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"EE UU no puede luchar solo contra Al Qaeda"

Obama pide a los musulmanes que se impliquen en la lucha antiterrorista

Antonio Caño

El desarrollo y la democracia, no la religión, son el espacio en el que personas de distintos orígenes y culturas consiguen convivir y prosperar en el mundo actual: este fue el mensaje de Barack Obama en Indonesia. Este es el camino que mostró a los musulmanes, poniendo como ejemplo a este país, donde se practica mayoritariamente una versión moderna del islam y se concentran las energías en el crecimiento económico. "Superemos la desconfianza, avancemos juntos en la búsqueda constante del progreso", pidió el presidente de EE UU.

Este discurso fue planteado como una actualización del que pronunció en El Cairo en junio de 2009, pero no recordó en nada aquel acontecimiento. Las circunstancias han cambiado radicalmente. El Obama actual está lejos de la popularidad y credibilidad ciega de que gozaba en aquel momento. La islamofobia ha crecido en Occidente, los recelos han vuelto a adueñarse de muchos musulmanes y el escepticismo es dominante. Nadie más que Obama parece creer hoy en la reconciliación y los puentes de los que habla.

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Su decisión, por tanto, de volver a intentarlo en Yakarta puede parecer estúpida o heroica, según se mire. "En los 17 meses que han transcurrido hemos hecho algunos progresos, pero queda mucho más trabajo por hacer", dijo.

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Su intervención en la Universidad de Indonesia no se pareció en nada a la de El Cairo. Sin aportar grandes novedades y sin las concesiones a la hermosa retórica que caracterizó aquella alocución, Obama se limitó ayer a recordar que la única alternativa a la reconciliación es persistir en los prejuicios actuales, con el consiguiente coste de retraso y pobreza, sobre todo para los que más necesitan progresar, los propios musulmanes.

"Un discurso por sí solo no puede erradicar años de desconfianza", admitió. "Pero yo creía entonces, y sigo creyendo hoy, que solo tenemos una opción: podemos optar por definir nuestra relación por nuestras diferencias y condenarnos a un futuro de sospecha y desconfianza, o podemos escoger el duro trabajo de buscar un territorio común y comprometernos juntos a la búsqueda constante del progreso". "Puedo prometerles", añadió, "que EE UU, sin importar cuáles sean las dificultades que se presenten, está comprometido con el progreso humano. Así es como somos, eso es lo que hemos hecho siempre y eso es lo que seguiremos haciendo".

El progreso es la meta unificadora, dijo, aunque se profesen distintos credos. "Los individuos no se definen solo por su fe", dijo. Utilizó el ejemplo de su infancia en Indonesia para destacar la necesidad de que el mundo se sobreponga al enfrentamiento religioso. En Indonesia se permite a los cristianos orar en las mezquitas, como a los musulmanes se les acepta en las iglesias. "Aquí se puede encontrar la capacidad de tender puentes entre las razas, entre las religiones, la capacidad para vernos a cada uno como individuos", manifestó.

Eso se consigue, añadió, como ha hecho Indonesia, la mayor nación musulmana del mundo, con el instrumento de la democracia, imprescindible en el desarrollo. "La democracia y el desarrollo se refuerzan uno al otro. La prosperidad sin libertad es solo una forma más de pobreza".

A diferencia de El Cairo, en este discurso no hubo disculpas por el pasado ni más golpes de pecho. Hubo un reconocimiento de que "las relaciones entre EE UU y las comunidades musulmanas han estado corroídas por muchos años" y una renovación de la promesa de que "como presidente" mantiene "la prioridad de reparar esas relaciones". Pero aludió principalmente a la responsabilidad de los propios musulmanes, especialmente en lo que se refiere a acabar con la plaga del terrorismo, el fenómeno que ha provocado gran parte de la distorsión con la que hoy se enfoca el problema.

"Todos nosotros tenemos que derrotar a Al Qaeda, al que no se puede tolerar que se proclame líder de ninguna religión. Esta no es una tarea solo de EE UU", advirtió. "Aquellos que quieren construir, no pueden ceder el terreno a los terroristas, que lo que buscan es destruir".

En un mundo como el actual, afirmó Obama, en el que la expansión de los nuevos medios de comunicación facilita la actividad terrorista y la difusión de propaganda, es especialmente necesario que el mundo entero esté implicado en la democracia y sea cómplice en la voluntad de entendimiento. "Una bomba en un mercado puede paralizar el comercio diario, un rumor esparcido puede oscurecer la verdad y encender la violencia entre comunidades que antes vivían en paz. En una era de rápido cambio y culturas en colisión, a veces puede perderse lo que compartimos como seres humanos".

Para los que sospechan de Obama en su propio país y por otras razones, solo pudo insistir en que hizo una visita a la mezquita Istiqlal de Yakarta "como un cristiano". Pero no es probable que eso sirva para compensar el efecto negativo que esta visita puede tener para la imagen de Obama entre algunos de sus compatriotas.

El matrimonio Obama con el gran imán de la mezquita Istiqlal, ayer en el patio de esta, en Yakarta.
El matrimonio Obama con el gran imán de la mezquita Istiqlal, ayer en el patio de esta, en Yakarta.REUTERS

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