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Reportaje:ESCAPADAS

Buenos días, Belgrado

Alegre y callejera, dos ríos marcan el ritmo de la sorprendente capital serbia

Si desde Belgrado trazamos una línea recta (imaginaria, calculen si no el coste en tinta) que atraviese Sarajevo (Bosnia) y llegue hasta Split (Croacia), obtendríamos la distancia más corta -o casi- entre Belgrado y el mar. Unos 350 kilómetros. Sin embargo, los habitantes de Belgrado, que viven entre dos ríos, el Danubio y el Sava, insisten: somos mediterráneos. Y uno duda, pues a pesar de los bellos ojos eslavos, de la dureza de carácter que suponemos acompaña toda posguerra (hace solo 10 años, Belgrado fue bombardeado por la OTAN durante tres meses), la ciudad es alegre y la gente amable y sonríe, y todo parece fácil, al contrario de lo que ocurre en las películas de Goran Paskaljevic (como la genial El polvorín -que concursó en Venecia en 1998, cuando ganó el León de Plata Gato negro, gato blanco, del también serbio Kusturica- o la desasosegante Optimistas, de 2006, con la que ganó en la Seminci vallisoletana).

Guía

Cómo ir

» Spanair (www.spanair.es) vuela directo a Belgrado desde Madrid, ida y vuelta a partir de 170 euros. También vuela desde Barcelona.»

Dormir y comer

Hotel Moscú (www.hotelmoskva.rs; 00 381 11 268 62 55). Balkanska, 1. La habitación doble cuesta desde 130 euros.

» Restaurante Opera Obilicev (00381 11 303 62 00). Venac, 30 (junto a Kneza Mihaila). Comida internacional; unos 30 euros por comensal.

Tomar una copa

» Downtown. Junto a Kneza Mihaila. Es un popular punto de reunión a la salida del trabajo o de la universidad. Un gin tonic cuesta unos cuatro euros; una cerveza, unos dos euros.

Información

» Oficina de turismo de Belgrado (www.beograd.rs).

» Turismo de Serbia (www.serbia.travel).

Más información
Noches de charanga eslava

Pero el viajero efímero no debe aventurarse a bosquejar análisis psicológicos sin más fundamento que el de unos cuantos días en una ciudad nueva. No profundicemos en caracteres, pero disfrutemos de la facilidad que da una ciudad donde la gente vive en la calle y responde a los saludos y sonríe. La vida está en la superficie, a pesar de que Kusturica la sitúa en un sótano en Underground (1995), donde un grupo de hombres y mujeres se refugia de los bombardeos, de los de hace casi 70 años, los bombardeos nazis o los aliados (un personaje duda cuando la estupenda Natalija le pregunta), tantas veces bombardeada, tanta historia. La guerra termina y los habitantes del refugio de Underground no se enteran. Ahora podemos tomarnos una cerveza en ese mismo sótano, convertido en discoteca, quizá con el único interés de saber que allí rodó Kusturica.

Desnudo en el parque

Underground, la discoteca, está en la calle Pariska, por donde pasaremos seguro, pues Pariska es el límite entre Kneza Mihaila y Kalemegdan. Kneza Mihaila es la arteria comercial, la calle peatonal repleta de gente y de tiendas y de restaurantes y cafés, el hervidero que recorreremos una y otra vez. Kalemegdan es el parque inmenso en pleno centro, donde pasear relajados, correr, asomarnos a una partida de ajedrez, fotografiar la estatua al vencedor (colocada allí porque muestra a un hombre desnudo, y cuando se hizo fue un escándalo en plena ciudad, el culo del vencedor al aire, el pene al viento), subir a la fortaleza, visitar el Museo del Ejército (ideal para los coleccionistas de huellas de la guerra), asomarnos a los ríos. Entonces enmudecemos. El Sava y el Danubio se unen, continuamente, ahí delante, ahí abajo, formando una isla arbolada. Enfrente, la ciudad nueva, el Nuevo Belgrado, y desde el Nuevo Belgrado, atravesando el puente Brankova, continuando por la calle Brankova, llegamos aquí cerca, al centro.

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En la calle Brankova vivió el padre de la protagonista de Enciclopedia de los muertos, el maravilloso libro de cuentos borgianos de Danilo Kis, en el que una mujer visita Estocolmo y es llevada a una biblioteca en cuyos anaqueles encuentra el libro que relata absolutamente todos los detalles de la vida de su padre. Danilo Kis obtuvo por Enciclopedia de los muertos el premio Ivo Andric. Y si continuamos por la calle Brankova llegamos al parque donde se encuentran la sede del Parlamento serbio y la oficina presidencial y el edificio de apariencia soviética donde vivió Ivo Andric, premio Nobel de Literatura en 1961. Su casa ahora es un museo, y la verdad es que impresiona poder hojear ejemplares de su biblioteca personal, con un Lorca en serbocroata. La obra más destacada de Andric es Un puente sobre el Drina, una gran novela llena de historia y de historias articuladas en torno a un puente, muy recomendable por su seriedad y calidad (Felipe González dijo una vez que se aprendía más sobre los Balcanes con esta novela que con sus montañas de informes y documentos). La novela de Andric llega hasta principios del siglo XX, y la película En tierra de nadie, de Danis Tanovic (Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2001), por el tratamiento cómico de la tragedia, por la explicación a través de la anécdota, parece la continuación de la novela de Andric.

Arañados por el 'rakia'

Tras el paseo por el parque regresamos a la calle Pariska; ahora buscamos la iglesia Saborna, el luminoso espacio dorado de las iglesias ortodoxas. En la entrada, dos terreros -uno para pedir por los vivos, otro para los muertos- donde hundiremos nuestras delgadas velas encendidas y nos santiguaremos cambiando el orden de los hombros. De la iglesia, como canta Serrat, a la taberna, las típicas kafanas donde pedir rakia, el aguardiente que araña las gargantas de los personajes de Ivo Andric (y los de Paskaljevic, y los de Kusturica, en fin).

Alegres, mediterráneamente serbios, medianamente sobrios, avanzamos por la calle Kneza Mihaila. Más tarde tomaremos el trolebús para visitar la inmensa e inacabada iglesia de Sava; ahora sentémonos en cualquier café, comamos algo, planeemos cenar en una de las barcazas del Sava, o en Skadarska, pintoresca y turística, empedrada y llena de restaurantes. ¿Quién dijo que las mareas mediterráneas apenas tienen alcance?

» Pablo Aranda es autor de la novela Ucrania (Destino, 2006).

Paseo a lo largo del río Sava, en Belgado (Serbia). Algunas de las barcazas se han convertido en centros de ocio.
Paseo a lo largo del río Sava, en Belgado (Serbia). Algunas de las barcazas se han convertido en centros de ocio.LUIS ROCA ARENCIBIA

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