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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El arte de prohibir

Últimamente el verbo prohibir es uno de los más conjugados en los medios de comunicación. Los que dicen no creer en prohibiciones incluso han desempolvado la máxima revolucionaria de Mayo del 68 Prohibido prohibir. Con todos mis respetos para los que lucharon por la libertad en los sesenta, aparte de ser una contradicción semántica, prohibir el acto de prohibir es una prohibición, es uno de los simplismos más incongruentes jamás acuñados.

Imagino que por entonces la famosa consigna adquirió gran popularidad entre la juventud que renegaba del autoritarismo de sus mayores y defendía así las señas de identidad de su generación. Algunas de ellas, como el uso habitual de drogas opiáceas y ácidos alucinógenos como el LSD, hoy están terminantemente prohibidas. Me pregunto por qué estos nuevos paladines de los derechos individuales no claman al cielo día sí y otro también por ello.

Cuando el Prohibido prohibir sale de boca de un político, resulta imposible no achacarlo a una vaga justificación, ya que no se puede aducir desconocimiento. En defensa del repudiado verbo, hay que aclarar que prohibir en sí mismo no es ni bueno ni malo, lo es aquello que se prohíbe o se permite.

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A los dictadores les bastaba con prohibir la libertad a secas, de un plumazo. En democracia la prohibición obedece a un motivo muy concreto. Podríamos citar centenares de ejemplos de los que nadie dudaría. La ley mediante la regulación, y si procede la prohibición, hace las veces de corsé moral contra el egoísmo y los más bajos instintos del ser humano. Otra cosa muy distinta es el desigual nivel de evolución ética de los pueblos o las personas. Prohibir la tortura es algo en lo que el 99% de la humanidad ya está de acuerdo. El porcentaje de los que creemos que no importa cuál sea la especie del maltratado o torturado va en aumento, y seguramente en un futuro más o menos lejano se equiparará al consenso actual cuando las víctimas son humanas.

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