_
_
_
_
Tentaciones
_
Entrevista:MODA

Otro hombre Dior es posible

Kris Van Assche asumió el reto de suceder en el trono de la moda masculina a Hedi Slimane. Tres años después, se despoja de su sombra.

A veces las imprevisibles consecuencias de una huelga pueden resultar favorables para el usuario. En nuestro caso, el retraso provocado por los controladores aéreos franceses obligó a relocalizar la entrevista con Kris Van Assche, director creativo de Dior Homme, permitiéndonos descubrir su otra cara. Del chic estricto de la oficina de Dior en los Campos Elíseos saltamos al boho multicultural del distrito de los canales, al estudio donde el belga trabaja su propia firma, Kris Van Assche (KVA). Una galería industrial por donde pululan jóvenes que parecen salidos de uno de sus desfiles, todos de obligado blanco y negro. Del despacho del fondo emerge una figura más alta de lo que aparenta en las fotos. Hace tres días que presentó la colección de KVA y dos de la de Dior Homme, y hoy es jornada de ventas en su showroom. Sin embargo, Van Assche se muestra ajeno a todo el revuelo y, como para compensar las horas de mareo al periodista, también particularmente generoso con su tiempo.

"El rollo 'celebrities' ya está pasado. Lo dice Marc Jacobs, así que se acabó"

Desde la casa madre se han encargado de subrayar que mejor no mentarle a Hedi Slimane, su predecesor en el puesto. Algo harto difícil teniendo presente que no solo hablamos del hombre que construyó la marca y tuvo a Van Assche como asistente durante cinco años, sino que trajo la moda masculina a un primer plano y dibujó un estereotipo (rockero, desaliñado, extremadamente delgado) que ha definido el arranque de este siglo. Para evitar tensiones, el propio Van Assche saca a relucir su nombre. "Lo mejor de ser asistente de Hedi fue que había que construir la marca desde cero: la etiqueta, las perchas, los botones, las cremalleras, los forros... toda la identidad de Dior Homme. Es un raro privilegio formar parte de un proyecto de una gran casa de moda desde los inicios".

EP3. Hace tres años, cuando se hizo cargo de la firma, dijo que sentía bazucas de todo el mundo apuntándole. ¿Ha cambiado de impresión?

Kris Van Assche. Sí, afortunadamente. Cada temporada me apuntan menos bazucas. Ahora noto que se me juzga por cada colección, y no por la marcha del anterior diseñador. Si uno se va, otro tiene que hacer el trabajo. Yo solo me siento responsable del futuro, no del pasado de la marca.

EP3. En sus colecciones refleja un espíritu romántico oscuro muy propio de finales de los ochenta. En esa época era usted un quinceañero. ¿Recuerda sus ídolos?

K. V. A. Estaba supermetido en la moda belga: Dries Van Noten, Margiela... Esa era y es mi escuela. No hay duda de que soy un producto de Amberes.

EP3. Yo me preguntaba más bien por los pósters que colgaban en su habitación.

K. V. A. Solo tenía de Madonna. Entonces ella hacía de cada peinado, cada look, cada canción, un momento fashion. Pero no puedo decir que me influyera a un nivel estético. Me influyó su perfeccionismo.

EP3. Lady Gaga hace exactamente lo mismo. ¿Le interesa como icono?

K. V. A. Más que un icono de moda, yo diría que es una gran artista. No me gusta mucho cómo viste, pero no pienso perderme su próximo concierto en París. Me río mucho con sus vídeos pero, para mí, un icono es otra cosa.

EP3. ¿Qué convierte a alguien a sus ojos en un icono?

K. V. A. Le regalé una chaqueta mía a un amigo y no se la ponía nunca. Le pregunté porqué y me dijo que era demasiado rígida. Eso me inspiró el giro hacia una línea más fluida para este verano. Es lo que yo entiendo como icono, alguien que te inspire a crear. Y si tuviera que poner nombres, serían Johnny Depp o Sean Peann, porque no les importa la moda en absoluto.

