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Columna
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El PP enseña la patita

Se han resistido lo suyo. Pero al final, y en contra de la opinión de sus asesores, los dirigentes populares han enseñado la patita. Ya sabemos algo de lo que harán si llegan al Gobierno. En España y en Andalucía.

Por comenzar por lo más reciente, digamos que pretenden gobernar el país como si fuera una gigantesca empresa privada. Que en el fondo es lo que creen que es.

Ahí estaba Antonio Sanz para demostrarlo, en la tribuna del Grupo Joly, pasando examen ante sus jefes Mariano Rajoy y Javier Arenas. Hace dos días, el secretario general del PP andaluz retrocedió casi medio siglo en el tiempo para reivindicar, como hizo en su día el ideólogo del franquismo Gonzalo Fernández de la Mora, que no existen ni la derecha ni la izquierda. "No hay que obsesionarse con las ideologías", apuntilló Sanz. Rajoy concluyó: el PP "es un partido al que puede votar todo el mundo". ¿Añoran el partido único?

Sentadas esas premisas, Sanz enumeró algunas de las cosas que haría su partido si llega al poder. Habrá recortes en el personal de la Junta. Dice que saldrán los designados por los socialistas, que han ocupado el poder en las tres últimas décadas. ¿Solo esos? ¿No seguirán la pauta marcada por quien, en palabras de su líder máximo, Rajoy, se ha convertido en su guía espiritual, el conservador británico David Cameron?

Sanz anuncia también que reformará la educación. Una vez más. Sospechamos en qué sentido: mayor apoyo a la enseñanza privada y abandono de la pública. Y bajará los impuestos, como lo oyen, a los más ricos. Al PP, y sus votantes, les molesta que el Gobierno socialista subiera mínimamente el IRPF a los que más ganan.

Y por último, austeridad. El mantra que repiten día y noche y que nadie se cree cuando observamos que austeridad es una virtud que deben practicar los demás, pero no ellos. Ya sabemos el austero sueldo que percibe María Dolores de Cospedal, de casi un cuarto de millón de euros al año y lo que gana Rajoy: 10.000 euros netos al mes.

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Sanz seguía así las líneas maestras trazadas por Rajoy, quien para cabreo de sus asesores, que le recomendaban silencio y seguir sesteando, se destapó en este periódico diciendo que le encanta el programa de recortes llevado a cabo en Gran Bretaña por su correligionario Cameron. Un plan que, en resumen, consiste en: despido de medio millón de empleados públicos, recorte de prestaciones sociales, rebajas generalizadas en todos los ministerios, menos dinero para dos terceras partes de las escuelas públicas, subida de tasas universitarias...

Pero no es solo en los derechos sociales donde el PP piensa pegar tijeretazos. También los derechos civiles, que con tanto dolor han conseguido los españoles, se verán cercenados. Ni el aborto ni los matrimonios entre homosexuales ni la ley de igualdad serán los mismas si el PP llega al poder. No hace falta decir que dejarán morir la ayuda a los dependientes, tal como hacen los Gobiernos populares de Valencia y Madrid.

En tercer lugar, procederán a privatizar los servicios básicos del Estado de bienestar: la salud, la educación, la dependencia y la seguridad. Lo ha dicho Cristóbal Montoro, cerebro (?) en temas económicos del PP.

La lista no termina ahí: le darán un tijeretazo al Estado autonómico. En realidad, nunca creyeron del todo en el autogobierno de las distintas nacionalidades y regiones de España. Ya han anunciado que, en aras de reducir el déficit, pero sobre todo, de reducir el peso y el poder del Estado, recuperarán competencias hoy transferidas a las comunidades autónomas.

Este es el futuro que nos aguarda si Rajoy y Arenas llegan al poder. Un país gobernado por capataces que creen que la ideología, la ética, la justicia social y la solidaridad son errores del pasado.

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