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Los estudiantes encabezan el rechazo violento al plan de ajuste de Cameron

50.000 manifestantes toman las calles de Londres y asaltan la sede de los 'tories'

El 10 de noviembre de 2010 puede ser el día en que los estudiantes británicos marcaron el camino de oposición al plan de ajuste del Gobierno de coalición de David Cameron. O puede ser una mera anécdota, varias horas de confusión en el cuartel general del Partido Conservador, medio tomado al asalto por un grupo de estudiantes después de que 50.000 manifestantes se echaran a la calle para protestar por el salvaje aumento de las tasas universitarias, consecuencia de los recortes del gasto público.

Estudiantes y profesores llegados desde diferentes puntos de Inglaterra y Gales protestaban porque las tasas universitarias, que hace un decenio no existían, se elevan ahora a 3.700 libras y pueden llegar a 9.000 libras anuales (10.500 euros), de acuerdo con los planes de la coalición de conservadores y liberales-demócratas. La protesta quizás sea el germen de un movimiento más amplio y que hasta ahora ha cristalizado en acciones concretas aquí o allá, en forma de varias huelgas salvajes en el metro o una polémica huelga de bomberos.

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No es Reino Unido un país que se eche a la calle con la facilidad con que lo hacen los franceses. Pero no faltan ejemplos de protestas callejeras con episodios de violencia. La poll tax, el controvertido impuesto que acabó de derribar a Margaret Thatcher, se tiñó de violencia en marzo de 1990, al igual que las huelgas de los mineros contra esta o el movimiento antinuclear de los años ochenta. En Londres ha habido disturbios más o menos aislados, pero llenos de contundencia, que han pasado a los anales: problemas raciales en Notting Hill (1958 y 1976), Southall (1979) y Brixton (1981, 1985 y 1995), pero también disturbios de jóvenes antisistema, como los que atraparon a muchos transeúntes despistados el Primero de Mayo de 2002 en Oxford Circus. La significación política de esos episodios es diversa.

Ayer, todo empezó de forma pacífica. Más de 50.000 estudiantes se concentraron desde mediodía en Whitehall, la gran avenida administrativa del centro de Londres, y marcharon luego al vecino Parlamento. Pero varios centenares de estudiantes se dirigieron luego a la no muy lejana sede del Partido Conservador, al grito de "vosotros decís tory, nosotros decimos escoria". La concentración ante el rascacielos de la Torre Millbank y el adyacente edificio 30 Millbank, donde se encuentran en realidad las oficinas de los conservadores, derivó enseguida en escenas de violencia. El cordón policial fue roto con relativa facilidad y varias decenas de manifestantes lograron entrar en el edificio. Las alarmas de incendios se dispararon y unos 300 empleados que trabajan en el edificio fueron desalojados. Parece muy posible que las alarmas se dispararan por las bombas de humo lanzadas en el vestíbulo común de ambos edificios por algunos de los manifestantes.

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A pesar del tira y afloja entre policía y manifestantes, solo hubo 10 heridos leves, tres de ellos policías. Unos manifestantes lograron romper a patadas una de las grandes cristaleras de la entrada, para regocijo no solo de sus compañeros sino de fotógrafos de prensa y cámaras de televisión. Una hoguera alimentada con las pancartas que se utilizaron durante la manifestación añadió poderío gráfico a la jornada.

Un grupo de estudiantes se hizo fuerte durante varias horas en una de las azoteas del edificio y amenazó con prolongar la protesta. "Estamos aquí en contra los recortes, en solidaridad con los pobres, los mayores, los discapacitados y los trabajadores afectados", ha declarado un miembro de este grupo al diario The Guardian. "Estamos ocupando la azotea del cuartel general tory para demostrar que estamos en contra del sistema que tienen los tories de ayudar a los ricos atacando a los pobres. Esto es solo el principio", ha añadido. A última hora de la tarde, los manifestantes se dispersaron. Hubo 32 detenidos.

Aaron Porter, líder del Sindicato Nacional de Estudiantes, el grupo que convocó la protesta, declaró a través de Twitter: "Asqueado de que las acciones de una minoría de idiotas estén intentando socavar a 50.000 que vinieron aquí a protestar pacíficamente".

Un manifestante destroza uno de los ventanales de la Whitehall Tower, sede de los conservadores.
Un manifestante destroza uno de los ventanales de la Whitehall Tower, sede de los conservadores.AP

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