Lo llaman sentimiento contrario. Cuando el pesimismo se instala en los mercados, cuando la economía parece ir de mal en peor, cuando cada noticia anticipa la próxima plaga bíblica, las Bolsas echan mano de cualquier cifra amable y protagonizan una subida fulgurante.
Los tambores de guerra vuelven a sonar en el mercado de deuda pública. En mayo pasado, la presión sobre Grecia obligó a la UE a crear un fondo de rescate. Ahora es la quiebra de la banca irlandesa lo que alienta las pujas financieras. Y, de tanto en tanto, el punto de mira se posa en España.
El desplome en las ventas de coches el pasado julio no fue un hecho aislado. El mercado automovilístico ha continuado en agosto la mala racha del mes anterior, con un descenso del 23,8% en las matriculaciones respecto a agosto de 2009. Con 44.578 turismos vendidos, el mes pasado se convierte en el peor agosto desde 1989, cuando la patronal Anfac empezó a recopilar datos.
Un Mercedes. Ese ha sido el escenario de la polémica junta extraordinaria que han llevado a cabo los tres accionistas mayoritarios de Gullón. Polémica porque los actuales gestores de Gullón no la dan por buena. Y polémica porque los tres accionistas, entre los que están la ex presidenta ejecutiva y el ex director general, consideran que es legítima y que gracias a ella la actual dirección ha sido apartada de sus puestos.