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Crisis en el pacto antiterrorista

Rubalcaba: "Es Batasuna la que debe moverse"

El vicepresidente asegura que el pacto antiterrorista PSOE-PP no peligra

Luis R. Aizpeolea

El proceso terminal de ETA y algunas de sus expresiones, como el anuncio para antes de fin de año de un posible comunicado de la banda con un compromiso de avanzar hacia su final, han empezado a crear problemas entre los partidos democráticos. Sobre todo en el PP, a consecuencia de la desconfianza de este partido hacia el Ejecutivo de Zapatero. De tal modo que el Gobierno ha tenido que aclarar que la situación, hoy, no es la de 2006, cuando el parón de ETA fue propiciado por un acuerdo previo entre el Ejecutivo y la banda.

Ayer, tras el Consejo de Ministros, el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró que tanto él como el Partido Socialista de Euskadi (PSE) no mantienen ningún tipo de conversación ni de contacto con ETA o con Batasuna ni compromiso alguno con ellos. Y que tampoco existe ninguna intención de propiciar la legalización de la izquierda abertzale en las condiciones actuales. También aseguró que tanto el pacto antiterrorista que mantiene el Ejecutivo con el PP como el acuerdo de Gobierno entre el PSE y el PP en el País Vasco no corren peligro, porque así se lo han garantizado los populares.

Niega rotundamente cualquier contacto con ETA o su entorno

Rubalcaba adelantó que el jueves por la tarde se reunió con el dirigente del PP Federico Trillo, al que garantizó que la política antiterrorista del Gobierno no se había movido ni se iba a mover "un ápice". También le trasladó que el problema no está en el campo de los demócratas, sino en el de ETA. "Nosotros estamos donde estábamos. Sabemos que en ETA hay un debate. Es a Batasuna a la que le corresponde moverse convenciendo a ETA de que deje las armas o rompiendo con la banda", dijo Rubalcaba tras el Consejo de Ministros.

El vicepresidente, al que se le veía contrariado por no lograr cortar este debate que divide a los partidos democráticos en un momento clave como es el proceso terminal de ETA, lo atribuyó originariamente a las informaciones que Batasuna ha trasladado a algunos partidos. Pero también a las declaraciones de algunos dirigentes de partidos. Así, las manifestaciones del ministro de Fomento, José Blanco, el domingo, señalando que el final de ETA estaba a punto no gustaron en La Moncloa, sobre todo por el efecto que tuvieron en el PP, dando pábulo a las sospechas de que el Ejecutivo mantiene algún compromiso o, al menos, contacto con ETA. Y dando pábulo también a los sectores más radicales del PP y a algunas de sus terminales mediáticas, interesadas en utilizar el terrorismo como arma de confrontación política en el proceso terminal de ETA.

Ayer, Rubalcaba trató de demostrar que no había nada de eso. Para ello insistió en el punto más sensible, el temor del PP a que el Gobierno haya apañado con Batasuna su legalización para las elecciones municipales de mayo. Tras negarlo rotundamente y recordar que son los tribunales los que deciden si un partido es ilegal o no, aseguró que "Batasuna es ilegal porque el Tribunal Supremo y el Constitucional dijeron que era parte de ETA". Por tanto, añadió, si quiere ser legal tendrá que abandonar el entramado y para ello solo tiene dos vías, o convence a ETA de que abandone la violencia o abandona a ETA del todo.

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