos. ¿Logrará un contenedor pulcro y ordenado organizar nuestros desechos para mejorar nuestro bajo porcentaje de residuos reciclados?

Imagen del Ecobox, creado por Nacho Lavernia y Alberto Cienfuegos para Don Hierro.
Imagen del Ecobox, creado por Nacho Lavernia y Alberto Cienfuegos para Don Hierro.

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