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Reportaje:Los problemas del sector financiero

Otra vez el miedo y la falta de liquidez

Los mercados se secan a la espera de conocer el estado de los bancos

Íñigo de Barrón

"Guarda ese miedo que lo vela todo. Diciendo cosas que siempre suenan a triste. Todo ese ruido que el maldito invierno nunca se lleva, nunca se lleva", dice una canción del grupo Maldita Nerea. La letra no está pensada para definir lo que ocurre en los mercados financieros, pero muchos creen que esa psicología negativa es la que reina entre los inversores, que parecen ávidos de malas noticias de cualquier parte del mundo para encontrar razones para hundir mercados. Otros ejecutivos son más directos: "Los grandes inversores ganan dinero con los altibajos del mercado. No podemos estar en sus manos". Pero los Gobiernos, con escasas excepciones, no se han puesto de acuerdo para regular los mercados y el colapso continúa.

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Desde que empezaron las turbulencias en Grecia, ha regresado la desconfianza y se han cerrado los mercados de liquidez. Nadie presta a nadie porque tienen motivos para pensar que ocultan problemas, es decir, inversiones fallidas. Los bancos franceses y alemanes tienen la mayor parte de la deuda griega, pero los más sospechosos para los inversores son las entidades españolas por las propiedades inmobiliarias que guardan en sus balances. Los esfuerzos del Banco de España para dar transparencia a las cuentas bancarias, ofreciendo datos que no se conocen en otros países, no se han tenido en cuenta. La sequía de los mercados amenaza con cerrar el crédito a los bancos y, por tanto, a las empresas, con lo que se paralizaría la economía. Pese a que España está reduciendo con velocidad su dependencia del crédito exterior, aún necesita que los extranjeros le presten el 5% de lo que demandan las empresas. Otros países de la UE se autofinancian, por lo que viven la tensión de los mercados con menos nerviosismo.

Para romper esta situación, el Gobierno español pidió a la UE que acelere la publicación de las pruebas de resistencia o stress test de la banca. Estos cálculos reflejan cómo soportar el capital y la solvencia de un banco un escenario macroeconómico adverso. Zapatero se apresuró a decir que el Santander era el más solvente de Europa y que el BBVA estaba en el grupo de cabeza.

Muchos expertos son escépticos sobre la utilidad de estas pruebas. José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, apuesta por una dosis de realismo para que fluya el crédito. "Se deben hacer los stress test con máxima seriedad, con criterios homogéneos en toda Europa y que reflejen qué entidades pueden tener problemas. Para estas se debe ofrecer ayuda pública porque si no es como dejarlos al alcance de los cocodrilos. En EE UU los hicieron, sin apretarles mucho por cierto, y la experiencia fue buena. El crédito empezó a fluir".

Pero no todos quieren, sobre todo los alemanes. El presidente del Bundesbank y miembro del BCE, Axel Weber, se reunió con 16 entidades hace días y les dijo que deberían preparar planes de emergencia para ampliar capital por si no consiguieran superar las pruebas de resistencia.

Mientras tanto, la mayoría reclama más actividad al Banco Central Europeo (BCE) para dar fluidez al crédito. Esta institución ha terminado con los préstamos a un año y solo lo hace a tres meses. "El BCE es el prestamista de última instancia y debe cumplir su papel. Con las subasta a un máximo de tres meses, no lo está haciendo", dice Joaquín Maudos, profesor de la Universidad de Valencia. Un alto ejecutivo recuerda que cuando se implantó la moneda única, los países renunciaron a sus bancos centrales como financiadores porque estaba el BCE. Aunque llegara su manguera, muchos creen que el dinero del BCE sirve para atender los vencimientos, pero no para dar créditos. Es decir, no es la solución definitiva.

"Para romper con este pesimismo es necesario que lleguen buenas noticias macroeconómi-cas, de los mercados de deuda soberana y de los stress test", dice el responsable de una entidad. Demasiado difícil. Seguirán las curvas.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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