_
_
_
_
_
Reportaje:

Una hora menos para El Carme

El Ayuntamiento de Valencia propone que los hosteleros del centro recojan sus terrazas a las 00.30, en vez de a la 1.30

Pablo Ferri

Al ser la rueda de prensa en el cruce de la calle Cavallers con la plaza del Tossal, un punto tan céntrico de Valencia, los viandantes se detenían. Veían un montón de micrófonos en una mesa y gente hablándoles y escucharon que el Ayuntamiento de Valencia quiere que los bares y restaurantes del barrio recojan sus terrazas a las 00.30, una hora antes. Se quedaron a la escucha. Los que hablaban ayer a los micrófonos representan a la asociación de hostelería del barrio del Carmen (Albarca) y dicen que lo de cerrar las terrazas a las 00.30 no se puede permitir y menos en un contexto de crisis como el actual. Cuando acabaron, recogidos los micrófonos, uno de los viandantes, que resultó ser vecino y dueño del Café Infanta, explicó: "Imagina una pareja o un grupo de amigos que va al cine o a cenar y que luego piensa en ir a tomar algo. Van a pensar, ¿para qué vamos a ir a El Carme si cierran a las 00.30 y queda un cuarto de hora?".

Bares y vecinos quieren que se persiga el botellón
Un hostelero: "Si cerramos a las 00.30, ¿Quién vendrá aquí?"

La reducción del horario de las terrazas de los establecimientos es solo una de las medidas que el Ayuntamiento ha puesto sobre la mesa para El Carme. Además, contempla un mayor control policial en la zona, una restricción al tráfico o que los establecimientos de comida rápida echen el cierre temprano. Este régimen especial corresponde a la denominación de zona acústicamente saturada (ZAS), que ya funciona en el entorno de la calle Juan Llorens, en las inmediaciones de la facultad de Educación Física, conocida como zona Woody y en el barrio de San José, entre la avenida de Blasco Ibáñez y la calle Ramon Llull. Así, la última zona en la que el Consistorio va a establecer el ZAS es El Carme, la cuestión es cómo y si ese cómo satisface a vecinos y hosteleros.

Antoni Cassola, portavoz de la asociación vecinal Amics del Carme, ha trasladado al Ayuntamiento, en concreto a la Concejalía de Contaminación Acústica, que dirige Lourdes Bernal, sus pretensiones. "Estamos un poco impacientes", comenta, "pues nos tememos un año más con este marrón". No son las terrazas lo que más preocupa a Cassola, es el botellón, el desamparo de los vecinos ante esta práctica y la suciedad que genera, aunque el desalojo de las mesas callejeras fue a propuesta suya. Los hosteleros concuerdan en el asunto del botellón. "Lo primero que hay que hacer", leyó ayer Javier Pérez, de Albarca, "es luchar contra los músicos callejeros, el movimiento okupa, las mafias de lateros, el botellón y las tiendas de conveniencia". Amics del Carme lamenta que el Ayuntamiento se muestra firme en sus pretensiones, "no dice que no, pero tampoco que sí", dice Cassola. Los hosteleros, por su parte, defienden las terrazas: "Hay menos ruido cuando están funcionando que cuando se retiran", sentencian.

Los representantes de la asociación de hostelería de El Carmen se expresaban ayer ante los medios en la calle.
Los representantes de la asociación de hostelería de El Carmen se expresaban ayer ante los medios en la calle.S. CARREGUÍ
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_