EP3. ¿Es posible una revolución a través del armario masculino?

K. V. A. Innovación, seguro. ¿Revolución? Lo dudo. La única revolución en los últimos quince años es que gran parte de los hombres han pasado a preocuparse por su apariencia. Los diseñadores reaccionaron a ello, pero eso no les convierte en revolucionarios, sino en evolucionarios.

EP3. ¿Es cierto que es usted el peor comprador del mundo?

K. V. A. Es cierto. Si quitamos mis 7.000 camisetas de Margiela y unas botas de Rick Owens, solo encontrarás en mi armario la ropa que yo diseño.

EP3. ¿Qué le llevó a buscar modelos exóticos para presentar sus colecciones?

K. V. A. Fue una reacción a una década de fiebre heroine chic. Siempre odié ese rollo.

EP3. Hace un año saltó a Internet que le iba a reemplazar Gareth Pugh. ¿Peligraba realmente su trabajo en Dior?

K. V. A. Lo pasé fatal por esos rumores. Pero el hecho es que aún sigo en el puesto.

EP3. Se mantiene lejos de las celebrities. No las viste, no se saca fotos con ellas, no las invita a sus desfiles. ¿Por qué?

K. V. A. Que yo diseñe y un actor sea famoso no significa que tengamos que ser amigos. Es tan superficial que me resulta extraño. Ese rollo de las celebrities ya está pasado. Marc Jacobs dice que se acabó. Así que se acabó.

Kris Van Assche fotografiado el 26 de junio en el backstage de su desfile para la temporada de verano 2011 de Dior Homme.

Kris Van Assche fotografiado el 26 de junio en el 'backstage' de su desfile para la temporada de verano 2011 de Dior Homme.
Kris Van Assche fotografiado el 26 de junio en el 'backstage' de su desfile para la temporada de verano 2011 de Dior Homme.GAETAN BERNARD

Vuelta al esmoquin.

Cuando en 2000 Hedi Slimane aceptó diseñar de la nada toda una firma masculina para Dior, acababa de diseñar el traje de boda de Brad Pitt y convertirse en el diseñador a reivindicar por prensa y famosos. Traía en la maleta lo aprendido en YSL Rive Gauche. Convirtió el esmoquin, fetiche de Yves Saint Laurent, en un look plausible para gente menor de cincuenta años. Pongamos, de veinte.

Ambiguo, poco viril, afectado. Los postulados de Slimane, a pesar del éxito mediático, tuvieron que plantar cara a la primera gran paradoja de Dior Homme: la gente con el poder adquisitivo para llevar sus prendas no tenía ni la edad ni la talla. Mientras, Karl Lagerfeld adelgazaba lo indecible para calzar sus trajes y Slimane rastreaba las next big things del rock antes de que el semanario musical NME les diera portada.

Con la toma de poder del belga Kris Van Assche, en 2007, asistimos no solo a una colección improvisada en un tiempo récord, sino a un auténtico cambio de valores. Seducido por el zoot suit, el tango y un aura new romantic, el diseñador se trajo de Argentina a los nutridos modelos que no le ofrecían las agencias para convertirlos en protagonistas de un tableaux vivant. El cambio abrupto puso espadas en alto.

La colección veraniega de la temporada en curso, presentada hace un año, supuso el primer gran respiro de Van Assche. Formas fluidas, tonos crudos y juegos de transparencias le valieron un beneplácito generalizado. Como él mismo dice: "Me lo jugué todo a una carta, sin pararme a pensar en si tenía que gustar o no. De repente, sólo me importaban dos cosas: la comodidad y la calidad de los materiales".

Para el verano de 2011, Van Assche opta por un minimal zen que lo mismo lidia con el cuello caftán que con la redefinición del pantalón globo. Su máximo hallazgo, las capas multiusos. Prosiguiendo con su particular búsqueda del exotismo, se trajo seis modelos de Kazajistán. Según él: "Cuando veo a estos chicos vistiendo mi ropa, me doy cuenta de que la moda no pertenece al establishment de París, sino que es un asunto global".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_