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Reportaje:PAISAJES DE AGOSTO

Sada, el veraneo de toda la vida

Centro de descanso estival desde antes de que se sumara Franco, la localidad coruñesa casi triplica en agosto su población habitual de 15.000 habitantes

Hay playa en el mismísimo centro, puerto deportivo y puerto pesquero de toda la vida, terrazas con vistas al mar y todo por lo que matarían los responsables de turismo de la mayoría de las poblaciones de España. Pero pasadas las dos de un día de semana soleado, se puede encontrar estacionamiento sin problema, los bañistas son tan escasos que cada uno disfruta de una superficie que en algunas zonas sería edificable. Casi hay más gente tumbada al otro lado del paseo marítimo que bordea la playa, una amplia zona ajardinada con árboles y parques infantiles que recorre parsimoniosamente un maduro vigilante con un peto reflectante del Ayuntamiento. En las terrazas de los bares hay gente, pero no abarrotes, y en el extenso puerto deportivo el único ruido que se escucha es el sonido metálico de los cabos sacudidos por el viento contra los mástiles. Centro de veraneo desde antes de que se sumara Franco (y lugar donde el dictador pronunció la única frase en gallego que se le ha documentado: "Para mariñeiros nós", dijo al rechazar ayuda para desembarcar del Azor), Sada casi triplica en verano su población habitual de 15.000 habitantes. Pero aquí, más que turistas vocingleros, lo que recalan son veraneantes.

"Aquí el turismo es residencial, gente de Madrid o Lugo con casa o piso"
Una de sus bazas es el puerto deportivo, el más grande de Galicia
Los habitantes esperan de la Xunta la apertura del Pazo de Meirás

"Aquí el turismo es muy residencial. Gente de Lugo o de Madrid que tiene una casa o un piso, que viene todos los años. Este verano se ha incrementado ligeramente el número de visitantes, pero los comerciantes dicen que hacen menos gasto", radiografía el concejal de Turismo, José Garrote. Quizá por eso, más que bullicio en la fachada marítima de la villa, lo que hay es actividad repartida por las nuevas urbanizaciones. De hecho, los usuarios del paseo marítimo este mediodía parecen ser mayoritariamente, o vecinos o turistas de paso. Como una joven pareja -Carolina y Alberto- con coche de niño a los que delata su acento -"Somos de Valladolid"- que está dando una vuelta. "Estamos en Ares, pero nos apetecía ir a un sitio más grande. Ya es la segunda o tercera vez que venimos a Sada", dice Alberto, al lado del cartel que, bajo el lema "Sada: la costa dulce" (lema sucesor del clásico y todavía más relamido "La Perla de As Mariñas". El eslogan actual es "Sada para ti"), detalla el itinerario turístico que recorre el litoral sadense. Otra pareja, menos joven, que se está sacudiendo la arena de la playa, también es mesetaria y están de paso. "Estamos recorriendo la ría. Hay de todo, sitios más turísticos y otros más tranquilos. Lo que menos nos gusta es el impacto ambiental, supongo que viene de atrás", comenta él, Antonio, de Madrid. "A Galicia se la ha tratado mal, eso está claro", asegura Mercedes entre la solidaridad y el pésame.

"Por aquí hay movimiento cuando hace mal tiempo. Como la playa es fangosa, cuando hace bueno, la gente se va a las de los alrededores. Además, el paseo marítimo no va siempre al lado de mar, porque está interrumpido por actuaciones irregulares, unas paralizadas y otras no", dice Juan Carlos, un sadense habitual de la terraza del bar El Canalla. Consciente de ello (de la necesidad de atraer y distraer al visitante), el Ayuntamiento, además del concurrido feirón de los sábados, organiza de todo. Conciertos de rock, festivales folclóricos, magia, concursos caninos, regatas,... abarrotan las dos caras del folio con actividades en agosto que entregan en la caseta de turismo. Con una experiencia de cinco años despachando folletos, Antonio Martínez considera que el flujo de visitantes es constante, "aunque ahora quizá estén menos días y roten más".

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Otra de las bazas de Sada es la náutica. "Tenemos el puerto deportivo más grande de Galicia, con 1.300 puntos de amarre, que el Gobierno anterior se había comprometido a ampliar a 1.500, y como la ría es navegable el 95% del año, eso hace que también venga gente los puentes y fines de semana", asegura el concejal. El propietario de El Canalla, Ducho, dice sin embargo que "los de los barcos no dejan un duro. Atracan, compran en el súper de ahí

[construido hace algunos años en dominio público] y vuelven a bordo". Y los controles de alcoholemia acabaron con las mareas de coruñeses que venían por la noche o los fines de semana a Sada. "Ahora los que vienen toman claras. Y los que tienen casa aquí no salen a cenar, sólo a tomar café. Nosotros nos salvamos porque organizamos conciertos en directo los fines de semana", analiza. "Cuando era pequeño, había 32 terrazas y ahora quedan cinco", tercia Juan Carlos.

Hay otra posible baza pendiente. El Pazo de Meirás, regalado a aquel veraneante que no temía manchar el impoluto uniforme blanco al desembarcar. Desde hace año y medio, una sentencia obliga a los herederos de Franco a abrir el recinto al público cuatro días al mes, pero la Xunta todavía no ha dado señales de que quiera hacerla cumplir. Ni siquiera al concejal de Turismo: "Tenemos llamadas, por ejemplo de las Rías Baixas, para organizar excursiones para ver Sargadelos-O Castro y Meirás, pero de momento no sabemos nada".

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